Una abogada en el corazón de la maquinaria represiva de Rusia
La testigo coloca su texto en el atril, de cara a la juez del tribunal de Moscú, y comienza a leer en voz alta: “Este hombre es un mentiroso, es propenso a las maquinaciones, es miembro de una secta política antirrusa”.
El hombre está en la sala, en la jaula de cristal reservada a los acusados. Allí escucha a esta mujer decir que debe pudrirse en la cárcel porque se opone a la guerra en Ucrania.
Su abogada, Maria Eismont, escucha con un aire de incredulidad. Después de cinco minutos, se levanta e interrumpe la declaración.
Afp ha seguido durante dos semanas a Eismont, de 47 años, especialista en la defensa de opositores. En medio de la ola represiva en Rusia, ella habla de sus motivaciones y cuenta la historia del sistema desde adentro.
“Este testimonio no responde a la pregunta. Estamos escuchando una lección muy extraña, una especie de rumor, un texto que habla de personas que no tienen nada que ver con el caso”, denuncia la abogada con su voz aguda y algo ronca.
El acusado, Dmitri Ivanov, de 23 años, presentaba un programa de oposición en el canal de mensajería Telegram dirigido a los estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú. Fue detenido en abril y acusado de “difusión de informaciones falsas” sobre el ejército, por lo cual se expone a 10 años de prisión.
La testigo, Liudmila Grigorieva, de 62 años, es investigadora de Física y Química en la misma universidad, la más prestigiosa del país. “¿Usted ha estado en Mariupol o en Bucha?”, le pregunta Eismont, citando dos ciudades ucranianas donde el ejército ruso fue acusado de abusos.
“No, pero tengo familia en Donetsk“, capital de los separatistas prorrusos en el este ucraniano, responde. “Yo sé lo que está pasando gracias a ellos y al ministerio ruso de Defensa”.
Eismont sale decepcionada de la audiencia. Lamenta que el relato del ejército ruso se utilice como una “verdad a priori” en el juicio, sin ninguna verificación de hechos.