Suecia es vista, en general, como uno de los países más liberales y progresistas de Europa. Las tendencias que surgieron en el país nórdico a menudo se trasladaron al sur e influyeron en el resto del continente.
Desde un punto de vista político, el país ha sido fuertemente moldeado por el Partido Socialdemócrata, que ha ganado la mayoría de las elecciones en el último siglo. Pero la primera ministra, Magdalena Andersson, podría ver caer el apoyo de su formación a un mínimo histórico.
Las encuestas previas a las elecciones generales del 11 de septiembre muestran que muchos ciudadanos se están desplazando hacia posiciones más conservadoras. De hecho, todo el mundo habla de los emergentes Demócratas Suecos, una opción impensable en el panorama político nacional hace una década.
Alrededor del 20% dice estar listo para votar por esta lista nacionalista y de extrema derecha.
Pero, ¿qué ha cambiado en el país? ¿Por qué la gente no está segura de hacia dónde se dirige Suecia? ¿Y qué piensan los cristianos sobre los temas apremiantes?
“El cambio general ya fue visible en las elecciones anteriores, en 2018. Mucha gente siente que los socialdemócratas no las soluciones para los temas candentes de hoy”, dice Olof Edsinger, un teólogo que dirige la Alianza Evangélica Sueca y el Movimiento de Lausana en el país.
En oposición a las políticas del gobierno, ha crecido un movimiento de derecha. “En los últimos años, todo el panorama político ha sido moldeado por la forma en que los partidos se relacionan con los nacionalistas demócratas suecos”, señala. “Hace cuatro años, los partidos conservadores tradicionales facilitaron el camino al poder de la izquierda para frenar lo que se consideraba una irrupción de la extrema derecha. Esta vez, sin embargo, las cosas pueden cambiar”, considera Edsinger.
“Estas elecciones serán para morederse las uñas”, señala Per Ewert, líder del grupo cristiano de expertos sueco Clapham Institute. “Si los socialdemócratas pierden el poder este domingo, será principalmente por la ruptura del contrato social”, añade.
En otras palabras, “la sociedad sueca no está funcionando tan bien como hace algunas décadas”. “Una situación similar surgió en 1976, cuando los problemas sociales llevaron a los socialdemócratas a perder el poder por primera vez en 44 años. Ahora mismo, el equilibrio entre los dos bloques parece exactamente igualado”, remarca.
Pero más allá de las campañas políticas partidistas, ¿cuáles son los problemas que percibe la gente en la calle?
Edsinger lo resume como “el crimen, la inmigración y el precio de la energía”. “Suecia ha visto un gran aumento en los homicidios por disparo en los últimos años, principalmente entre bandas criminales, y esto asusta a mucha gente común”, dice.
Sweden, SKOP poll:
S-S&D: 28%
SD-ECR: 20% (+2)
M-EPP: 18% (-1)
V-LEFT: 8%
MP-G/EFA: 8%
C-RE: 7%
KD-EPP: 6%
L-RE: 5% (-1)+/- vs. 2-5 September 2022
Fieldwork: 3-6 September 2022
Sample size: 1,406
➤ https://t.co/rsoqcYChNY pic.twitter.com/fKhpLmiEGm
— Europe Elects (@EuropeElects) September 7, 2022
Ewert coincide con este planteamiento. “La violencia de las bandas ha acosado a Suecia en una escala muy preocupante en los últimos años”, apunta, hasta el punto de que incluso el gobierno de izquierda “se da cuenta de que se deben tomar medidas más duras contra el crimen”.
Otro debate controvertido tiene que ver con el porcentaje de extranjeros en Suecia. Cada año, alrededor de 100.000 migrantes llegan al país, de 9 millones de habitantes. Algunos ven una correlación entre el aumento de los delitos y la inmigración, mientras que otros exigen mejores políticas de integración.
Muchos de estos temas son cuestión de debate fuera de las ciudades. “La ‘ideología despierta’ de gran parte de la élite política sueca no recibe aplausos en las zonas rurales”, sobre todo porque la gente de estas regiones “a menudo se sienten perdedores tanto en el ámbito de la inmigración (con un gran desempleo) como en el ámbito de la política ambiental”, explica Edsinger.
“Los desafíos de integración son mayores en los suburbios de las ciudades”, agrega Ewert, mientras que “la frustración por el fracaso del contrato social puede ser mayor en el campo”.
Este domingo también se celebran elecciones municipales y regionales, y las diferencias en la votación pueden mostrar la creciente división entre las ciudades, de corte más progresista, y los pueblos, habitualmente más conservadores.
No sorprende que la polarización sea una de las realidades que más preocupan a los cristianos en Suecia.
“Hemos perdido gran parte de nuestra ‘intuición democrática’, y en su lugar tratamos de hacer que todos piensen como nosotros, lo que básicamente conduce al totalitarismo”, advierte el secretario general de la Alianza Evangélica Sueca. Edsinger apunta al wokism (este concepto ha llegado a España como ‘despiertismo’), una corriente sociológica que ha seguido de cerca en los últimos años y que considera “intolerante”.
Mientras tanto, el investigador del Instituto Clapham rastrea muchos de los problemas de la sociedad sueca hasta “el nivel extremo del individualismo secular que surgió en Suecia a partir de la década de 1990”. Con base en esa filosofía, “creamos una mezcla peculiar de una cosmovisión secular sin valores y donde el individuo es el centro de todo, y una creciente población musulmana con valores muy diferentes y un desprecio por la sociedad sueca y nuestros valores”. Ewert ve en esta “mezcla de sistemas de valores muy opuestos un gran desafío tanto para el contrato social como para los valores bíblicos”.
En este contexto, el líder de la Alianza Evangélica ve una “creciente conciencia a nivel de base, sobre todo dentro del movimiento de oración, de que estamos en una crisis espiritual”. Los cristianos también “ven muchos frutos en la evangelización en estos días, especialmente (pero no solo) entre las comunidades de la diáspora”.
Ewert está de acuerdo en que hay “aliento para la iglesia” frente a “la frustración que vemos entre los suecos y la realidad que retrocede”. Las “deficiencias en la filosofía secular-individualista” son cada vez más evidentes, mientras que también es obvio que “el islam no es la respuesta a los desafíos de la sociedad”. Esta es una “oportunidad fantástica para que la iglesia intervenga y proclame el evangelio como una solución, tanto para el individuo como para la sociedad”.
“Diría que la necesidad más importante para los cristianos individuales y para las iglesias y denominaciones es tomar partido por nuestra confesión en un ambiente muy secular”, concluye Per Ewert. “Recuerdomes a los tres amigos de Daniel que se negaron a inclinarse ante la estatua de oro y fueron librados del fuego y recompensados por el rey. Las oraciones por confianza y audacia entre los cristianos en Suecia serían muy apreciadas”, subraya.
“Oren por las próximas elecciones, por la polarización”, pide Edsinger, y agrega una tercera petición: “La secularización de la iglesia y los temas LGTBIQ+ también se debaten acaloradamente en algunas comunidades evangélicas y pentecostales”, señala.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL – Internacional
– “La sociedad sueca no está funcionando tan bien como hace algunas décadas”