Cada vez que Donovan Carrillo salta sobre la pista de hielo, cada uno de sus músculos se comprime para conseguir el movimiento que su mente ordena. El patinaje artístico no es solo baile, deporte, fuerza física, implica también meditación, visualización y no enfocarse en los miedos, por más humano que sea el pensamiento.
“Tal cual nunca me había preguntado cuáles son mis miedos. Puedo decir que es no lograr lo que sé hacer. Realmente trato de no poner tanto mi enfoque en el miedo, aunque sé que es algo que nos protege y nos da quizá seguridad para no ponernos en riesgo. Como deportistas no podemos cerrarnos en esa situación, porque nuestro crecimiento viene cuando pasamos esas barreras y nos enfrentamos a nuestros mayores miedos. Cuando estas sensaciones aparecen en mis entrenamientos trato de no prestarles tanto atención y hacer mi trabajo”.
Son 22 años de edad recorridos rompiendo estereotipos desde la niñez, buscando lugares de entrenamiento en México para un deporte invernal, ingeniando fuentes de financiamiento al inicio, como vender libretas al estilo manual de técnicas para mejorar el patinaje. Los primeros pasos en la pista de hielo fueron a los 8 años y los que Donovan dará en Beijing 2022 significan la materialización del sueño de los Juegos Olímpicos de invierno.
Los últimos patinadores artísticos sobre hielo que representaron a México en una justa invernal fueron Ricardo Olavarrieta y Mayda Navarro en Albertville, Francia en 1992. Ahora llega Donovan con un palmarés que va sumando trayectoria y reconocimiento internacional desde el año 2013. Es de Zapopan, Jalisco, mide 1.68 metros de estatura, pesa 69 kilogramos y al escribir su nombre en internet aparece en la búsqueda la competencia del 2016 en el Junior Grand Prix de Japón, donde interpretó la canción de Juan Gabriel “Hasta que te conocí”, que eligió porque es la favorita de su madre.
Con el tiempo ha conseguido ejecutar saltos con mayor grado de dificultad, como el cuádruple Salchow, el triple Axel. La mentalización preolímpica no comenzó cuando le confirmaron su lugar en Beijing, sino desde antes en cada competencia de su vida cuando aprendió a visualizarse ejecutando sobre la pista su mejor salto. En el Campeonato Mundial de Estocolmo, Suecia del 2021 obtuvo la posición número 20, con ello, la Unión Internacional de Patinaje Artístico le otorgó un lugar en los Olímpicos al repartir 24 boletos.
“Estos últimos dos años han sido muy fructíferos porque hemos trabajado saltos complejos como los cuádruple, hemos aterrizado dos de los seis existentes que hay. Aterrizaré más sin poner en riesgo mi salud y teniendo los cuidados necesarios. Cuando hago un salto aprieto todos los músculos que tengo conscientes, todos trabajan y tienen su momento para hacer que funcione. Es muy pesado aunque no parezca y digan que sólo bailo en el hielo. El patinaje es un deporte en el que no solo se enfoca la fuerza en las piernas, es muy completo”.