Un accidente en el polígono industrial Montsolís dejó dos muertos y una veintena de heridos leves en 2020. Uno de los afectados ha escrito una carta a Entre Todos explicando cómo ese siniestro sigue presente en su día a día
“Hoy hace dos años que una terrible e inesperada explosión nos cambió la vida”. Así arranca la carta que Lluís Ribas ha enviado a la sección Entre Todos de EL PERIÓDICO. Su negocio fue uno de los muchos afectados por una deflagración producida por una manipulación errónea en un depósito de la vecina Proquibasa, una empresa de productos químicos situada en la Via Trajana. “En pocos segundos todo a su alrededor quedó destrozado: coches, paredes, techos y, desgraciadamente, personas”, recuerda en su misiva. Murieron dos personas y otras veinte resultaron heridas leves.La empresa de Ribas, dedicada a la fabricación de helado artesanal, salió malparada ese fatídico 10 de marzo de 2020. Hoy todavía arrastran unas goteras provocadas por el impacto de un cascote. “Me libré por muy poco. Solo hacía cinco minutos que había marchado a comer. Como yo, muchos habían marchado. La tragedia podría habría sido mucho mayor”, explica vía telefónica a este diario, que recupera ahora un tema engullido por la actualidad informativa de la pandemia. Solo tres días después del accidente se declaró el estado de alarma en España para frenar el por entonces vertiginoso avance de la pandemia.
Si bien entiende que el contexto era muy diferente, el lector no puede evitar establecer comparaciones con una explosión similar en la planta de Iqoxe en Tarragona, ocurrida tan solo dos meses antes y saldada con tres muertos. “Aquí nadie de la administración ha querido estar junto a los afectados. Han pasado dos años y todavía nadie nos ha dado una versión oficial de lo que pasó y de si han tomado medidas para que no vuelva a pasar”, sostiene Ribas, que lo poco que ha sabido al respecto ha sido gracias a la prensa, asegura. “Vinieron del Ayuntamiento el día después, se hicieron la foto y ya nada más hemos sabido de ellos, aunque he intentado pedir explicaciones en varios ‘consells de barri’, añade el empresario, que se ha sentido “perdido y desamparado” por parte de las autoridades.
La explosión en uno de los depósitos de Proquibasa, al que estaban efectuando una prueba de presión, provocó una lluvia de grandes cascotes que cayeron sobre las naves vecinas. “Fue un auténtico volcán, escupió bloques de cemento que volaron y alcanzaron nuestras oficinas”, recuerda Riba, que cifra en unos 80.000 euros los daños tangibles o físicos, incluyendo maquinaria, ordenadores y muebles. Esa cifra sería mucho mayor si sumara los daños sufridos por la nave, de la que no son propietarios, o lo que dejaron de ganar por el frenazo que sufrió su producción. “Nuestro seguro apenas nos ha cubierto los helados que se estropearon por la falta de luz”, se queja el lector, que considera que las administraciones podría haber hecho mucho más. Para empezar, enumera, no cobrando impuestos como el de actividad y el de residuos cuando tenían la persiana bajada. También acompañando a los afectados.Con todo, la empresa de Riba ya funciona a pleno rendimiento en una nave rehabilitada -que todavía presenta algunas deficiencias- y confía en poder recuperarse poco a poco del bache sufrido durante casi nueve meses sin poder trabajar con normalidad. Otras empresas del polígono, añade, quizá no tengan tanta suerte si no cobran antes del seguro. “Los abogados nos dicen que se están peritando unas 250 demandas, entre los afectados directos e indirectos, y eso puede demorar unos dos años el juicio”, apunta.
“Cumplen con la normativa”
Las letras de Proquibasa han desaparecido de la fachada de la nave de infausto recuerdo, en el 47 de la Via Trajana. La empresa fue comprada a finales de 2021 por el grupo alemán Oqema. Esta empresa química se dedica a la “distribución, fabricación y comercialización de productos químicos”. Para Ribas y otros vecinos es preocupante, más si cabe con estos antecedentes, que una empresa del sector químico siga operando en un polígono como Montsolís, tan próximo al centro urbano. Este diario se ha puesto en contacto con los responsables de Oqema en Barcelona para compartir esta inquietud y se limitan a puntualizar que en el accidente en Proquibasa no intervinieron sustancias químicas, sino que “se produjo por la explosión en seco de un depósito vacío”. Asimismo, añaden que “la empresa ha cumplido siempre con la legalidad vigente y ha estado a disposición y facilitado la información que le ha sido recabada por las Administraciones competentes”.
Fuentes del departamento de Empresa i Treball de la Generalitat recuerdan a EL PERIÓDICO que abrieron expediente informativo cuando se produjo el siniestro y que constataron que la empresa Proquibasa disponía de parque de almacenamiento de productos químicos -tanto peligrosos como no peligrosos- que “cumplen con la normativa que les corresponde”. En el mismo expediente se constató también que en esa nave no se realiza ningún tipo de reacción química ni manipulan productos químicos a excepción del reenvasado de sustancias de recipientes fijos a móviles. Por este motivo, subrayan, la empresa “no está afectada por la legislación vigente de accidentes graves”.
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