“Es muy probable que los sucesos del 6 de enero y la aprobación de Trump entre republicanos moderados y electores independientes presionen a la dirigencia del partido republicano a apoyar a DeSantis o al senador afroamericano Tim Scott de Carolina del Sur para la presidencia con el fin de vencer a Biden”, afirma Aguilar.
Trump aún es un personaje polémico y visto por estrategas republicanos como un candidato de alto riesgo. Sin embargo, su incidencia en la elección intermedia y en el partido republicano seguirá vigente en el futuro cercano.
Si bien faltan dos años para la elección presidencial, Trump sigue manteniendo altos niveles de popularidad con la base republicana, sobre todo en los campos de batalla (estados) que definen las elecciones presidenciales.
“Por ejemplo Georgia, Trump tiene muy buena popularidad con la base republicana de casi el 86%, Carolina del Norte trae 87%, en Ohio 80% y en estados como Pensilvania (que son estados importantes) tiene 77%”, explicó Aguilar.
Todo pasa por las elecciones intermedias de noviembre.
“Si los candidatos ayudados por Trump ganan tanto en el Senado de Estados Unidos como en la gobernatura de Georgia, esto sí le ayudaría a Trump a reivindicar su postura como supuesta víctima de fraude electoral.
Le ayudaría a cambiar el equilibrio de poder en el senado particularmente con su candidato Herschel Walker, inclinando la balanza a favor de los republicanos”, afirma Aguilar.