Una sorpresa aguardaba al creador de “black-ish” Kenya Barris y su familia en una visita de 2016 al recientemente inaugurado Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense en Washington: Una exposición sobre su serie de comedia estaba abierta al público.
“Fue muy, muy emotivo”, ver el honor, dijo Barris. El creador regresó al museo, que pertenece a la red de museos nacionales Smithsonian, este mes para recibir un deslumbrante saludo para “black-ish” que está por terminar tras ocho temporadas.
“Fue surreal. Smithsonian, como marca, está vinculado a cosas perdurables, que son parte del ADN principal de este mundo. Poner nuestro programa en él fue muy significativo para mí”, dijo.
Las series de comedia, especialmente las centradas en familias, probablemente se graban más en la memoria de la gente que los museos. Los espectadores han crecido con programas como “The Brady Bunch” (“La tribu Brady”), “Good Times” (“Buenos tiempos”) y “Full House” (“Tres por tres”), las series y sus personajes son amados mucho más allá del tiempo que duran al aire.
Al juzgar por sus admiradores, parece que lo mismo ocurrirá con “black-ish”, que transmitirá su final de media hora el martes a las 9 p.m. de Nueva York (0100 GMT) por ABC, seguido de su estreno en Hulu a la media noche (0400 GMT). Tras el final se transmitirá el especial “black-ish: A Celebration” en ABC.
Pero el programa era una rareza para la televisión abierta de Estados Unidos: el retrato de los Johnson, una familia de color rica y unida, cuyas historias eran moldeadas por creadores negros.
“Recuerdo cuando se estrenó por primera vez, me preocupaba que fuera seria y desconcertante, o realmente triste y cómica”, al basarse en personajes estereotípicos que podrían o no podrían existir en la vida real, dijo el espectador Onaje Harper. Durante la pandemia se volvió un fan y comenzó a ver la serie en maratón, haciendo a un lado las críticas sobre que no es “real”.
“Quizá no sea real para ellos, pero es mi vida cotidiana”, dijo Harper, quien es educador y se convirtió en empresario en Dallas, nieto de profesionistas negros. Harper recordó sentir lo mismo sobre las críticas a “The Cosby Show” (“El show de Bill Cosby”), un retrato del siglo XX de una familia afroestadounidense rica.
Pero “black-ish” se distingue porque tiene una visión sobre la raza más matizada, comenzando con el título que refleja el temor del padre Andre “Dre” Johnson sobre que la riqueza pueda separar a sus hijos de su identidad étnica. También tiene una visión aguda sobre las relaciones de raza, dijo Harper.
Mencionó un episodio en el que la doctora Rainbow “Bow” Johnson, interpretada por Tracee Ellis Ross, es una madre preocupada que se ofrece como voluntaria para un evento escolar de recaudación de fondos. Uno de los padres de familia blancos le ofrece ayuda, lo que el programa imagina como una forma de decir “creo que vas a fracasar y no lo puedes comprender”, recordó Harper.
“Me morí de risa porque los padres en la escuela de mi hija son increíbles, pero solemos irnos de ese lugar pensando ‘por Dios, espero que nuestra hija lo esté disfrutando por lo menos’”, dijo Harper.
Jerry McCormick creció viendo las comedias de Bob Newhart y “Good Times” en las décadas de 1970 y 80, entre otras. Comparó “black-ish” como si fuera una comedia de esa época.
“Nunca vimos gente rica negra en televisión, fuera de ‘The Jeffersons’ (Los Jefferson)”, dijo McCormick de San Diego, quien trabaja en comunicación y como profesor de periodismo. “Crecí en Carolina del Sur y ayudaba tener eso (al aire) porque era aspiracional”.
McCormick ve ‘black-ish” como “el nieto de ‘The Jeffersons’ y el hijo de ‘The Cosby Show’. Tienes a Dre y Bow, una pareja que realmente se procura, crían a sus hijos, se hacen cargo de su casa y los hijos no los están sobrepasando”.
Ladinia Brown, una investigadora de fraudes de Nueva York, dijo que le encanta “la realidad” de la serie. “Es graciosa porque muchas cosas son simplemente verdad”, dijo. Mencionó un episodio favorito en el que se aborda el tema del colorismo, la discriminación dentro de una comunidad étnica contra aquellos con piel más oscura.
“Eso resonó conmigo porque mis hijos son como los colores del arcoíris, todos tienen complexiones diferentes y lo mismo pasa en mi familia”, dijo. “Realmente comprendí cuando estaban abordando la forma en la que la gente es tratada diferente dentro de la misma raza afroestadounidense”.
Su hija, Emily Johnson de 19 años, celebró la forma en la que el show aborda temas, desde aquellos más importantes hasta los más mundanos, que forman parte de la vida negra, pero que muchas veces son ignorados en pantalla. Un ejemplo: El dilema de una adolescente sobre seguir alaciándose el cabello o dejarlo al natural.
“Cuando era más joven no me gustaba para nada mi cabello porque sentía que era difícil de controlar y no me gustaba cómo se veía”, dijo Johnson. “Pero con el tiempo aprecié mi cabello y después vi el episodio y me gustó cuando (ellos) hablan sobre las cosas que puede hacer el pelo de la gente negra”.
“Black-ish” también se convirtió en un vehículo para capítulos sobrios y matizados sobre racismo, brutalidad policiaca y, en un duro episodio de 2018, el impacto de la presidencia de Donald Trump. El episodio fue enviado a la bóveda por ABC, pero finalmente se estrenó dos años más tarde en Hulu.
La meta es “contar historias que tratan de algo, contar historias que tengan un punto, que están realmente tratando de decir algo. De eso se trataba la televisión hace mucho tiempo”, dijo Barris, ya sean sermones morales del padre en “Leave It to Beaver” o la sátira social de Norman Lear en “All in the Family” (“Mi familia”) y “Maude”.
Aunque “black-ish” abordó temas espinosos, nunca se quedó sin risas en sus más de 170 episodios, dijo Courtney Lilly, una de las guionistas de la serie desde la primera temporada y quien eventualmente se convirtió en productora ejecutiva.
“Obviamente hubo episodios en los que nos aseguramos de que abordáramos esos asuntos. Pero incluso al hacerlo era relevante y gracioso”, dijo Lilly.
La serie ganó un prestigioso Premio Peabody y otros reconocimientos, incluyendo múltiples Premios Image de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP por sus iniciales en inglés) para Anderson, Ross, Deon Cole y la joven actriz Marsai Martin, pero los codiciados Emmy se mantuvieron fuera de su alcance.
Al preguntarle sobre el legado del programa, Barris señaló su enfoque hacia aquellos que se sienten ignorados en el mundo, sin importar su etnicidad, y cómo ‘black-ish’ buscó borrar las divisiones.
“Se suele considerar grosero hablar sobre ciertos temas que hacen que la gente se sienta incómoda. Hicimos eso y en la comodidad de sus hogares”, dijo. “Creo que hizo que la gente se sintiera más cerca de personas de las que quizá no habían estado cerca antes”.