El Pontífice recomendó leer ‘Hermanito’, de Amets Arzallus, durante la rueda de prensa que dio en el avión tras su viaje oficial a Malta
El Papa sorprendió este lunes a Ibrahima Balde. Durante la rueda de prensa que dio en el vuelo de regreso de su viaje oficial a Malta, tuvo unas palabras para él. Este joven guineano relató su historia a Amets Arzallus, un relato que arranca en su país natal, que tuvo que abandonar a la fuerza, hasta llegar a Irún. Lo hizo para encontrar a la persona que más quería: su hermano pequeño. Fue uno de tantos inmigrantes que cruzan a diario el Mediterráneo en busca de algo mejor.
Su periplo fue recogido en un libro, ‘Miñan’ (Ed. Susa), que luego fue traducido a castellano, ‘Hermanito’ (Ed. Blackie Boots. Traducción: Ander Izaguirre). Una mirada ingenua y poética que ayer recomendaba Francisco a los periodistas en su discurso. «Es un tema que toca el corazón de todo el mundo. Al igual que Europa hace sitio generosamente a los ucranianos que llaman a la puerta, también lo debe hacer con quienes vienen del Mediterráneo», dijo.
Lo hizo conmovido también por su visita a un centro de acogida: «Las cosas que he oído allí son terribles. El sufrimiento de estas personas para llegar hasta aquí me emocionó mucho». Y añadió: «Testimonios y sufrimientos que están en el libro que salió en español bajo el título de ‘Hermanito’. Os pido que reflexionéis sobre este tema».
La historia de Balde, relatada con sumo cariño por el escritor vascofrances Arzallus, ha cruzado más fronteras que su protagonista. Y la mención del Pontífice ha llenado de satisfacción al autor. «No sabía nada y me he enterado a mediodía. Me ha cogido por sorpresa. Me he alegrado porque le ha llegado el libro», ha relatado. Le ha gustado la mención, «sobre todo por el contexto de su afirmación». Él también considera que no se le está dando el mismo trato al drama de la inmigración africana frente al de los ucranios.
Mientras esto sucede, Balde sigue con su vida en Madrid, donde trabaja de mecánico. Los derechos de autor de ‘Hermanito’ le ayudan a pagar la escuela a sus hermanas y el piso en el que vive su madre. Ellas siguen en Guinea Conakry. El libro, que seguro que notará el ’empujón’ del Papa Francisco en ventas, se ha traducido a ocho idiomas y ha recibido varios premios.