De unos prototipos que Mariscal diseñó a principios de los año 80 nació la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona Cobi, un proceso creativo que el artista ha recuperado y transformado en formato digital para su próxima colección de NFT.
El objetivo, según Mariscal, es “que mucha gente con muy poco dinero pueda tener algo original“. Él lleva creando sus diseños en digital desde 1983, por eso, cuando la gente le pedía un original firmado les tenía que decir que “no podía ser”, ya que estaba dentro del ordenador.
Ahora, 30 años después puede vender sus originales gracias a las plataformas de arte digital. Pera ello, se utilizan los NFT, por sus siglas ‘token no fungible’, que son los certificados que aseguran la propiedad sobre una obra digital.
La dificultad a la hora de comprarlos es que para hacerlo “se necesita tener un monedero de criptomonedas“, tal y como explica Carlos Iglesias, CEO de ‘Runroom’, quien afirma que este es el motivo por el que “quienes están comprando NFT son personas con un alto confort tecnológico“.
Democratización de los NFT
Democratizar los NFT ha sido el reto de ‘Leofy.io’, una startup de Barcelona, que lanzará en abril la primera plataforma del mundo en la que se podrán comprar NFT con tarjeta de crédito.
“Nuestra idea es democratizarlos y, de esta forma, será como comprar un jersey”, asegura Arnau Torné, cofundador de ‘Leofy.io’. En su catálogo, cuentan con ilustradores como Mariscal, artistas de la música a niel internacional y escritores, entre otros, que son ya la gran revolución del coleccionismo digital. En 2021, los NFT generaron más de 55.000 millones de dólares, un 11% más que el arte tradicional.