Cada cuatro años, el mundo se paraliza frente a la celebración de un mundial de fútbol. En 2022, la cita tiene como epicentro a Qatar, un territorio que en el año 2010 obtuvo el premio de ser sede del evento; sin embargo, desde el anuncio hasta la fecha, el país no ha dejado de ser noticia por hechos negativos.
Entre sospechas de corrupción, abuso a sus trabajadores y mujeres, además de discriminación contra la comunidad LGBTQ, Qatar entra la historia como una de las sedes con más criticadas para organizar el Mundial.
¿Por qué Qatar?
La pregunta del millón. Aunque cada país afiliado de la FIFA tiene el derecho de postularse, el proceso de selección descarta con fuerza hasta llegar al territorio ideal. Pese a que los finalistas deben cumplir con una serie de requisitos, al ver el nombre de Qatar en la lista, propios y extraños se sorprendieron ante la poca tradición en la disciplina de dicha nación.
El 2 de diciembre de 2010, Qatar celebró el visto bueno de la FIFA para albergar la Copa del Mundo, pero a su vez nacieron los rumores sobre supuesta corrupción para que la mayoría de los votos les aseguraran la organización.
Una investigación arrancó y hasta la fecha se mantiene. El año pasado, por ejemplo, el expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, debió comparecer ante investigadores de la Oficina Central de Lucha contra la Corrupción y las Infracciones Financieras para hablar sobre el tema.
Según el organismo, un almuerzo en noviembre de 2010 apunta a Blatter; Michel Platini, expresidente de la UEFA; y altos dirigentes qataríes, quienes pactaron a favor del Mundial en Qatar.
Hasta la fecha no se han dado mayores conclusiones respecto a la pesquisa.
Explotación
Una vez Qatar conoció que llevaría a cabo el Mundial, inició la planificación para la construcción de las obras que albergarán la poderosa cita. Pese a que el tiempo corrió a favor del país, las denuncias sobre explotación a los trabajadores en la construcción de los estadios comenzaron a hacer ruido.
Amnistía Internacional recogió reclamos por parte de trabajadores inmigrantes de Bangladesh, India y Nepal, quienes formaron parte de las reformas del estadio Jalifa, en donde el trabajo forzado y los bajos pagos formaron parte de sus numerosas jornadas.
Según datos del informe presentado por el organismo, alrededor de 3 mil 200 personas -en su mayoría migrantes- estuvieron presente en la obra de reforma del Jalifa, quienes sumaron en promedio unos $200 al mes por sus labores.
Las condiciones de vida que se les brindó fue más que deplorable, con denuncias de trabajadores compartiendo habitación con otros siete en sitios planificados para cuatro empleados.
“Estoy harto de este lugar”, contó a Amnistía Internacional un trabajador nepalí identificado como Kamal. “El trabajo es duro, el campamento está sucio y todavía no he recibido una paga”.
Qatar y sus castigos habituales
Uno de los casos más llamativos de los últimos meses que describen cómo funcionan las leyes del país -y cómo marcha a contra corriente para el resto de numerosas naciones- tuvo que ver con la agresión a la que fue sometida una joven mexicana que se encontraba en Qatar para trabajar como parte del comité organizador de la cita.
Schietekat fue víctima de asalto a su vivienda, por parte de un ciudadano de origen colombiano, que ella había conocido en un grupo de latinoamericanos en Qatar; sin embargo, fue ella quien recibió el peso de la ley local por su denuncia.
La joven tienen cargos de indecencia en Qatar -donde los latigazos son parte de la sentencia- debido a que presentó una denuncia por acoso sexual en su contra.
El violador y golpeador que ella acusó fue absuelto, mientras ella mantiene cargos en Qatar.
El hecho ocurrió el 7 de junio del 2021.
Prohibido manifestar su amor
En diciembre del año pasado, la organización brindó información que no pasó por debajo de la mesa, pues el presidente del comité que desarrolla la cita, Nasser Al-Khater, aclaró que si bien estará garantizada la seguridad para la comunidad LGBTQ, pidió evitar muestras de afecto en público.
Qatar figura como uno de los 69 países que castiga la homosexualidad, por lo que una de las grandes incógnitas respecto a la organización tenía que ver con cómo se manejaría el tema entendiendo que un Mundial de fútbol es un espectáculo que llama la atención de todo el planeta.
Incluso Qatar es capaz de imponer penas judiciales a los homosexuales, un tópico por el cual el país ha recibido constantes críticas.
Bajo el calificativo de “conservador”, el país puede imponer penas de años en prisión para aquellas personas del mismo sexo que demuestren su afecto en público.
“Qatar y los países vecinos son mucho más conservadores y pedimos a los aficionados que respeten. Estamos seguros de que lo harán, así como nosotros respetamos las diferentes culturas, esperamos que la nuestra también lo sea”, manifestó en entrevista con la cadena de noticias CNN Al-Khater.
De acuerdo con el presidente del comité organizador del Mundial, “las demostraciones públicas de afecto están mal vistas y esto se aplica a todos”.