Según explicó Bulgheroni durante un encuentro de CEOs celebrado por el IAPG en la Expo Argentina Oil&Gas 2022 en La Rural, la iniciativa demandará una inversión de entre u$s10.000 y u$s15.000 millones, e incluye la construcción de una planta de GNL, un gasoducto desde Vaca Muerta y obras de almacenamiento e infraestructura portuaria para la generación progresiva de entre 4,5 a 13 millones de toneladas de GNL. “Esto puede lograrse a través de un consorcio liderado por YPF, y queremos que incluya todas las productoras que son las operadoras de las moléculas, con empresas que hayan tenido experiencia en manejo de estas plantas y los eventuales compradores”, sostuvo el CEO de PAE.
La propuesta de PAE coincide con la creciente demanda de GNL en el mundo, necesario para sostener la reactivación económica global tras la pandemia y para cumplir las metas de descarbonización, en un clima de tensión internacional por el precio de la energía derivado del conflicto entre Rusia y Ucrania. Marcos Bulgheroni vaticinó que en el actual contexto de reordenamiento geopolítico y de transición energética la demanda de GNL no solo crecerá, sino que su consumo aumentará exponencialmente en el mundo. Una oportunidad en medio de la crisis.
“El contexto ya era complicado desde antes. Ahora Europa tiene que reemplazar el gas natural de Rusia porque las políticas de seguridad nacional toman preminencia sobre el mercado, pero ahí el problema es el GNL porque no existen cantidades adicionales de oferta para cubrir esa demanda”, evaluó.
Como anticipó Ámbito, de este tema habló Martín Guzmán con las principales petroleras de Estados Unidos en su reciente gira por Houston. Allí, el ministro de Economía ofreció los recursos de Vaca Muerta a cambio de los 60 buques de GNL a precio razonable que necesita el país este año, más la posibilidad de instalar una planta de GNL en la Patagonia. EEUU posee ocho plantas activas de GNL y más de 1.000 tanqueros navegando por los océanos, principalmente afectados a la provisión en Europa y Asia, ante la falta de gas ruso. Su capacidad de producción llega a los 400 millones de metros cúbicos de gas por día y, encima, la Comisión Federal Reguladora de Energía (Ferc) ya aprobó la construcción de 14 nuevas terminales de GNL. Un ejemplo de lo que ocurre es España, importador neto de gas, que hasta hace poco se abastecía con un 50% del gas de Argelia. Pero que a partir de enero, EEUU superó a ese país como primer proveedor, con el 30% del gas importado, en contra del 28% para Argelia.
De hecho, hoy para la Argentina la provisión de GNL para el próximo invierno es una de las grandes preocupaciones que deja la guerra. En el 2021 el Gobierno pagó cargamentos a u$s8,5 el millón de BTU y demandó un total de casi u$s1.100 millones, pero hoy por el impacto de la invasión rusa el GNL se disparó hasta picos de casi u$s50. Se estima que solo de GNL se desembolsarán este año unos u$s4.500 millones, una cifra sideral para las arcas del Banco Central.
Ante esta coyuntura, Marcos Bulgheroni consideró necesario “reorganizar las prioridades y encontrar un equilibrio” para “desarrollar Vaca Muerta y los otros proyectos de petróleo y gas porque que va a permitir cambiar la matriz del país”. Para lograrlo, dijo que es indispensable “ampliar la capacidad de transporte y encontrar los mercados del país con el mundo porque después de muchos años de desarrollo la industria sabe cómo producir de forma eficiente y es el momento de desarrollarlo”.
En ese sentido, otra de las propuestas que soltó Bulgheroni en el encuentro de CEOs fue la posibilidad de unir Vaca Muerta con el Norte Grande, “cerrando el anillo” con las transportistas TGS y TGN para empezar a buscar los mercados externos, en particular el demandante sur de Brasil, país al que se podría “exportar de manera sostenida”. Según analizó, esa demanda se puede abastecer con un anillo Buenos Aires-Porto Alegre y un segundo desde Montevideo, incluso redireccionando el gasoducto norte donde actualmente se transporta el gas desde Bolivia hacia la Argentina, para en conjunto, “ser más eficientes y competitivos”, con volúmenes de 30 a 40 millones de metros cúbicos diarios para el principal mercado de la región, con foco en los industriales paulistas.
Pero como siempre ocurre en los negocios los esfuerzos deben ser compartidos. Por eso, Bulgheroni planteó que el Gobierno nacional debe emitir “señales claras” de largo plazo, “garantías de que el gas va a fluir, contratos en firme e incluso acuerdos país-país, para darle un marco internacional y, por supuesto, acceso a las divisas para financiar y repagar este proyecto, por ejemplo, mediante un fideicomiso para que parte de esos dólares permitan pagar esa inversión”.
“Venimos de un marco complicado en el que las empresas estamos restringidas financieramente para hacer inversiones e incrementar la producción. Por eso, si bien es una oportunidad para el país, no se sabe quién va a suplir esa demanda que se presenta tras el conflicto”, agregó.
Bulgheroni advirtió que los precios altos de la energía “son una mala noticia para la balanza comercial del país” y si bien la incertidumbre no permite anticipar cómo seguirá la tendencia, admitió que no vislumbra un 2022 con precios en baja. “El problema son las importaciones y estos precios ahora obligan a rever la estrategia original. Lo positivo es que estas situaciones te llevan a reorganizar las prioridades y encontrar un equilibrio, por eso, tenemos que repuntar Vaca Muerta: las reservas que tenemos alcanzan para cubrir seis veces el consumo de Argentina los próximos 30 años”, remarcó.