Un grupo de 16 especialistas ha participado en la obra colectiva ‘Zemmour contra la historia’, que sale publicada el 3 de febrero, para refutar las tesis del candidato presidencial ultraderechista Eric Zemmour, un polemista que no teme cuestionar temas como la inmigración, el pasado colonialista de su país o la colaboración francesa con las autoridades nazis en obras que han batido récords de ventas.
En el libro participan entre otros Gérard Noiriel, experto en la historia de la inmigración desde hace cuatro décadas, o Mathilde Larrère, historiadora de las revoluciones del siglo XIX y muy activa en Twitter. Según esos historiadores, Zemmour «no cesa de deformar la historia». En sus discursos y sus libros «la inexactitud se erige en método, la mala fe es el motor del conocimiento».
El libro, de 64 páginas, analiza las alegaciones del candidato que durante décadas ha ido publicando ensayos y artículos de prensa con gran eco sobre el pasado francés, en especial del siglo XX, hasta el punto de decidirse a participar en la carrera presidencial.
Zemmour considera que el colonialismo francés causó más beneficios que perjuicios, asegura que el régimen colaboracionista de Vichy durante la II Guerra Mundial salvó a muchos judíos de una muerte segura y fustiga lo que considera el dominio intelectual de la izquierda desde la segunda mitad del siglo XX. Por sus declaraciones sobre los menores migrantes no acompañados, a los que tildó de «ladrones», «asesinos» y «violadores», Zemmour ha sido condenado esta semana a 10.000 euros de multa.
Judío criado en una familia que tuvo que abandonar Argelia en 1952, Zemmour lleva meses encaramado en la lista de autores más vendidos en el Estado francés: 269.000 ejemplares hasta diciembre de su última obra, ‘Francia no ha dicho su última palabra’.
«Dimensión desmesurada»
«Es sorprendente cómo uno se topa una y otra vez con el mismo método en sus obras, sea cual sea el periodo o el tema histórico», explica a la AFP Laurent Joly, especialista de la extrema derecha y de la II Guerra Mundial. «Toma un hecho concreto y le otorga una dimensión desmesurada, por no decir deformada, en la dirección deseada», explica este historiador.
Joly publicó el 5 de enero ‘La falsificación de la Historia: Eric Zemmour, la extrema derecha, Vichy y los judíos’ en el que analiza uno de los temas más dolorosos de la historia reciente del Estado francés: la colaboración del régimen del entonces mariscal Pétain con las autoridades nazis, que desembocó en la deportación de decenas de miles de judíos.
Zemmour afirma que el hecho de que subsistiera un Gobierno francés en el territorio, aunque fuera colaboracionista, impidió que murieran más judíos. Al mismo tiempo el candidato populista se reivindica admirador del general De Gaulle, que luchó contra Pétain desde el exilio, lo que es «una impostura», denuncia Joly: «De Gaulle veía a los franceses tal y como eran, era pragmático. Y eso es totalmente opuesto a Zemmour, que es un doctrinario, de ideas rígidas».
«Los libros de historiadores no harán cambiar de opinión a los que consideran que Zemmour es un gran historiador, un fino conocedor de nuestro país», reconoce Laurent Joly. «Si quieres que este tipo de libros sean eficaces, tienes que escribir con bisturí», indica.
Una personalidad que intenta participar también en este debate, que genera además ventas, es el ex primer ministro francés y exconcejal en el Ayuntamiento de Barelona Manuel Valls, con ‘Zemmour el antirrepublicano’.
«Extrema derecha desacomplejada»
Jacques Semein, profesor de Ciencias Políticas, analiza también el periodo de Vichy en su obra ‘Un enigma francés: por qué las tres cuartas partes de los judíos en Francia no fueron deportados’, publicado por el que fuera mismo editor que Zemmour, Albin Michel.
A su juicio, no fue gracias al régimen de Vichy, sino que fueron las acciones arriesgadas de algunos de sus funcionarios. Y del pueblo francés, de forma anónima, judíos y no judíos. «Es triste pero hace falta un profeta de la desgracia como Zemmour para oírlo: en eso que se conoce como los años negros, todo era más bien gris», explica en entrevista con AFP.
«El papel del investigador es sacar a la luz esa complejidad. Pero eso le importa poco a Zemmour, que está comprometido en el combate político de una extrema derecha desacomplejada», deplora.