Con apenas 2,6 millones de habitantes, un enclave separatista prorruso (Transdniéster) en su territorio y un ejército mal dotado de 7.000 militares, la antigua república soviética de Moldavia observa la ofensiva rusa en Ucrania con temor por sus costuras. Por un lado, y en lo más urgente, porque es el vecino de Ucrania que más refugiados está recibiendo con relación a su población (cuatro por cada 100 habitantes); por otro, porque no le sobra el fuelle si la crisis se prolonga: es uno de los países más pobres de Europa y depende por completo del gas ruso. Está también el miedo a ser el próximo —y más fácil— país atacado por Moscú —Moldavia, como Ucrania, no está en la OTAN— o a que se deshilachen sus delicados equilibrios internos, con una Constitución que consagra la neutralidad, una considerable población prorrusa y una presidenta proccidental y execonomista del Banco Mundial que acaba de formalizar la petición de ingreso del país en la UE.
“Somos de lejos el vecino más frágil de Ucrania”, admitió el pasado sábado su ministro de Exteriores, Nicu Popescu, al advertir de que Moldavia “se está acercando al punto de quiebre”. Embutido entre las mucho mayores Ucrania y Rumania, y sin acceso al mar, el país está sufriendo un duro golpe económico por la guerra, con la pérdida de importaciones desde Ucrania (sobre a todo a través del puerto de Odesa), de las actividades transfronterizas y la caída de la confianza de los inversores, agregó.
Moldavia es principalmente un país de paso para los refugiados que huyen de Ucrania. De los 250.236 que han entrado, poco más de 100.000 permanecen aún en los centros de tránsito habilitados por el Gobierno y entidades locales. Las autoridades están proporcionando transporte gratuito por tren y carretera con destino a Rumania, desde donde se mueven libremente a otras partes de la UE. Su espacio aéreo está cerrado desde el inicio de la guerra, el pasado 24 de febrero, pero el Gobierno moldavo ha iniciado el proceso para fletar vuelos para refugiados.
Por A. Pita, R. Sánchez Costa y A. Agudo
Foto: Refugiados ucranios este martes a su llegada a la localidad de Palanca, en Moldavia. (Ciro Fusco/Efe)