Hechos clave:
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Ethereum no está centralizada, pero sí muchas de las plataformas que dan acceso a ella.
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Los usuarios debemos informarnos y reflexionar sobre este tipo de eventos.
El pasado jueves 3 de marzo, los poseedores de criptomonedas en Venezuela amanecieron con una noticia preocupante: el monedero Metamask bloqueaba el acceso a la red de Ethereum en todo el territorio de ese país. Por suerte, el problema se solucionó rápido, pero ha despertado un debate necesario y muy útil en la comunidad acerca de la descentralización de aquellos servicios que consideramos como «intocables» por los Estados y las empresas.
Las quejas y conjeturas no tardaron en llegar en redes sociales. Como reportó CriptoNoticias, se decía al principio que esto podía ser una consecuencia de bloqueos económicos que varios países aplican sobre Rusia en el contexto de su guerra con Ucrania. Aunque ha llamado a la resolución pacífica del conflicto, el gobierno de Venezuela mostró abiertamente su apoyo al presidente ruso, Vladimir Putin. Tenía sentido que fuera incluido en el selecto grupo de los «castigados».
Finalmente, estas versiones fueron confirmadas por Metamask e Infura, las dos empresas encargadas de prestar el servicio que ya no se encontraba disponible. En una publicación en Twitter, Infura —cliente que provee la conexión de la wallet a la red Ethereum— expresó que todo se debió a un «error de configuración» al aplicar las sanciones impuestas por Estados Unidos. Se les fue la mano «sin querer queriendo», como diría el Chavo del 8.
Metamask, por su parte, se escudó detrás de este error de Infura. En el tuit en el que la wallet reconoció el problema ocurrido, detalló que su objetivo es hacer que «la blockchain sea lo más accesible posible para todos» y que el problema fue una «desconfiguración» de su proveedor.
Además, acompañaron la publicación con un tutorial para cambiar la conexión a través de Infura, la establecida por defecto en el monedero, y así poder hacer un uso normal de sus funciones. Pero el daño ya estaba hecho.
La centralización quedó al descubierto en unas pocas horas
La caída del servicio y la imposibilidad —por suerte, transitoria— de acceder a su dinero para los usuarios venezolanos no es lo más grave de todo esto. Lo que quedó en evidencia es que incluso las wallets que se suelen considerar y hasta se venden como descentralizadas en realidad no lo son.
Nada nuevo bajo el sol para los más duchos en el tema, pero sí un golpe de realidad para los más nuevos. Una suerte de publicidad engañosa que no debería ser tal. Los proveedores de estos servicios deberían ser más explícitos y alertar a los usuarios con avisos claros y concisos sobre los pros y contras de sus limitaciones.
Podría anunciarse algo así como «este producto es propiedad de esta empresa y depende de esta en cuanto a desarrollo y funcionamiento, así como también de las leyes y reglamentaciones de cada territorio, las cuales pueden variar». Esconder estas aclaraciones en una sección de Términos y condiciones que muy pocos leen hasta el final no tiene sentido. Hay que ser más directos. Y educar de verdad para un ingreso más seguro a un ámbito nuevo y desconocido.
Volviendo al caso Metamask-Infura, para entender el panorama completo hay que añadir un tercer nombre a la ecuación: Consensys. Esta empresa estadounidense con sede en Nueva York brinda soluciones tecnológicas para el desarrollo en Ethereum, y es la dueña de Metamask e Infura.
Consensys no tuvo más remedio que acatar la orden del gobierno encabezado por Joe Biden de bloquear los servicios a determinados países como Rusia, Irán —donde usuarios reportaron bloqueos en el marketplace de NFT Opensea— o Venezuela. Lo explica Metamask en su sitio web y también lo había expresado Opensea, que desde siempre estuvo bloqueado para usuarios de Venezuela: las plataformas están sujetas a «estrictas leyes» y dependen de las decisiones de los países donde se radican.
Por ende, si una wallet depende en gran medida del buen funcionamiento de un cliente e, incluso más, de las decisiones de un gobierno sobre quién puede usarla y quién no, claramente se puede decir que no es descentralizada.
Esto es una realidad que miles de personas conocieron ayer, y eso no es justo. Muchos estaban usando un producto que en realidad no les ofrecía lo que ellos creían y buscaban, que era nada menos que acceso a un sistema monetario totalmente descentralizado y desligado de las conveniencias de cualquier gobierno de turno.
Además, otras personas también se empezaron a plantear interrogantes en torno a la seguridad de sus fondos. Si bien Metamask habilitó la opción de recuperarlos a través de la frase secreta de recuperación, queda en el aire la sensación de que uno nunca sabe cuándo perderá el acceso a su dinero, como les pasó a muchos usuarios colombianos de Binance por órdenes judiciales provenientes de Holanda y Estados Unidos.
En este caso, el bloqueo provino de Infura. Por eso, Metamask recomendó cambiar el cliente predeterminado a quienes deseen hacerlo.
Ahora bien, ¿y si pasara lo mismo con Metamask en el futuro y no se pudiera acceder a través de ninguna de los RPC disponibles? ¿Qué tan lejos se está, en este contexto, de un escenario como ese? Nadie puede garantizar nada, pero la comunidad merece un mensaje más claro en estos días tan oscuros.
La descentralización real: ¿es posible o una utopía?
Si tomamos como definición de «descentralizada» a aquella red en la que ningún actor o conjunto de actores puede ejercer un control unilateral sobre su funcionamiento y desarrollo, podemos decir que Ethereum es una red descentralizada. Como tal, posee nodos y mineros que aseguran la seguridad e incorruptibilidad de la red.
Junto con Bitcoin, representan así un modelo de sistema monetario y financiero que, si no lo es, al menos se acerca al concepto de «justo». Es universal, accesible para todos, equitativo, imposible de censurar e inconfiscable.
Sin embargo, una cosa es una red en sí y otras son las herramientas con las que los usuarios acceden a ella. Entre estas, podemos enumerar wallets, exchanges, protocolos DeFi, mercados de NFT, entre otros.
Como ha quedado a las claras en esta oportunidad, estas plataformas a menudo son controladas por un ente, por lo general empresas, que modifican las reglas del juego o censuran a sus participantes de manera arbitraria.
Ejemplos sobran, y van desde el caso de Binance en Colombia ya mencionado al intento de Ucrania de censurar direcciones de usuarios rusos en exchanges de criptomonedas. Hasta los videojuegos Play-to-Earn han tomado decisiones que no solo molestaron, sino que además perjudicaron a muchos actores de su comunidad. Hasta han tenido que dar marcha atrás a raíz de la presión de los usuarios.
Y esto me lleva a pensar a que se trata de una oportunidad que la comunidad bitcoiner debería aprovechar para reflexionar. Por ejemplo, en 2019 se registraba un 40% de los nodos de Bitcoin alojados en la nube mediante Amazon Web Services (y el 60% de los de Ethereum), ¿esta práctica no es acaso un peligro inminente? Si Amazon decide no alojar más este tipo de nodos, estas cadenas de bloques perderían casi la mitad de sus «copias de seguridad» que las mantienen funcionando con seguridad.
¿O si el gobierno de Estados Unidos obligara a Exodus Wallet, por citar un ejemplo, a restringir sus servicios a usuarios de un país? Desde la sección de cumplimiento legal aclaran que se reservan el derecho de atenerse a las medidas de las autoridades gubernamentales. ¿Tienen en cuenta los usuarios este tipo de posibilidades? Yo creo que la mayoría no.
La oferta de servicios es muy amplia y todas se venden como opciones seguras para acceder a redes descentralizadas. Así, muchos caemos en una dejadez contraproducente, peligrosa y que se contrapone al principio de «hacer tu propia investigación».
Por lo tanto, esto debe servir como una señal de advertencia clara. Hay que saber diferenciar las cualidades de Ethereum o Bitcoin de las características —y limitaciones, sobre todo— de los servicios que usamos para acceder a ellas. Con esta gran arma que es el saber, los pasos que demos serán mucho más seguros y sabremos cómo actuar ante «sorpresas» inesperadas.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.