Cuando recordamos los orígenes de la Organización del Tratado el Atlántico Norte (OTAN y NATO por sus siglas en inglés), se nos viene la mente imágenes de la Guerra Fría. Esta alianza atlántica fue creada en 1949 como una manera de hacer un muro de contención para cualquier amenaza militar contra cualquiera de sus miembros. Los países fundadores fueron: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. Tres años más tarde se unieron Grecia y Turquía. Otros tres años después, es decir, en 1955 Alemania se adhirió para luego ver pasar muchos años para que España formara parte hasta 1982. Luego vino el fin de esta etapa y ante la independencia de nuevos países en Europa del este, vemos que para 1999 Hungría, Polonia y República Checa se sumaron a este frente militar. Transcurrieron cinco años para volver a ver a nuestros integrantes. En este caso me refiero a Bulgaria. Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía. Para el año 2009 se sumaron Albania y Croacia. Pasaron muchos años con ese número de miembros y es hasta el 2017 cuando Montenegro se adhirió y finalmente Macedonia del Norte en el año 2020 dando un total de 30 miembros a la fecha.
A continuación, vemos en este mapa los miembros actuales de la OTAN:
Como contraparte, Rusia creó su propia organización de defensa colectiva denominada la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OSCE) donde sólo son parte: Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán. Sin embargo, Ucrania representa intereses geopolíticos y geoeconómicos muy importantes para Rusia y Occidente y es por eso que las alarmas se encendieron desde 2014 con la anexión de Crimea. En la siguiente imagen se puede observar el paso de gasoductos que van de Rusia a Europa ya que los países europeos dependen en un 40% de la proveeduría rusa de gas natural.
¿Por qué Putin accionó el botón rojo de poner tropas rusas al norte y al sur de Ucrania? Consideremos la existencia de una nueva cortina de hierro que ha venido dividiendo al país. Del lado este hay grupos prorrusos que se identifican con dicho país por historia, etnia, idioma, etc., y en el lado oeste hay una gran empatía y afinidad con Europa. Se percibe, a la distancia, que Vladimir Putin ya tenía este plan en su mente desde años atrás, pero estaba esperando el momento perfecto para disparar la flecha. Mi impresión es que lo postergó a esperar la tormenta perfecta para anexarse la región del sureste denominada Donbás. En esta zona habitan grupos separatistas prorrusos que inclusive cuentan con la ciudadanía rusa, hablan el idioma ruso y se identifican con los usos y costumbres de dicho país. Es una región ubicada dentro del territorio ucraniano pero que está a favor de ser parte de Rusia. Esto se puede observar en la siguiente imagen donde yo planteo el término de mapa geopolítico ya que esta nueva coyuntura, permite visualizar que este conflicto tiene muchas aristas e implicaciones.
Se habla de violación del derecho internacional a conveniencia. Es decir, cuando se trata de respetar la soberanía de Ucrania, Rusia se opone. Pero cuando Putin les recordó que no se han cumplido los Acuerdos de Minsk, todo se matiza. Los principales puntos d estos acuerdos son los que a continuación se muestran:
Putin se arriesgó con una jugada en su tablero muy arriesgada, pero considera que vale la pena: pidió a la Duma (el parlamento ruso) que se avanzara para reconocer la independencia de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk. Estas dos secciones forman parte de Donbás. Por lo que al hacer esto, incendió la diplomacia de la OTAN y ahora las sanciones en su contra ya comienzan a prepararse. El primer paquete de éstas, las podemos observar en la siguiente imagen:
La expansión de la OTAN ha tocado las líneas rojas de Putin, por lo que he creado el término de la “OTAN-nización” con la intención de sintetizar que eso es justo lo que se pudo haber evitado. Al garantizarle a Putin que Ucrania no sería miembro de la OTAN, no sentiría su seguridad amenazada. Se que hay un debate entorno a esto ya que supuestamente cada estado es libre de elegir donde estar. Sin embargo, cada movimiento de Occidente se ha convertido en la “vacuna” que empodera el sistema inmunológico político de Putin. Ya que al Kremlin dedicarse a estar metiendo turbulencia al nuevo desorden mundial, logra voltear de cabeza a Washington y a Bruselas.
Concluyendo, no se debe perder de vista el proverbio: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Ya que, frente a esta situación el termómetro político aún no ha evaluado a detalle el accionar de China. Ya que aunque no se involucre directamente, Rusia y China más juntas que antes, las hace más fuertes y un rival fuerte se convierte en un rival más invencible ante de la percepción de un debilitamiento cada vez más evidente de Estados Unidos.
Coordinadora
Licenciatura en Negocios Globales
Universidad Iberoamericana
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