A la era del internet, la podemos separar en un antes y un después, esto es: antes de las redes sociales y después de éstas.
En los años previos a que las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram existieran, internet era básicamente la interconexión de bases de datos a lo largo y ancho del planeta, pero el que cada ser humano pudiera contar con una o varias páginas para exponer su propia información y enlazar la de varios individuos, era algo que se tornaba complicado.
Por una parte, estaba lo que tiene que ver con el alto costo que hasta hace un par de décadas tenían las unidades de almacenamiento de información, que en no pocos casos llegaban a tener precios incluso más altos que las propias computadoras o los gadgets de la época.
Recordemos que hasta años como el 2002, las computadoras portátiles tenían alrededor de 10 Gb y ahora tienen precios proporcionalmente más bajos y capacidades que en no pocos casos están entre 1 y 2 Tb, incrementando cientos de veces su memoria, lo que facilita, tanto a usuarios, como a las empresas, la acumulación, especialmente, de archivos multimedia.
Esta facilidad, hace que hoy, prácticamente cualquier ser humano, pueda tener enlaces con video en vivo, contar con enormes bases de datos multimedia, tanto para fotografía y video, como para música y en general, poder disponer de grandes acervos informativos, como años de publicaciones de periódicos y revistas y muchos ejemplos más.
Pero como bien han dicho los clásicos, “un gran poder, trae consigo una gran responsabilidad” y precisamente, el hecho de que cada persona pueda tener en sus manos la alternativa de compartir información de todo perfil a nivel mundial, con solo accionar un pequeño aparato.
Actualmente, el problema es que con la gran facilidad que existe para abrir perfiles nuevos de usuarios en redes sociales, algunos difunden con gran eficacia información legítima y perfectamente verificable, pero, así como ocurre eso, otros, se dan el margen de difundir falsedades, mismas que, en muchos casos llegan a ser del gusto de grupos numerosos que las comparten y multiplican, lo que ha llevado a divulgar mentiras extremas en varias partes del mundo.
Estas, han llegado a puntos tales, como a inventar atentados contra líderes mundiales, catástrofes naturales, accidentes y todo tipo de falsedades, que en no pocos casos han generado olas de pánico e histeria, que han hecho daños enormes.
El abrir perfiles en redes sociales, no solo implica una alternativa para interconectarse a nivel global, demanda una enorme responsabilidad sobre cuanto se difunde a través de ellas, pues puede implicar, desde las ya mencionadas noticias falsas (fake news), hasta difamación, plagio y muchas opciones más.
Vivimos tiempos turbulentos, en los que la humanidad se encuentra en una especie de adolescencia tecnológica, casi, casi probando en cada caso hasta donde puede llegar, por lo que estas letras van en calidad de invitación a proceder con responsabilidad en el manejo de la información que se hace en redes sociales, verificando aquello que nos impacta y asegurándonos de publicar hechos comprobados.
*: Diputada Federal por Durango
yolanda.delatorre@diputados.gob.mx
FB: YolandaDeLaTorreV
Tw: @yoladelatorre