Ingrid Betancourt no solo dejó este fin de semana la Coalición Centro Esperanza tras diferencias con sus miembros, sino que anunció que será candidata presidencial de su movimiento Verde Oxígeno.
En diálogo con EL TIEMPO explicó las razones que la llevaron a dejar la alianza y lo que viene para ella.
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Dijo que en la Coalición simplemente no aplicaron el decálogo para las adhesiones y dijo que no tienen coherencia.
¿Por qué no atendieron sus reclamos en lo que tiene que ver con los temas de corrupción en la Coalición Centro Esperanza?
Mis compañeros de coalición retomaron los criterios para adhesiones a los precandidatos basándose en los principios éticos e ideológicos pactados por todos nosotros, pero no establecieron mecanismos para su implementación, es decir, que todo quedó en letra muerta.
En el mismo comunicado, por ejemplo, prohíben los apoyos de personas vinculadas con partidos de gobierno, políticos sancionados por corrupción, o aliados a organizaciones al margen de la ley. Pero este decálogo de prohibiciones que yo apoyo no se acompaña de los criterios para aplicarlos. Hechos son amores y no buenas razones: ¿de qué sirve tener estos principios si se acepta que los integrantes de la coalición los violen?
¿En otras palabras, una cosa está en el papel y otra es la realidad?
Sí, eso es correcto. El sistema de corrupción funciona exactamente así. Tenemos leyes extraordinarias; de hecho, nuestro sistema legal está lleno de leyes para ángeles y cuando las vamos a aplicar, justificamos las excepciones y le ponemos conejo a lo que se ha establecido. Coloquialmente decimos que, hecha la ley, hecha la trampa. Lo que Colombia está pidiendo son hechos contra la corrupción, decisiones, no palabras.
¿Entonces, usted siente que le pusieron conejo en la coalición?
De alguna manera se pusieron conejo a ellos mismos. Ellos mismos violaron lo que pactaron. Yo creo que la coalición va a terminar teniendo que pagar un costo muy alto por esta incoherencia.
¿Lo que hay es incoherencia en la coalición?
Obviamente. Cómo es que se establecen unos principios en blanco y negro y en el momento de tomar la decisión de la aplicación de estos principios se acepta que un miembro de la coalición lo viole para no pagar el costo ante la opinión publica de una división. Se quedaron con el pecado y sin el género, porque crisis hubo, pero ya no tienen cómo hacer cumplir sus acuerdos. El tema a final de cuentas tiene que ver con la idiosincrasia política que nos imponen en Colombia.
¿Cómo así?
Desde hace décadas hemos sido complacientes con las maquinarias y con la corrupción y cuando alguien se atreve a señalar inconsistencias le saltan a la yugular. Esto pasó en la coalición, pero también pasa en el país todos los días.
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Esa campaña va a ser una campaña cívica, ciudadana, convocando a todos los colombianos que están hasta la coronilla de este sistema de corrupción
¿Pero también hay quienes dicen que se cansaron de que usted les estuviera poniendo ultimátums?
A ellos no les gustó que yo los pusiera a enfrentar sus incoherencias. El tema de tiempo es totalmente secundario. Un problema de principios es algo que se resuelve en dos minutos, algo es bueno o es malo. No se tiene que ir a consultar al mundo entero sobre cosas que versan sobre nuestros principios esenciales y en este caso sobre lo que estaba ya escrito y pactado.
El tema del ultimátum es sencillamente una consecuencia de la dificultad en tomar decisiones y en asumir sus costos. Uno no puede quedar bien con todo el mundo, hay que escoger. Ellos escogieron ser complacientes con el incumplimiento a lo pactado, y yo me salí. Esto hubiera podido hacerse desde la primera reunión.
¿Y por qué cree que pasó todo esto?
La manera como sucedió me ha hecho pensar que esto también es un tema que ejemplifica lo que es la visión de mujer. En Colombia muchas mujeres nos vemos a diario confrontadas con este tipo de situaciones: promesas incumplidas, personas que nos instrumentalizan para luego ignorar lo acordado, incluso en los hogares con compañeros que tienen una doble vida y que son incapaces de tomar una decisión sobre si se quedan o se van, pensando que la ausencia de decisión es una manera de solucionar el problema. Por eso las mujeres a veces necesitamos enfrentar los problemas poniendo fecha y hora para obtener una decisión, y en algunos momentos tenemos que decir hasta aquí llegamos.
¿Entonces usted siente que esto también tuvo que ver por el hecho de qué usted es una mujer?
Esa es una pregunta válida. ¿Cree usted que frente a otro hombre, Alejandro Gaviria en el debate hubiera utilizado insultos para rebatir un cuestionamiento? No creo que hubiera sido así. La pregunta es también si la coalición hubiera reaccionado de la misma manera, equiparando el tratamiento del que denuncia con el que incumple, si yo hubiera sido un hombre. Simplemente pongo la pregunta sobre la mesa porque es una reflexión que es válida.
¿Usted tomó la decisión de irse de la coalición, ya tiene lista su campaña presidencial?
Esa campaña va a ser una campaña cívica, ciudadana, convocando a todos los colombianos que están hasta la coronilla de este sistema de corrupción, de quienes quieren liberarse de los abusos, las extorsiones, de todos aquellos que ven que su vida queda trancada por las talanqueras que interponen los corruptos para que reclamen sus derechos, que no dejan que podamos prosperar en términos colectivos, pero tampoco en términos individuales.
Aquellos que están cansados de pensar que cuando van a votar y hacen el esfuerzo de votar por una persona coherente y limpia les ponen trampas, llegan los votos amarrados, los votos de las maquinarias y les roban su oportunidad de cambiar el país. Aquí tenemos que unirnos todos y entender el país según un corte transversal, no según ideologías, aquí la división es entre los que se lucran del sistema y sus víctimas, es decir, los 51 millones de colombianos secuestrados por la corrupción.
Yo creo que aquí le estamos respondiendo fundamentalmente a la preocupación mayoritaria de los colombianos de saber cómo vamos a derrotar a los corruptos
¿Y cómo enfrentar la corrupción?
Con hechos, no con discursos. Es pensar cuál es la Colombia que queremos y esa Colombia pasa por no ser complacientes con la corrupción
Usted hace mucho rato no se hace contar, electoralmente hablando, ¿cree que sí le van a alcanzar los votos?
Para las elecciones falta un recorrido largo y nadie tiene una bola de cristal para poder decir qué es lo que va a pasar. De hecho, las elecciones en el mundo se han caracterizado en los últimos tiempos por grandes sorpresas electorales. Yo creo que aquí le estamos respondiendo fundamentalmente a la preocupación mayoritaria de los colombianos de saber cómo vamos a derrotar a los corruptos y mi trabajo es inspirar a los colombianos, darles motivos para creer, darles fe de que lo podemos hacer todos unidos. Este es un proyecto cívico, un proyecto de unión nacional. Por eso creemos que aquí está la mayoría de los colombianos.
¿Qué va a pasar con los candidatos que usted dejó en la lista Congreso de la coalición?
Lo primero es darles seguridad jurídica y por eso en el partido estamos evaluando expedir una resolución en el sentido de darles libertad a los candidatos de votar por la Presidencia por quien les parezca. Estamos analizando esto con los abogados, lo importante es que ellos estén tranquilos y que no vayan a tener ninguna inseguridad jurídica. Hay varias posibilidades y de pronto se tomen varias medidas.
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REDACCIÓN POLÍTICA