“El langostino se convirtió en un commodity, eran pepitas de oro… La rentabilidad fue bajando y cada vez se le pusieron más kilos al cajón, se comenzaron a hacer cosas que no son convenientes, todos se quisieron colgar de algún bigote del langostino y nos llevamos puesto el negocio”, dice Federico Angeleri, del Grupo Veraz. No solo es directivo del Grupo, es también el nieto de Federico Contessi, tercera generación de una familia tradicional de la pesca argentina que ha atravesado el desarrollo del sector en Mar del Plata desde sus inicios. Industriales navales con el astillero Contessi y procesadores e industriales pesqueros a través de Veraz. El “barcazo” y la cuotificación de la merluza entre fines del siglo XX y principios del XXI los tuvieron como protagonistas y en contra, hoy luego de los años transcurridos y la experiencia acumulada, tienen otra visión respecto de esta herramienta de administración.
REVISTA PUERTO: ¿Es hora de cuotificar el langostino?
FEDERICO ANGELERI: Sí, nuestra postura como grupo empresario es que se debiera cuotificar, más allá de que servirá para ordenarlo un poco, tenemos el ejemplo de la merluza que además de ordenar el caladero, dio previsibilidad a las empresas y me parece que lo mismo ocurrirá con el langostino. Ayudaría mucho a las empresas que estamos integradas con mucha mano de obra en tierra, nos daría tranquilidad porque sabríamos con cuánto contamos y nos prepararíamos de otra manera. En los últimos años lo que nos está pasando es que hacemos los presupuestos y todos los años llegamos a un 20 o 30 por ciento menos de lo que habíamos presupuestado y después tenemos que salir a cubrir baches, cortando merluza acá y allá, cosas para las que uno no está preparado a veces. Si vamos a un esquema de cuotificación en donde esté claro lo que cada uno puede pescar, podríamos estar un poco más tranquilos.
RP: ¿Cómo se debería repartir el langostino?
FA: Esa es el gran tema de discusión y debate, creo que es por eso que no se ha llevado adelante. Hay una ley que establece los parámetros, que hay que hacer cumplir y que es bastante clara. Luego habrá que dar el debate sobre que períodos habrá que tomar, de qué manera, pero me parece que debemos estar alineados con lo que marca la ley en cuanto a la captura histórica fundamentalmente, las inversiones y el empleo, eso es muy importante.
RP: ¿En qué situación quedarían las empresas como Veraz?
FA: No tendríamos la situación de los históricos, nosotros empezamos con el langostino en 2002 con un barco chico que para esa época era rentable y después fuimos creciendo a partir de 2005 y hemos sido de los pioneros en el fresco proveyendo a la planta de Rawson como otras empresas. Las empresas que están radicadas en el sur también tienen mucho personal.
RP: Se da la situación de empresas con muchos años de historia de captura y otras que ya suman como la de ustedes casi veinte años de generar trabajo en tierra sin barcos. ¿Creés que ese puede ser otro punto de conflicto?
FA: Supongo que en esos casos se terminará haciendo algo como lo que se hizo con la merluza, con aquellos barcos que no tenían permiso, pero si historia en la pesquería. Supongo que si persiste lo de los cupos sociales podría darse una solución por ahí, creo que es parte del debate que hay que animarse a dar. Es una papa caliente hoy.
RP: El debate no lo propone la autoridad que es la que debiera dar cumplimiento a la ley y tampoco lo propone el sector. ¿Por qué no se da?
FA: En el sector está quien le conviene y quien no, entonces no hay consenso para ir hacia adelante; en cuanto a la autoridad desconozco la razón. Me consta que se ha trabajado mucho en intentar mantener la sustentabilidad del recurso que creo que se está logrando, es una realidad que el caladero está cambiando, que está cambiando la forma de pescar y que la flota fresquera creció mucho y en la congeladora se dio una renovación que quieras o no impacta en el caladero. Se han abocado a cuidar el recurso, pero por delante queda este desafío, poner el tema sobre la mesa y empezar a debatir. Hay que terminar el plan de manejo y el de contingencia ante una crisis, que es un tema que nosotros, que venimos trabajando para certificar el langostino, lo vemos como tema a resolver. Falta redondear estos planes y ojalá la cuotificación sea la frutilla del postre. Se ha dicho que es muy difícil poner una captura máxima para el langostino y quizás eso ha servido para dilatar el tema…
RP: Sin embargo, el INIDEP ya confirmó que es posible establecer una captura potencial con un margen de error para ajustar de ser necesario. Comienza a ser más claro que existen puntos de referencia y lo biológico dejó de ser una excusa.
FA: Me consta, hay puntos de referencia, es un tema en el que hemos trabajado las empresas junto con el INIDEP porque los estándares del MSC solicitan esos puntos de referencia en el principio uno, para establecer en qué situación está el recurso. Eso hoy está, hay un trabajo muy bueno del equipo de langostino, se sigue trabajando y es probable que pronto haya alguna novedad. De todas formas, hay ejemplos en el mundo en los que se establece una captura y si es necesario reducirla por algún motivo se hace.
RP: La forma de administrar el recurso parece que ya ha preparado al sector para hacer los ajustes que sean necesarios.
FA: Lo que veo positivo es que de a poco el tema sustentabilidad ya está en la agenda, la autoridad de aplicación, tanto el Subsecretario como el Consejo, están muy al tanto de los procesos de certificación que está llevando adelante el sector privado, se está acompañando y es un buen momento para plantear este tema que ya está en el aire. Todos los actores tenemos claro que debemos empezar a debatir.
RP: ¿Que implicaría para las empresas y para la pesquería aplicar la cuotificación?
FA: Primero, es un activo, lamentablemente en Argentina no se toma como tal, en otras partes del mundo sí, se hace valer y hasta se puede poner en garantía para toma de un crédito, acá no porque es una concesión del Estado, pero no deja de ser un activo que se puede vender, tiene un valor de mercado, algo con lo que hoy no cuenta el langostino. Por otra parte, está la tranquilidad de saber que vas a contar con la materia prima. Uno de los grandes problemas que estamos viviendo hoy en Chubut es la falta de materia prima para nuestras plantas y con la cuota, aquellas plantas que no disponen de un barco propio se les está haciendo muy difícil acceder al recurso, porque hay grandes jugadores que van por todo y es muy difícil para una planta competir con grandes potencias como las que hay hoy en el sector. El hecho de tener una cuota es sinónimo de trabajo, porque sabés que vas a tener la materia prima asegurada, después hay que encontrarlo, pero en principio sabés con cuánto contás y podés planificar tu producción, tus ventas, tus mercados de otra manera completamente distinta. Hoy llega la temporada de “Nación” y nunca sabés como va a ser. Al ser tan errática, pasaba que para cumplir con las 72 horas de alejamiento de puerto te tenías que venir con mil cajones y el que estaba al lado tuyo se quedaba haciendo 3000 cajones, con el sistema de cuotas si ese barco pesca sus 3000 cajones no me importa porque yo voy a poder pescar a mi ritmo lo que me corresponde, es un sistema más justo.
RP: Para que sea un sistema justo, ¿qué se debe hacer con los barcos que ingresaron a la pesquería por reformulaciones y en la gran mayoría no tienen permiso de langostino sino de especies no cuotificadas?
FA: Ese es el gran problema, algunos tienen permiso de langostino, pero la mayoría no, nosotros tenemos el Federico C que es un barco nuevo que entró por reformulación y no tiene historia, tiene dos años de historia y nada más. Este es el punto clave del debate. Pero debemos tener en cuenta, al igual que cuando se planteó el plan de manejo, que todos nos vamos a tener que cortar el brazo. En la cuotificación todos vamos a tener que ceder algo, el que piensa que no va a ceder nada se equivoca, porque hay que repartir la torta en porciones más o menos justas para cada sector. Este es también el gran problema por el cual en la pesquería no hay consensos, a diferencia de la merluza, es un sector súper heterogéneo donde hay muchísimos intereses, una pesquería provincial muy fuerte que representa entre el 20 y el 30 por ciento de la captura total… El tablero está muy repartido, va ser interesante la discusión.
RP: ¿Para dónde va la pesquería si seguimos en este sistema olímpico?
FA: La pesca del langostino se convirtió en una pesca contra el tiempo, súper intensiva… el que va y viene más rápido le va bien, hay mucha tecnología que hace más efectiva la forma de pescar. Vemos que las temporadas son más cortas, intensivas; y que además llevan a estar en tierra preparados para que entre todo junto. Hace unos ocho años los barcos entraban espaciados y te daba tiempo a procesar mejor. Ahora entran y salen todos juntos, te caen en planta siete mil cajones y esto no lo podés arrastrar, y las plantas también se prepararon para eso, se potenciaron, basta con ver Chubut… Y yo lo veo muy riesgoso desde todo punto de vista. Se genera una capacidad ociosa en los momentos en los que no estás en temporada que es preocupante desde lo social y desde lo económico. Hay que ver todo el negocio en conjunto y desde la sustentabilidad social comienza a haber algún problema en Chubut que a mí me preocupa. Hace dos años volvimos a tener cuchillos en las plantas que antes no teníamos y somos de los pocos que estamos cortando merluza ahí. Hay que empezar a tomar conciencia de cómo está la situación, de cómo viene desarrollándose el modelo y todos nos tenemos que preparar para un cambio si esto sigue así.
RP: ¿La cuotificación puede ser una herramienta en ese sentido?
FA: La intensidad va a seguir existiendo, pero al menos sabré que pesqué lo mío y me iré a buscar otra especie, algo que hoy no pasa, terminamos devolviendo merluza. Nosotros tenemos una conservera y durante muchos años no fuimos a buscar caballa porque estábamos en el langostino, este año hicimos la temporada de caballa.
RP: ¿Obligaría a hacer un mayor aprovechamiento de los recursos?
FA: Sí, sería muy positivo.