En un mundo que converge hacia la tecnología, era inevitable que el dinero también lo haga. En este escenario, surgieron las criptomonedas. En 2009, nació la primera y fue denominada Bitcoin. Desde entonces, este tipo de circulación no paró de crecer. Parte de la razón que explica la proliferación de esta clase de monedas fue la alta rentabilidad que generó en usuarios inexpertos en el mercado financiero. Esta dinámica de “dinero fácil” generó tal especulación que criptomonedas que partieron con un precio inicial de tres dólares llegaron a valer sesenta mil dólares o más. Pero como reza la canción de Vox Dei, todo tiene un final. A partir del 2021, el mercado de las criptomonedas sufrió una estrepitosa caída que significó una perdida de un billón de dólares. Los financistas más conservadores no se sorprendieron con la criptocrisis.
Desde su aparición, fueron condenadas como ineficientes e inseguras. Para ilustrarlo, el economista Trevor Jackson explicó que el Bitcoin solo puede procesar siete transacciones por segundo, mientras que Visa puede hacer mil setecientas. En este escenario desalentador, cabe preguntarse por el fenómeno artístico NFT o Token No Fungible. Este activo digital encriptado se caracteriza, a diferencia de las tradicionales criptomonedas, por ser único. Y a diferencia de la moneda digital, las NFT denotan una estabilidad financiera. Una de las razones que parece indicar el éxito de lo que también se denomina “arte digital” es el hecho de que se presenta como una herramienta que favorece a los diferentes actores de la industria e incluso a los consumidores. No se limita solo a crear contenidos en la web 3 –red con una interfaz más sencilla y veloz–, sino también a crear experiencias.
Y aquí es donde entra otro componente futurista: el metaverso. Los simuladores que alguna vez imaginamos o los mejores directores plasmaron en películas de ciencia ficción, hoy son un hecho. Una persona en Israel puede atender a un concierto de un artista mexicano. Y no estamos hablando de streaming.
A través de avatars que uno mismo diseña, uno se puede sumergir en mundos alternativos desde el living de sus casas Intrigados por esta nueva dinámica en donde lo virtual roza lo real, Noticias Urbanas entrevistó a Sol Falco, co-fundadora de CRYPTO MUSIC LABEL, primer Record Label Iberoamericano NFTográfico. Este sello discográfico fue creado por Arnold De Vries Van Leeuwen -socio de Falco- y hoy se han expandido en todos los rubros de la industria del entretenimiento. Este año, tienen planificado crear un álbum de música NFT con veinte artistas latinos. Si querés saber más, no dejes de leer la entrevista.
¿Cómo definiría un NFT (Non Fungible Token en inglés)?
En el caso de la música, es un nuevo soporte digital para contenidos. En arte, se le llama “soporte” es el lugar donde se produce y manifiesta la obra. Por ejemplo, en artes visuales podría ser una pared o un lienzo. Los NFTs además son obras de arte que tienen un código único que los hace valiosos. Además, no son intercambiables entre sí. Es una obra que está on chain (en cadena) que corresponde al universo de las criptomonedas.
¿Cualquier persona puede ser dueña de un NFT?
Sí, mientras tenga una cartera criptográfica. Existe lo que se denomina “Air Drop” (transferencia por aire) que es cuando se ponen a disposición NFTs gratuitos. Por supuesto, que también existen los pagos. Pero hago referencia a lo anterior para ilustrar el amplio acceso.
¿El rendimiento de los NFTs está directamente ligado con el desempeño del mercado financiero global?
El desempeño de los NFTs fue siempre en ascenso. La guerra entre Rusia y Ucrania por supuesto que llevó a caídas significativas del mercado. Pero la realidad es que las NFTs ya son un ecosistema independiente y que se mantiene por sí solo. En el 2020, hubo lo que se denomina “Bull Market” (Mercado Alcista) y se triplicaron las ventas de NFTs. Llegamos a recaudar alrededor de 10 billones de dólares. En el 2022, las ventas bajaron por el “Pier Market” que significó el descenso del valor de las criptomonedas. No obstante, se vendieron más que hace dos años. Esto demuestra que el mercado es estable.
¿Cómo reaccionó el sector artístico ante los NFTs?
Hubo diversas reacciones como ocurre siempre con todo lo nuevo. Pero la realidad es que artísticas reconocidos están participando de esta plataforma. Snoop Dog Y Eminem son referentes de la música NFT. La famosa banda de rock Muse hizo soldout en su primera colección NFT. Y hay contenidos de artistas legendarios como David Bowie, entre otros. En Latinoamérica, tenemos el caso del 10 veces ganador del Grammy, Arturo Sandoval, que firmó con la discográfica descentralizada DAOrecords. Ejemplos locales pueden ser Dante Spinetta, Babasónicos y Bizarrap. Y creo que las críticas no tuvieron voz porque la industria entendió que los NFTs son una herramienta para mejorar la experiencia no solo del público, sino también del artista.
¿En qué sentido es una mejora para el artista?
El año pasado, nuestra compañía fue invitada al Foro de Música de Andalucía (AFM). Y uno de los temas más importantes fue cómo ingresar a los NFTs. Desde Crypto Música, ofrecemos este asesoramiento y estamos todo el tiempo investigando métodos para facilitar la carrera de los artistas independientes, pero también en general. Necesitamos que los músicos incorporen nuevas herramientas tecnológicas porque implican el desarrollo de sus carreras. En otras palabras, estos nuevos instrumentos le van a permitir a los artistas a poder vivir de sus obras sin tener que dedicarse a otra cosa. En ese sentido, velamos por la calidad de vida de los músicos. Crypto Música quiere devolverle el valor a la música.
¿Por qué se perdió el valor financiero de la música?
Las personas consumen streaming. Es decir, adquieren plataformas para escuchar de forma ágil música. De esta forma, el dinero no llega nunca al artista. Por lo menos, no llega de forma directa. La tecnología en cadena permite que no haya intermediarios o aunque sea, reducirlos.
Además de funcionar como discográfica NFT, ¿qué otro objetivo tiene Crypto Música?
En nuestros inicios, ofrecíamos educación tecnológica. De hecho, fundamos una comunidad descentralizada educativa donde todos eran profesores y alumnos. Esta comunidad pasó a ser cripto y, posteriormente, NFT. De a poco, se fue transformando en un sello discográfico. Nosotros trabajamos con todo lo que tiene que ver con entretenimiento. Somos organizadores de festivales en metaversos, como también en la vida real. Pero básicamente queremos facilitar el entretenimiento a través de las nuevas tecnologías y la web. De todas formas, no nos limitamos solo a la música. El año pasado, sacamos un NFT basado en ilustraciones, poesía y por supuesto, música y se agotó en solo tres horas. Además, este año vamos a firmar con 20 artistas. En febrero, vamos a sacar un NFT con el artista chileno Brauxelion que tocó en metaversos en su país.
¿Ven a Argentina como un mercado rentable?
El nicho de la música NFT es muy pequeño en comparación a fotografía e ilustración. El 2022 fue el año de la música NFT. Nosotros somos pioneros en América Latina. En Argentina, el cripto está en auge. Desgraciadamente, el mercado latino no es el ideal por las crisis económicas. La inflación es uno de nuestros peores enemigos. A partir de esto, entendemos que la clave está en abaratar los costos y los precios de los NFTs. ¿Y cómo se hace? Fomentando el uso. Cuanta más gente utilice la web 3, red donde los usuarios tienen el poder y medio para el intercambio de NFTs, esto va a ser posible. Y creemos fervientemente en esto porque es un deseo y misión de nuestra compañía.
¿Qué acciones han realizado para empezar a fortalecer el mercado latinoamericano?
Cuando a penas surgió el sello discográfico, convocamos a varios artistas latinos que hicieron música NFT por primera vez y a partir de ahí, lanzamos un álbum a la venta. Y fue el primer álbum de música NFT en español del mundo. Además, nosotros creamos el FestiVerse, que fue el primer festival en metaverso de Latinoamérica. Y en el 2022, cerramos con Calaverse, festival protagonizado por artistas latinos reconocidos. Este festival rompió todas las barreras. El evento duró tres días y hubo un promedio de 200 personas por día que es un montón para un evento en el metaverso.