Europa vuelve a registrar un claro repunte de la inmigración irregular: Frontex, la agencia europea de fronteras, registró 330.000 entradas ilegales en los límites comunitarios en 2022, la cifra más alta desde 2016. Al margen de esta estadística quedan los millones de refugiados ucranios que huyeron a países de la UE tras la invasión rusa en febrero del año pasado, subraya la institución. Casi la mitad de las entradas irregulares, en su mayoría de sirios, afganos y tunecinos, se produjo por la ruta de los Balcanes Occidentales, que se confirma como principal punto de ingreso irregular en la UE; una situación que Bruselas lleva ya tiempo intentando remediar y que previsiblemente será tema central de discusión entre los Veintisiete en un encuentro extraordinario a comienzos de febrero centrado en la inmigración.
Las cifras anuales, que reflejan un repunte por segundo año consecutivo tras el parón de la pandemia, confirman también lo que ya adelantaba Frontex el verano pasado: el descenso de la presión migratoria por el Estrecho, donde se registró un 21% menos de ingresos (14.582 intentos registrados). También la ruta de África Occidental, que incluye Canarias, cayó un 31% (15.462 entradas).
“Tras el descenso inducido por la pandemia en 2020, este fue el segundo año consecutivo con un escarpado incremento en la cifra de entradas irregulares”, señaló Frontex al comunicar este viernes los datos preliminares de 2022. Con todo, hay que tomar las cifras con perspectiva: es cierto que son las más altas desde 2016, cuando se registraron alrededor de medio millón de cruces irregulares, pero siguen estando por debajo de esa cifra y, sobre todo, muy por detrás del 1,8 millones de entradas durante la crisis migratoria de 2015 que provocó el recrudecimiento de la guerra civil de Siria.
Frontex también registró el gran movimiento de personas por la invasión rusa de Ucrania: casi 13 millones de personas fueron registradas en las fronteras externas de la UE entre el 24 de febrero y finales de 2022. Durante el mismo periodo, sin embargo, también se contabilizó la salida por las mismas fronteras comunitarias de 10 millones de ucranios que, en algún momento del año, decidieron regresar a su país pese a la ofensiva lanzada por Vladímir Putin.
Más que las cifras, los datos de Frontex lo que apuntan es a un problema que Bruselas detectó hace tiempo y que, visiblemente, aún no ha logrado solucionar: casi la mitad de los ingresos irregulares del año pasado, el 45%, se produjo a través de la ruta de los Balcanes Occidentales (Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro, y Serbia) que, junto a la ruta del Mediterráneo Oriental, sufrió el incremento migratorio más alto del año pasado. De hecho, señala Frontex, en la ruta de los Balcanes Occidentales se produjeron en 2022 un total de 145.600 entradas irregulares entre las fronteras que separan Bosnia de Croacia y Serbia de Croacia, Hungría o Rumania. Es un 136% más que en 2021.
En su mayoría, los que intentaron entrar de forma ilegal por los países balcánicos fueron sobre todo ciudadanos de Siria, Afganistán y Turquía, aunque también fueron detectadas nacionalidades que “previamente eran minoritarias en esta ruta”, como tunecinos, indios y burundeses, según la agencia responsable del control de fronteras de la UE.
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La Ruta de los Balcanes Occidentales lleva tiempo siendo un quebradero de cabeza para Bruselas y un punto de fricción entre los Estados miembros de la UE. En diciembre, la Comisión Europea presentó un plan migratorio de cinco puntos que implicaba reforzar la presencia de Frontex en la región y colocar a parte de su personal no solo en las fronteras con los Estados miembros, sino también en las lindes entre los propios países de los Balcanes. El plan también exige que los países balcánicos endurezcan sus políticas de entrada sin visado con Estados terceros para que esas entradas no puedan pavimentar algún tipo de camino a territorio comunitario. La mayoría de los países de los Balcanes Occidentales tienen acuerdos de exención de visado con la UE, pero también con algunos terceros países.
Tras la última cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, a mediados de diciembre, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció una cita extraordinaria el 9 y 10 de febrero próximos en Bruselas para mantener un “debate en profundidad” sobre migración, con el foco puesto en la ruta de los Balcanes Occidentales y las vías de entrada mediterráneas.
La Comisión Europea lanzó en septiembre de 2020 un pacto migratorio que se encuentra prácticamente estancado debido a las profundas diferencias entre los socios comunitarios. Unas diferencias agudizadas con la llegada a algunos gobiernos de la extrema derecha, como en el caso de Italia, donde la primera ministra, Giorgia Meloni, ya ha empezado a ejercer mano dura en materia migratoria, chocando con países como Francia. La presidencia rotatoria de la UE está este semestre en manos de Suecia, cuyo primer ministro, Ulf Kristersson, ha necesitado del apoyo del partido de ultraderecha Demócratas de Suecia, de corte populista, antinmigración y abiertamente contrario a la presencia de musulmanes en Europa.
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