La India asume de manera oficial el jueves la presidencia del Grupo de las 20 mayores economías del mundo para el próximo año y está colocando al clima al frente de las prioridades del grupo.
De acuerdo con expertos, algunas de las áreas cruciales en las que el país asiático se enfocará durante su presidencia son programas para fomentar la sustentabilidad y destinar recursos con el fin de que las naciones puedan adoptar energías limpias y hacer frente a los efectos de un mundo con temperaturas cada vez más altas. Algunos creen que la India también aprovechará su nueva posición para impulsar su trayectoria en materia climática y tender un puente entre los intereses de las naciones industrializadas y las que están en desarrollo.
En años recientes, el país ha dado pasos considerables hacia sus objetivos climáticos, pero en la actualidad es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero.
El G20, integrado por las economías más grandes del mundo, tiene una presidencia rotativa, en la que un estado miembro distinto está a cargo de la agenda y las prioridades del grupo cada año. Algunos expertos creen que la India aprovechará “el gran escenario” de la presidencia del G20 para promover sus planes climáticos y de desarrollo.
El país “se enfocará fuertemente en responder a los retos presentes y futuros que supone el cambio climático”, dijo Samir Saran, presidente de la Observer Research Foundation, un centro de investigación con sede en Nueva Delhi. La ORF coordinará el T-20, un grupo de centros de investigación de 20 países miembros cuyos participantes se reúnen en el marco del G20.
Saran dijo que la India trabajará para asegurar que el dinero fluya de las naciones industrializadas ricas hacia las economías emergentes con el fin de ayudarles a combatir el calentamiento global, como la promesa de destinar 100 mil millones de dólares al año a las naciones más pobres para que inviertan en energías limpias y se adapten al cambio climático, algo que aún no se ha cumplido, y un compromiso reciente con los países vulnerables de crear un fondo para los daños ocasionados por el clima extremo.
Dijo que la India también empleará su presidencia para promover su programa insignia “Mission Life”, que fomenta un estilo de vida más sustentable en el país, pues se prevé que dentro de poco sea el más poblado del mundo.
Cuando Indonesia, que tenía la presidencia, se la entregó simbólicamente a la India el mes pasado en Bali, el primer ministro indio Narendra Modi aprovechó la oportunidad para promover el programa, diciendo que supondría “una enorme contribución” al convertir la vida sostenible en “un movimiento masivo”.
El impacto del estilo de vida “no ha recibido atención suficiente en el discurso global como debería”, dijo RR Rashmi, miembro distinguido del Instituto de Investigación Energética en Nueva Delhi. Agregó que el tema “podría adquirir algo de protagonismo” en el G20, lo cual sería un éxito para el gobierno indio, pero los críticos dicen que el enfoque en los cambios en el estilo de vida debe estar sustentado con políticas para que tenga credibilidad.
La India ha estado fortaleciendo sus credenciales climáticas, con objetivos internos recientes para adoptar energías renovables incluso más ambiciosos que los que le entregó a las Naciones Unidas como firmante del Acuerdo de París, el cual exige a los países que muestren cómo planean limitar el aumento de temperatura con respecto a los objetivos que se acordaron en 2015.
Algunos analistas dicen que las ambiciones y acciones climáticas de las naciones —entre ellas las de la India— no están en línea con las temperaturas que se acordaron.
Muchos de los grandes empresarios industriales de la India están invirtiendo fuertemente en energía renovable, tanto en el ámbito interno como global, pero el gobierno indio también está preparándose para invertir 33 mil millones de dólares en plantas energéticas de carbón en los próximos cuatro años.
En la conferencia climática de la ONU del mes pasado, la India —hoy por hoy el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero en el planeta— propuso eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles y resaltó en repetidas ocasiones que es necesario reconsiderar el financiamiento climático global. El país asegura que no puede alcanzar sus objetivos climáticos y reducir las emisiones de dióxido de carbono sin recibir un financiamiento significativamente mayor de las naciones más ricas, una afirmación que dichos países ponen en duda.
Navroz Dubash, autor de varios informes climáticos de la ONU y profesor del Centro para Ia Investigación de Políticas, aseguró que una pregunta crucial para muchos países es cómo “las economías emergentes abordan las necesidades de desarrollo y lo hacen en una senda de bajas emisiones de carbono”, y varios del sur del planeta, como la India, señalan que es necesaria la inversión externa.
En la presidencia del G20, la India está en buena posición “para decir qué se requerirá para que nos desarrollemos en formas que no inmovilicen el presupuesto restante para el carbono”, agregó Dubash, refiriéndose a la cantidad de dióxido de carbono que el mundo puede emitir mientras al mismo tiempo contiene el calentamiento global dentro de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) con respecto a los niveles preindustriales.
“Los países en desarrollo están presentando argumentos convincentes de que las políticas industriales verdes son de hecho bastante dependientes de que se tenga dinero público para lidiar con los problemas”, dijo Dubash. Algunos expertos dicen que se necesitan más de dos billones de dólares cada año para 2030 con el fin de ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones y hacer frente a los efectos del cambio climático: 1 billón de dólares provenientes de fuentes internas y el resto de fuentes externas, como países en desarrollo o bancos multilaterales de desarrollo.
“Este dinero público también puede ser una manera de atraer fondos privados, que es lo que Washington ha hecho con su Ley para la Reducción de la Inflación”, agregó Dubash. El paquete climático insignia de Estados Unidos aprobado este año incluye incentivos para construir infraestructura de energías limpias.
De acuerdo con expertos, el G20 también estudiará a detalle estrategias alternas para obtener financiamiento climático. El grupo podría seguir el ejemplo de la iniciativa de Bridgetown que propuso la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, la cual implica liberar grandes sumas de dinero de bancos multilaterales de desarrollo e instituciones financieras internacionales para ayudar a los países a adaptarse al cambio climático y hacer la transición a energías más limpias.
Saran, del ORF, dijo que como presidente del G20 la India puede impulsar la conversación sobre esta iniciativa. Es común que cuando los países en desarrollo piden préstamos de las instituciones financieras globales, éstas les cobren tasas de interés más altas. Para Saran, reajustar las finanzas globales con el fin de que la energía renovable sea más asequible en el mundo en desarrollo es clave para frenar el cambio climático.
La idea ha cobrado fuerza entre las naciones desarrolladas. El presidente francés Emmanuel Macron ha expresado su apoyo.
“En el futuro, una porción considerable de las emisiones provendrá del mundo en desarrollo”, señaló Saran. “Si les facilitamos hacer la transición a energía más limpia, entonces podemos evitar estas emisiones”.
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Sibi Arasu está en Twitter como: @sibi123
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