Marta Álvarez (Bilbao, 1966) era una adolescente cuando su padre, David Álvarez, compró Vega Sicilia en 1982, hoy la gran marca de lujo en España. Los recuerdos de aquella adquisición -que celebran este año con eventos especiales-, más que en la retina, los guarda en los oídos.
“Nuestro padre era un empresario a la antigua usanza, de volcarse en el negocio al cien por cien, por lo tanto, en casa siempre hemos vivido mucho su trabajo. Me acuerdo de oír hablar sobre una gran bodega y a mi padre decir que podría ser un negocio interesante para nosotros, que entonces no estábamos vinculados al vino. Era un tema atractivo, pero no tenía el boom que hemos conseguido después”, explica Marta, presidenta de Tempos Vega Sicilia.
Y de rebote David Álvarez pasó de ser intermediario de la familia Neumann Svaton -al frente entonces de esta respetada bodega de Valbuena de Duero (Valladolid)- a dueño. Hoy, cuatro décadas después esta compañía familiar, liderada por su hijo Pablo (consejero delegado), es una marca global sinónimo de excelencia y sus vinos reciben alabanzas de crítica y público a la vez que son objeto de deseo de coleccionistas y casas de subastas.
Artesanas, nacidas de la tradición, pero también con una gran apuesta por la innovación, son etiquetas únicas que llevan la rúbrica de esta empresaria, discreta y prudente en grado superlativo.
“Era una tradición que las botellas las firmara el presidente de la bodega. Lo hacían los antiguos propietarios y nosotros lo hemos mantenido también en las bodegas que hemos ido fundado, salvo las referencias de Macán, donde estamos asociados con la familia Rothschild“, detalla Marta.
Primero las firmaba su padre y luego -en todas las cosechas posteriores a 2010– ella: Marta Álvarez en las botellas de Alión (Ribera de Duero), de Oremus (Tokaj, Hungría), de Pintia (Toro) y en las que saldrán de Bodega y Viñedos Deiva, nueva enseña en Rías Baixas fundada con la idea de hacer vinos albariño que estará terminada en 2023.
Pero antes de que este mundo la sedujera lo hicieron los números. “Estudié Económicas y Empresariales y, como me gustaba el tema de los impuestos, hice un máster en asesoría fiscal. Trabajé unos años en este sector, en un despacho que no tenía nada que ver con la familia”, revive hoy.
No sabe si fue “por ser la pequeña de los hermanos o por la rebeldía de la juventud y las ganas de ver cosas“, pero quiso empezar su propio camino. “Estuve unos años fuera y creo que eso fue muy positivo”.
Con la maleta cargada de otras experiencias y la rebeldía saciada, Marta volvió al hogar. En 1998 “me incorporé a Eulen, la empresa de servicios que fundó mi padre. Estuve primero en el departamento de Riesgos, como ves siempre orientada al tema fiscal y económico, y luego en las auditorias”. Y más tarde llegó el tiempo del vino.
En 2010 se incorporó a Tempos Vega Sicilia como “presidenta no ejecutiva, también presido el Consejo de Administración donde se toman las decisiones estratégicas. Mi hermano Pablo lleva la gestión de las bodegas”.
Precisamente, éste ha tenido mucho que ver en la fascinación que Marta siente por el universo vinícola. Con los años y el contacto con los expertos aprendió de viñas, de crianzas, de elaboraciones… “En eso nos ha ayudado mucho Pablo, quien además siempre nos ha transmitido su amor por la bodega y el vino”.
Hace 40 años, los Álvarez no sabían nada del tema, pero hoy elaboran algunos de los vinos más deseados del planeta. “Hemos ido aprendiendo despacio, y también la bodega ha ido creciendo poco a poco. Si algo nos caracteriza, es la paciencia. Aquí nada se precipita, y eso nos da tiempo para cometer errores y rectificarlos. Trabajamos a muy largo plazo porque no buscamos el beneficio rápido ni crecer rápidamente, sino cuidar la marca y la calidad y mirar siempre al futuro”. Y si hay que desechar una producción porque no se ajusta a la calidad deseada, pues se hace y no se vende. Es lo que tiene ir en pos de la excelencia y no tener prisa. “Ha habido años en los que se ha descartado, por ejemplo, elaborar Único [referencia icónica de la casa] porque la uva no tenía la calidad que buscábamos”.
Cosas como estas han engordado la leyenda de sus vinos, igual que su presencia en acontecimientos únicos. Por ejemplo, durante la histórica visita que en 2016 Barack Obama realizó a Cuba: el entonces presidente de Estados Unidos y el de Cuba, Raúl Castro, compartieron un Único 2007.
Más elementos para el mito. En 1982 cerca del 90% de las ventas tenía como destino el mercado español (solo se exportaba a cinco países); hoy el 70% sale de nuestras fronteras (llegan a 150 países). Además, cuentan con un exclusivo club al que pertenecen 3.700 elegidos -la mayoría son particulares, aunque también hay tiendas, restaurantes…- y que tiene una lista de espera de 2.500 personas.
“Antes de que mi padre comprara la bodega ya funcionaba el sistema de cupos para vender el vino. Lo hemos conservado porque se establece una relación muy personal con el cliente, algunos llevan muchos años con nosotros: padres, hijos…”.
-Tienen más demanda que oferta. ¿No se han planteado producir más?
-El viñedo es limitado. No es como en una fábrica, donde le das a una máquina y sigues generando piezas. No tenemos intención de pasar de ahí, es nuestra filosofía. Lo que sí hemos ido haciendo es crear nuevas bodegas con otras características y buscar diferencias, por eso hemos apostado por la de Galicia y el albariño.
Y es que Vega Sicilia lo vende todo. “Bueno, cada año, reservamos un poco para nuestra colección particular o para una urgencia, pero sí, se vende bien, no nos podemos quejar. Lo conseguimos con mucho esfuerzo. No es fácil, pero tenemos una parte del departamento comercial que viaja mucho, y por todo el mundo, para dar a conocer nuestros vinos, para buscar buenos distribuidores… Luego ya depende del gusto de cada uno”, reconoce Marta sin perder ese hablar pausado, sin prisas, como el sello de la casa.
-¿Es verdad que no regalan vino?
-Ja, ja, ja. Sí, no hacemos excepciones ni descuentos.
-Tampoco campañas publicitarias…
-Lo que intentamos es hacer muy buenos vinos y que la calidad sea lo que nos defina, no la publicidad. Asistimos a catas, reuniones internacionales… para darlos a conocer. No queremos ser una bodega cuyos vinos se guardan como si fueran una obra de arte, sino que se beban y se disfruten.
Un goce que en algunas etiquetas no está al alcance del común de los mortales. “Único Reserva Especial y Único son caros, pero hay que tener en cuenta que, por ejemplo, este último necesita 10 años desde que se recoge la cosecha hasta que sale a la venta. Es un proceso muy largo, muy laborioso”.
Y sigue: “De todas maneras, somos muy cuidadosos con el precio, porque queremos que la exclusividad sea accesible. Alion y Pinia son vinos más económicos; en Oremus, también tenemos un vino blanco, Mandolás, que roda los 20 euros… No vamos buscando la exclusividad en sí, sino la calidad”, insiste la presidenta de Tempos Vega Sicilia, quien no tiene problemas en hablar de la presencia de la mujer en el sector.
“Tradicionalmente el mundo del vino ha sido muy masculino. Quizá en los últimos 20 años ha ido cambiando, ya que, aunque la mujer llevaba tiempo participando, no estaba, como en tantos sectores de la sociedad, en puestos de responsabilidad. Ahora ya dirigen bodegas, hay enólogas, sumilleres, Master of Wine… La mujer tiene mucho que decir y aportar porque además es consumidora“.
-Ya que hablamos de consumo, ¿en su casa brindan con sus vinos?
-Sí, pero también de otros.
-¿Sus preferidos?
-De los que producimos nosotros me gustan mucho Valbuena y Oremus Aszú 5 Puttonyos. De los demás, los borgoñas franceses y el champán.
Discreta y con perfil bajo, “somos del norte y eso nos marca”-, habla de tradición y también de modernidad. “Llevamos cuatro décadas cuidando la viña, sin utilizar herbicidas o abonos químicos; hace unos años construimos una nueva nave de elaboración con sistemas supersofisticados, hemos recuperado gran parte del viñedo que Eloy Lecanda, el fundador de la bodega plantó a finales de siglo XIX…”.
Todo para conseguir unos vinos singulares resultado, según Marta, del trabajo, “mucho trabajo”, del cuidado… Y del tiempo, como el que tienen y cuentan las añadas históricas de Único y de Valbuena que han protagonizado una espectacular cata, celebrada hace unos días en Asador Extebarri para festejar los 40 años de los Álvarez en Vega Sicilia.
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