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La presidencia checa de la Unión Europea convoca una reunión extraordinaria de los ministros del Interior del bloque tras el conflicto diplomático entre Francia e Italia porque Meloni se negó a acoger al barco Ocean Viking con 230 migrantes africanos. “Es un problema político que rezuma xenofobia y una doble moral de Europa muy preocupante”, asegura a RFI el eurodiputado Miguel Urbán Crespo.
La reunión de la UE está prevista el 25 de noviembre, pero las diferencias entre los países socios persisten. No es nuevo, llevan años sin ponerse de acuerdo sobre cómo gestionar la llegada de migrantes a sus fronteras y de cómo repartirlos. Los del sur, países receptores, piden un reparto eficaz de los migrantes, pero los europeos del centro y del norte son reticentes.
La nueva primera ministra italiana, la ultraderechista Girogia Meloni, cerró la semana pasada el puerto a los 250 migrantes. El barco finalmente atracó en puerto francés, mucho más lejos. París calificó la actitud de Roma de “inaceptable” y pidió a Europa que se pronunciara. Como medida de retorsión, Francia anunció que no acogería a los 3.500 migrantes que están en Italia a la espera de ser trasladados a territorio francés, en el marco del mecanismo de solidaridad europeo de reparto de migrantes que llegan a las costas mediterráneas. Italia se escandalizó argumentando que este año han recibido a cerca de 90.000 personas.
Es un capítulo más de la falta de entendimiento y compromiso de los países europeas sobre este tema, siempre espinoso a nivel interno y que Meloni ha usado como bandera para ser elegida a la cabeza del gobierno italiano.
“Meloni sabe que tiene las manos atadas en temas económicos. Además, tiene un acuerdo férreo con la cuestión de la guerra de Ucrania, las sanciones y la OTAN. Así que lo único que le queda para diferenciarse del anterior gobierno es la cuestión de la xenofobia institucional del cierre de puertos”, dice a RFI el eurodiputado del Grupo de Izquierda, Miguel Urbán Crespo.
Más allá de la cocina interna italiana, este episodio evidencia una vez más la incapacidad de Europa para gestionar la migración que llega tanto por vía marítima como terrestre, a través de los enclaves españoles en el norte de África de Ceuta y Melilla.
“Se ha demostrado en el caso ucraniano que no hay ningún problema jurídico, organizativo, técnico ni de ninguna otra índole para acoger a las personas que demandan asilo y refugio en Europa”, asegura el eurodiputado que recuerda que ni siquiera se puede comparar el número de personas que llegan por el Mediterráneo con los cuatro millones de refugiados ucranianos acogidos en la UE tras la invasión rusa.
Para Urbán Crespo estamos ante un problema político “que rezuma xenofobia y una doble moral de Europa muy preocupante”. ¿Cuál es la diferencia entre un sudanés que huye de la guerra y un ucraniano que huye de la guerra? ¿El color de la piel? ¿Alguien piensa que Meloni le cerraría un puerto a un barco de refugiados ucranianos?”, se pregunta irónicamente el eurodiputado.
Este viernes que viene, los ministros del Interior de los 27 abordarán la situación actual sobre “todas las rutas migratorias”, dijo la presidencia rotativa de la UE en un comunicado, añadiendo que sobre la mesa pondrían el tema de la reforma de las reglas de asilo, paralizada desde 2015, la protección de las fronteras y el mecanismo de solidaridad para la relocalización de migrantes.
El eurodiputado espera muy poco de esta reunión porque mientras los compromisos a los que se llegan no sean vinculantes, no se va a poder avanzar. “Nunca se habla de compromisos obligatorios. Los compromisos voluntarios quedan muy bien en los titulares y para limpiar nuestra conciencia, pero en la práctica los datos hablan por sí solos. Deberíamos haber acogido a 8.000 personas que hubieran llegado por el mar a Europa y a día de hoy se han repartido sólo 117 personas, que es el 1,47% del compromiso al que se había llegado”, deplora el eurodiputado español que “no espera nada o muy poco”, de la reunión del viernes.