Tal y como denunciaba Economist & Jurist en este articulo la tasa de empleo senior en nuestro país es diez puntos menos que en otras jurisdicciones de nuestro entorno.
La palabra senior no tiene un único significado claro, en cuanto a se refiere a la edad concreta a la que se aplica, incluso esta misma mañana he oído otra expresión que me ha parecido novedosa y que las denomina como “personas de edad”.
En el campo profesional, sobre todo en el campo del empleo dentro de las empresas, ha empezado a igualarse el término senior a las personas que tienen una edad en la que sufren la tremenda discriminación del edadismo y de las prejubilaciones, y esa edad se sitúa a partir de los 50 años, mas o menos.
Es decir, que a partir de los 50 años, la mayoría de las personas tienen unas serias dificultades para mantener, o para encontrar un nuevo empleo. En la mayoría de las ocasiones, ni siquiera estamos hablando de aspirar a encontrar un empleo “de calidad”, similar al que venían manteniendo, no solo económicamente, sino ni siquiera en el aspecto de desempeño interesante o reconocido.
Para tratar de abordar este tema genérico, las empresas e instituciones que nos hemos preocupado por el asunto, nos hemos agrupado en dos grandes titulares.
Uno de ellos se denomina el “talento senior”, más dirigido a estudiar y tratar de resolver el tema del empleo por cuenta ajena, para luchar contra los llamados reajustes de plantillas con diversas denominaciones, desde despidos, prejubilaciones, EREs u otros nombres similares.
Como única forma de evitar algunas de estas modalidades, que cada vez se han puesto más de moda, el Gobierno trata de desincentivarlas alargando la edad de jubilación; sin darse cuenta de que el problema de la mayoría de las personas senior no es que tengan trabajo pero prefieran jubilarse, sino que no lo tienen y que si se prorroga el momento de acogerse a la jubilación se quedan sin paro y con unas percepciones de jubilación tan bajas –por no haber podido trabajar en los últimos años– que peligra seriamente su subsistencia.
El segundo de estos grandes titulares se refiere al trabajo por cuenta propia, bajo cuyo título se agrupan varias denominaciones más minoritarias como interim managers, consejeros independientes de empresas u otras, pero entre las que destaca claramente la alternativa del emprendimiento senior.
Convertirse en un emprendedor senior profesional es una opción muy razonable para aquellas personas que, desde la fundamental experiencia que sus largas trayectorias acreditan, sean capaces de combinarla con su larga lista de contactos profesionales y conocimientos que encadenan
Al mismo tiempo se deben en cuenta que las habilidades tecnológicas básicas –y en ocasiones incluso muy avanzadas– están en el acervo de todos ellos, acreditadas por el uso de teléfonos móviles con accesos a internet, plataformas de redes como LinkedIn, twitter y otras que obligan a mantenerse activos bajo riesgo de quedarse aislados sino se procura acceder a ellas y saber utilizarlas.
Hay que planificar el emprendimiento
No obstante, hay varios aspectos que han de ser tenidos en cuenta por toda persona que decida emprender, y que en muchas ocasiones no se les presta la suficiente atención y llevan al fracaso anticipado de los intentos de emprendimiento.
En primer lugar, un emprendedor debe asegurarse de tener unos determinados niveles de sofskills básicos para su futuro desempeño. A lo largo del tiempo que 50Pro lleva trabajando en este campo, hemos podido desarrollar un test que identifica con suficiente fiabilidad este tipo de cualidades.
Un punto fundamental de las mismas, consiste en superar temas tan elementales como una natural aversión al riesgo –sobre todo económico– que requiere cualquier emprendimiento. Si bien no hay que exagerarlo pues algunos lo convierten en un freno automático creyendo que si el emprendimiento no tiene éxito les llevará a su completa ruina.
Obviamente para ello hay que hacer un Plan de Negocio bien hecho, en el que se valore la inversión inicial necesaria y la financiación posterior, para cerciorarse de que están dentro de las posibilidades de cada uno. Dentro de este mismo grupo está la capacidad de liderazgo y trabajo en equipo.
Pero además de todo lo anteriormente mencionado, un futuro emprendedor senior debe saber entrenarse para adquirir una serie de conocimientos multifuncionales. Es decir, debe tener unos conocimientos suficientes tanto de temas comerciales, financieros, de comunicación, de negociación, de análisis de mercados y otros, pues pasa de dedicarse de un tema superespecializado a un tema de su especial conocimiento pero desde todos los puntos de vista.
Como ejemplo aclaratorio citaremos el caso de un abogado especialista en contratos de suministros de productos en el campo de la energía obtenida de carburantes sólidos. Esos conocimientos pueden ser suficientes cuando trabaja en un despacho profesional por cuenta ajena.
Pero si se independiza, puede necesitar hacer eso mismo, pero incorporando aspectos del negocio a los que antes no había necesitado prestar atención, como el marketing para darse a conocer en redes –ya que ahora no le protege una gran marca bajo la que antes actuaba– o entender los flujos de caja de tesorería de su negocio o las necesidades de financiación.
Y si ahora no presta un poco de atención a todo ello, es seguro que fracasará en su intento de independizarse.
En los últimos tiempos se ha producido, afortunadamente, un incremento importante del número de emprendedores senior, que ha puesto de manifiesto que la TEA (Tasa de Actividad Emprendedora) de los senior ha crecido en los últimos años, por encima del resto de población.
Incluso la tasa de éxito o de continuidad de los emprendimientos de los senior, es mayor que otros grupos de población. Aunque la mejor apuesta hoy día es el emprendimiento multigeneracional en el que se integran jóvenes y senior para combinar lo mejor de cada uno de ellos para lograr proyectos comunes.
En segundo lugar, hay que saber encontrar el sector de actividad al que dirigirnos. Está muy claro que un buen negocio puede serlo para una persona y no serlo para otra diferente. Esta obviedad no se considera en la mayoría de las ocasiones, pues alguien con prisas para emprender, busca negocios que se ponen de moda o que alguien ha puesto en marcha con mucho éxito, y se cree que ese es el que se debe elegir.
Sin considerar quien elige emprenderlos tiene los conocimientos, experiencia y contactos necesarios para replicarlo en cualquier sitio y en cualquier momento. Esta es una de las circunstancias que genera más desastres en el emprendimiento. Hay que seguir una metodología concreta, que ya existe, para ayudar en este importantísimo proceso de elección.
Hay que diferenciarse
En tercer lugar, siempre hay que definir muy bien el nuevo emprendimiento, dedicando el tiempo y esfuerzo necesario en encontrar aspectos originales y diferenciales en lo que se decida emprender. Esta novedad puede ser en uno o varios aspectos del negocio, tanto en el producto o servicio, la forma de distribución, el cobro del mismo, el envase, el tipo de público al que se dirige, etc.
Finalmente, sea cual sea la decisión tomada –y a la espera de que sea la correcta– hay que tener en cuenta que el propio trabajo es una bendición en sí mismo para cualquier persona. Excepto aquellos trabajos que son alienantes o contrarios a la dignidad de la persona, el trabajo constituye una forma de perfección de las capacidades de cada uno y una forma de ayudar a la sociedad y a las personas que la integran, que satisfacen y enorgullecen a cada uno en sí mismo.
Se debe tener claro que no hay trabajos de mayor categoría que otros: lo importante es el interés con que cada uno realiza el suyo y el empeño por hacer bien las cosas incluso en los pequeños detalles.
Esta afirmación no es para nada utópica y, además de nuestra propia experiencia sobre ella, y de la alegría que todos podemos percibir en las personas que están contentas con su trabajo y el optimismo que comunican a su alrededor, están las investigaciones médicas y la constatación sobre el denominado “síndrome del parado, o inactivo o desempleado”.
En estos periodos de inactividad, se producen unos aumentos muy importantes de procesos depresivos, pero que no sólo acaban afectando al equilibrio psicológico del individuo, sino también al biológico, con trastornos gástricos, digestivos y neurológicos importantes.
En resumen, necesitamos trabajar y no sólo por razones económicas que a todos nos parecen tan obvias, sino por razones de equilibrio general de la persona.
En nuestra mano está.
Aunque el trabajo por cuenta ajena no depende de nosotros mismos, porque es otra persona o grupo de personas los que han puesto en marcha una empresa y pueden contratarnos o no; existe el trabajo por cuenta propia que requiere superar barreras que están a nuestro alcance y que nadie puede impedirnos emprender.
No obstante hay que reconocer las dificultades que tiene el emprendimiento y que no debemos hacerlo “a lo loco”, sino que se requiere un entrenamiento o formación previa, para realizarlo de un forma profesional y con las máximas posibilidades de éxito.
Sin embargo, estimado lector, convertirte en emprendedor senior es factible en un contexto en el que la experiencia y trayectoria profesional la demandan las empresas. Solo es necesario que tengas las ideas claras y formarte de manera adecuada.