El funcionario destacó que “cuando nací éramos 3.500 millones de habitantes y, 44 años después, somos 8.000 millones, y hay negacionistas de las consecuencias de esto. Abordar esto junto al sector productivo es necesario para encontrar respuestas y soluciones a estos problemas y al cambio climático. Como ejemplo, las 100 principales compañías en el mundo generan el 70% de los gases de efecto invernadero”.
Para Cabandié, no se puede “contemplar ni aceptar un modelo de producción que no tenga en cuenta estas cosas. Argentina representa el 0,8% de las emisiones globales, EEUU el 15%. Si no adoptamos otros mecanismos para el desarrollo y la producción, no vamos a tener recursos para seguir produciendo. Hoy se necesita consenso social para desarrollar los proyectos productivos. Por eso queremos que sean sostenibles. Las próximas generaciones no van a poder vivir un mundo libre y no va a haber utilidades y ganancias si no lo pensamos antes y somos concientes de la diferencias entre hemisferiuo norte y sur. Argentina tiene ahora Vaca Muerta, y ese gas significa que otros países dejen de usar carbón, como China, que tiene su matriz energética basada en el carbón, el peor generador de gases de efecto invernadero”.
El ministro apuntó a las oportunidades que tiene el país como generador y oferta exportable de energías. “Podemos producir energía con el sol, el agua y tenemos el litio. Argentina tiene enormes oportunidades y no podemos perdernos la posibilidad de agregarle valor a eso para la transición ecológica con nuestras energías renovables y las capacidades técnicas de nuestros científicos. El paradigma del siglo XX fue una sociedad global de consume. La mirada que tenenos que tener es conjugar en un mismo nivel lo económico y ambiental, si no, no tendremos un mundo habitable para las próximas generaciones”.
Por su parte, Isidro Baschar, director de la estatal Nucleoeléctrica Argentina SA, explicó que “hace 40 años que Argentina tiene energía nuclear, que genera el 7% de la energía que se consume en el país y hoy se vuelve a poner en valor su importancia. Eso pone en agenda al sector nuclear. La seguridad energética se pone en valor en el mundo y Argentina, gracias a la energía
nuclear, permitió ahorrar muchas emisiones de gases de efecto invernadero. Trabajamos junto con la CNEA para construir reactores nucleares en el país, porque nuestro país es pionero en eso. Apuntamos a centrales grandes con financiamiento de China y también en centrales más pequeñas para responder a demandas diferentes, como la producción de hidrógeno, desalinización de agua y el desarrollo de sectores productivos. Para 2030 tenemos que reducir un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero y ahí hay un desafío enorme”.
El funcionario agregó que “la seguridad en nuestro sector es un desafío importante y tenenos provincias antinucleares frente a una política nacional de desarrollo y hay que resolver la articulación federal con las provincias. El desarrollo de uranio tiene problemas para su desarrollo y eso tiene consecuencias en la seguridad energética y la cadena de valor la necesita, las condiciones geopolíticas nos ponen en una buena posición por las reservas estratégicas que temenos de uranio. Veo un desafío entérminos de planificación, ver cómo se hace esa transición, mirar qué tenemos, qué no y la oportunidad de construir nuevas centrales nucleares como generador de energía y puestos de trabajo. Argentina tiene una ventana de oportunidad enorme para generar dólares desde esta transición”.
En tanto, Pablo Bizzotto, CEO, Phoenix Global Resources, destacó que “Vaca Muerta tiene los niveles más bajos de CO2 por barril producido. En todos los escenarios en la industria pesada en el 2050 vemos todavía un 20% de produción de petróleo y el petróleo de Vaca Muerta es menos nocivo y es una palanca muy importante respecto a EEUU, que hizo un desarrollo fuerte en lo no convencional. El otro país fue Argentina. La transición energética tiene que tener alguna variabilidad dependiendo de la situación de cada país.
Estamos en una posición muy buena, temenos más del 50% de su matriz energética con el gas”.
El profesional destacó: “Nuestro Proyecto Mercuria en Misiones hace agregado de valor a los minerales. Hace tiempo empezamos a implementar en un programa de reducción de la deforestación de bosques. Estamos en el desarrollo de esas políticas, es un trabajo que no es simple pero vamos por buen camino para certificar créditos de carbono. Nuestra licencia social es que formamos a maestros y profesores para explicarle a la sociedad lo que hacíamos y lograr la aceptación de nuestra actividad, como el fracking. Es bueno que la sociedad vea el beneficio. La sustentabilidad es como el ticket para entrar a la cancha. Por primera vez hubo una desconexión entre el crecimiento mundial y las emisiones, y esa es una noticia positiva. Con Vaca Muerta estamos ante una posibilidad histórica. Hoy los sindicatos piden bonos atados a la productividad. Falta que los líderes politicos fijen un marco regulatorio aceptable para que vengan las inversiones. Lo más difícil ya se hizo, transformar Vaca Muerta en un negocio. Ahora hay que poner el gas de Vaca Muerta en el mundo”.
Para Paula Szenkman, directora del Programa de Desarrollo Económico de CIPPEC, “en la salida de la pandemia se generó un aumento de la demanda muy fuerte y más desde la Guerra Rusia y Ucrania. Tenemos problemas y presiones sobre la seguridad energética y de abastecimiento. Frente a esa situación hay distintos escenarios. El gas como recurso de transición y pone a la Argentina ante una gran oportunidad como hidrocarburo menos contaminante. Por otro lado, la confianza que vuelve a la energía nuclear y su tecnología. Y las renovables para llegar a una matriz descarbonizada, donde Alemania está a la cabeza. Los desequilibrios entre países para abordar la
transición energética. Argentina tiene otros problemas derivados de la macroeconomía. Hay una gran oportunidad”.
Para la directora del CIPPEC, “La diversidad en las fuentes de generación energética, el gas y su rol exportable. Argentina tiene un quinto de las reservas de litio del mundo, y el desarrollo de biogas, bioamasa a través del agro. Hay oportunidades enormes, cuesta articular ese gran potencial y para eso es necesario crear una mirada común desde todos los actores de la sociedad para avanzar con esto. Este es un tema central para el desarrollo, tratando de entender las preocupaciones de las nuevas generaciones, tener una política ordenadora para el sector, una mirada articulada. Es central el esquema de tarifas y de precios para la inversion privada. También el acceso a los sectores más vulnerables pero tener un esquema cierto y que no se cambie, para que todo ese gas y renovables sea una oferta exportable. Por eso la coordinación pública privada es muy importante. Argentina tiene oportunidad de ser un gran jugador global para proveer soluciones a este tema de transición energética. Resalto la impoortancia de tener una política energética para las inversions. Hay que rescatar la articulación público privada, ponerlas en valor, mejorarlas y potenciarlas”.
Desde el sector privado, Matias Campodónico, presidente de DOW Argentina, explicó que “hace 20 años empezamos a hablar de sustentabilidad como plan de negocios, sobre todo en industrias como la nuestra. Tenemos desafíos saliendo de la carbonmización. Y cómo pasamos a una economía circular, donde el deshecho paasa a formar parte de un nuevo insumo. La opción de más energías renovables, en Bahía Blanca el 20% proviene de energías renovables, eólica. Hay que hacer un esfuerzo para escalar esto. La palabra clave es la colaboración con el Estado, a través de créditos blandos, los consumidores cambiando sus hábitos de consumo, y todos tenemos que ceder algo para llegar al 2050 con otra matriz productiva”.
“Nuestro gas hoy permite reemplazar carbón y petróleo. Miramos con mucho interés la alternativa de los pequeños reactores para los polos productivos. Estos procesos se pueden implementar de forma segura y eficiente para todos. Tenemos en Argentina todas las energías y desde la petroquímica vemos como se puede exportar por 8 esos productos energéticos, como el gas, para exportar a Brasil y Chile, por ejemplo, y también para generar nuestro propio capital para financiarlo. Ninguno consigue estos objetivos de manera aislada. Desde el sector privado tenenos claro que esto tiene que hacerse para no desaparecer como industria y a
partir de eso aparecen enormes oportunidades de negocios. La sustentabilidad es la nueva revolución industrial. Podemos mirar el vaso medio lleno de cara al futuro”, señaló.