Sin grandes anuncios por parte de los países, las empresas han tomado el protagonismo en la cumbre del clima de Egipto. Este miércoles, Estados Unidos ha puesto sobre la mesa un plan para que las compañías financien la transición energética en los países menos desarrollados a través de créditos de emisiones.
Se trata de una “herramienta crítica” para reducir las emisiones, que suplementará y no sustituirá otras vías de financiación climática -el tema central en esta COP27-, según ha detallado en Sharm el Sheij el enviado especial para el clima estadounidense, John Kerry. Ha insistido en la necesidad de que el capital privado participe en esta transición porque “ningún gobierno en el mundo tiene dinero suficiente” para financiar la mitigación y adaptación al cambio climático, que la ONU cifra en billón de dólares al año en 2030. Además, este mecanismo fomentaría invertir en mercados poco atractivos para las compañías.
Activistas y expertos se han mostrado escépticos tradicionalmente respecto a la idea de los mercados de emisiones, ya que en muchos casos incluyen vacíos legales que permiten a las empresas y países seguir contaminando impunemente, y en el pasado ideas similares han fracasado a la hora de reducir las emisiones. Precisamente la ONU presentó el martes una guía de líneas rojas para evitar el “lavado de cara verde” por parte de compañías, bancos y entidades regionales y locales a la hora de invertir en estos créditos para no reducir sus emisiones en el corto y medio plazo. Según Kerry, el secretario general de la ONU, António Guterres, está a favor de este plan siempre que incluya garantías.
Garantías para evitar trampas y “greenwashing” de las empresas
Consciente de las dudas, y respondiendo al plan de la ONU aunque sin mencionarlo, Kerry ha incidido en que su plan solo permitirá que se usen “créditos de alta calidad”, con “altos estándares” y que las empresas que los usen deben tener un plan detallado y respaldado por la ciencia de emisiones netas cero. Deberán usar estos créditos “para suplementar y no sustituir” reducciones drásticas de sus propias emisiones y no estarán incluidas las empresas de combustibles fósiles.
“Desafortunadamente, abusos en el pasado han desacreditado el uso de estos créditos de emisiones. Pero sabemos que con las garantías adecuadas, transparencia y rendición de cuentas, se puede hacer bien, y no deberíamos dejar que los errores del pasado nos impidan usar una herramienta poderosa para invertir capital privado donde más se necesita”, ha insistido este histórico negociador sobre el clima.
Al plan se han unido ya grandes empresas, como Pepsi y Microsoft, y ya se han interesado en él “muchos países en desarrollo”, entre ellos Chile y Nigeria, según ha asegurado Kerry. Espera que este nuevo mercado de emisiones esté funcionando antes de la cumbre del clima del año que viene, la COP28, que se celebrará en noviembre en Emiratos Árabes Unidos.
Las iniciativas para crear mercados de emisiones han tenido resultados desiguales. El que está en vigor en la Unión Europea, el más importante en la actualidad, ha sido un éxito reconocido por los expertos y ha favorecido la transición energética en el continente. Sin embargo, el que planteó el Protocolo de Kioto, llamado Mecanismo de Desarrollo Limpio, fue muy criticado porque muchos de los proyectos de compensación no tenían en cuenta la economía local, o eran poco transparentes y daban lugar a casos de corrupción.