El expresidente Donald J. Trump estuvo en el Sur de Texas el sábado pasado haciendo campaña en favor de candidatos republicanos, y al tiempo que echó mano de su chivo expiatorio favorito —los inmigrantes de origen latino—, extendió una invitación de “brazos abiertos” a los votantes de ese origen en Texas a que voten precisamente por republicanos.
Este “oximoron político” al que recurre actualmente el expresidente, no solo es la expresión más hipócrita de sus nuevas pretensiones electorales, sino que tiende a confundir, por una parte, al segmento de votantes latinos que ven flaquezas en el desempeño de la actual administración demócrata; y por otra, a apelar a aquellos latinos que definitivamente votarán por candidatos republicanos, sin importarles la bajeza del lenguaje antilatino y antiinmigrante de quien quiere volver a ocupar la Casa Blanca.
Eso refleja lo que hemos dicho por años: la comunidad hispana es tan diversa como sus nacionalidades, ideologías, intereses y prioridades; y lo que para unos es insultante y ofensivo, para otros no lo es.
Una encuesta de Telemundo/ LX News realizada por Mason-Dixon Polling & Strategy, encontró, por ejemplo, que en la contienda por la gobernación de Florida, el titular republicano, Ron DeSantis, goza del apoyo de los votantes latinos del estado frente al demócrata Charlie Crist. Y si de nacionalidades se trata, DeSantis es más favorecido por los votantes cubanos y cubanoamericanos, mientras que Crist es más apoyado por los puertorriqueños que predominan en el centro del estado. Más aún, los latinos de Florida apoyan la decisión de DeSantis de enviar migrantes venezolanos a Martha’s Vineyard desde Texas utilizándolos para fines politiqueros para acusar a los demócratas de promover “fronteras abiertas”.
La misma nota de Telemundo cita a una estratega demócrata que apunta a las razones por las cuales incluso hay venezolanos que apoyan a DeSantis y sus vuelos de inmigrantes.
“Helena Poleo, una estratega demócrata que emigró a EE.UU. desde Venezuela hace dos décadas, dijo que no le sorprendió que tantos latinos de Florida apoyaran el vuelo de Martha’s Vineyard que transportaba inmigrantes venezolanos. Dijo que algunos venezolanos estadounidenses respaldaron el esfuerzo de DeSantis porque muchos de ellos han estado aquí durante mucho tiempo, son más blancos y ricos y no se identifican con los migrantes pobres de piel más oscura”.
“La división de clases y razas estaba muy marcada en Venezuela, y eso lo trajeron aquí. DeSantis sabía lo que estaba haciendo”, declaró Poleo a Telemundo.
En efecto, no es un secreto que quien es racista y antiinmigrante desde su país de origen, lo sigue siendo en cualquier parte del mundo. De tal modo que esa idea de que todo el latino en situación de inmigrante va a apoyar per se un conjunto de valores en función de la solidaridad con el que viene detrás se queda en una mera ilusión, y gente como Trump lo sabe.
En ese sentido, es un hecho que el exmandatario está usando nuevamente su retórica antiinmigrante para resurgir con una nueva imagen, como el Trump 2.0 que sus seguidores estaban esperando, en un nuevo contexto político y con un nuevo factor en su favor: latinos y latinas del Partido Republicano que participan en contiendas en disputa repitiendo su lenguaje con propósitos políticos.
En Texas, por ejemplo, hay tres candidatas republicanas hispanas en el Valle del Río Grande, una de ellas inmigrante, y las tres han recibido el apoyo de Trump y de otros líderes republicanos que dicen que los inmigrantes están “invadiendo” la frontera sur. En el mitin de Trump el sábado, ninguna compartió el escenario con el expresidente, pero nunca han condenado el lenguaje incendiario contra los inmigrantes.
Los demócratas, por su parte, ya deberían saber, después de tantos años, campañas y elecciones que los latinos no son un bloque homogéneo de votantes, que sus intereses electorales son tan diversos como las nacionalidades que los conforman y, dependiendo de esos intereses, que en una elección pueden votar de un modo, pero en otra lo harán de otra manera.
Y si bien es cierto que los demócratas siguen gozando de más apoyo entre los latinos que los republicanos, también es cierto que los porcentajes de ventaja han disminuido, según sondeos de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO).
Si algo nos enseñaron las elecciones de 2016, cuando Trump ganó a la demócrata Hillary Clinton, es que los pronósticos pueden hacerse añicos estrepitosamente. En menos de dos semanas sabremos cómo se comportará el péndulo del voto latino en los comicios intermedios.