Estados Unidos ya no es la única superpotencia del mundo. El mundo en las últimas décadas se ha vuelto más multilateral. Lo que es bastante positivo en muchos aspectos. Sin embargo, con este cambio, ha llevado mucha confusión y mucho caos en lo existencial. En el pasado, Estados Unidos era una referencia de éxito material. Y se pensaba que ese éxito se relacionaba directamente con el “American Way of Life”. Este modelo era un ejemplo a seguir o un ejemplo a rechazar. Pero su democracia, sus libertades y su versión de capitalismo yacían como un castillo en la cima de la colina a la vista de todos. Se imitaban o se oponía. Pero todos miraban al castillo como el referente.
En los años 80s y 9Os, se pensaba (ingenuamente) que el progreso económico en los países emergentes traería más democracia y más libertades en el campo político. Este no ha sido el caso. Se ha demostrado que, en efecto, sí se puede tener una apertura en lo económico y, al mismo tiempo, autoritarismo en lo político. El caso chino es particularmente curioso en este sentido. Después de varias décadas de apertura económica, el país ahora está aprovechando su nueva prosperidad para renovar su vocación autoritaria. Durante el régimen de Xi Jinping, el presidente ha ganado más control sobre el partido comunista. El partido comunista ha ganado más control sobre el Gobierno. Y el Gobierno ha ganado más control sobre la sociedad.
El totalitarismo solo apoya lo que contrala. Esta obsesión de querer controlarlo todo por parte del liderazgo actual, tarde o temprano, tendrá sus consecuencias negativas en lo económico. Claro que China no es Estados Unidos, Rusia, Inglaterra o Francia. Al parecer, China no pretende propagar su sistema por todo el mundo. Todo parece indicar que China lo que realmente busca es crear un paraíso insular. O sea, se mira hacia dentro. Sin embargo, sí participa en el teatro internacional. Pero no participa para ser el director de esa orquesta. Participa para debilitar el orden mundial. De ese modo, no habrá ningún orden mundial que le imponga la democracia liberal y los derechos humanos en casa.
¿Qué hace China para lograr su cometido? Establece relaciones bilaterales con países pequeños. Hace inversiones, compra deuda, y ofrece apoyo. Pero esto no es gratis. La relación es beneficiosa. Pero es condicional.
¿Qué significa todo esto? ¿Por qué es relevante para un inversor comprender la nueva China? Bueno, tenemos a un gigante como China impulsando el proceso de “desglobalización”. Y la desglobalización significa más inflación, menos comercio internacional y más tensión geopolítica. Cada país sentirá la necesidad de retornar a una producción más regional para reducir el riesgo sistémico en las cadenas de producción y distribución. Además, los gobiernos no tendrán más opción que agrandar su gasto militar. Lo que significa un mayor gasto fiscal. Y, si tomamos en cuenta el envejecimiento de la población en los países más desarrollados, estamos hablando de que se está presentando la tormenta perfecta para una crisis estanflacionaria.
Ahora bien, ahora debo tocar otro tema. La economía china está cambiando su configuración. Con el tiempo, la manufactura y la construcción están perdiendo su viejo énfasis. Y, ahora, ya está resultando evidente que la tecnología y los servicios se están convirtiendo en el futuro. Eso tiene repercusiones para Latinoamérica. Significa una menor demanda de materias primas.
En este momento, todavía hay ciudades chinas con restricciones debido al Covid-19. La política de “cero-covid” en China es draconiana. La cosa está muy difícil para la población. Pero este drama va más allá de una simple incomodidad. Las medidas ya están teniendo sus consecuencias económicas para el país. Y están causando muchos problemas para sus socios comerciales en el resto del mundo. En muchos casos, no hay despacho debido a los problemas con la producción. Pero, en otros casos, el despacho no es el único problema. Los puertos están saturados. Los barcos normalmente se ven forzados a esperar por días. La escasez de contenedores persiste. También hay escasez de camioneros y repartidores. Esto, por lo general, significa molestos retrasos, altos costos e incontables dolores de cabeza para planificar y reponer inventarios. O sea, si surgen problemas en China, todo se vuelve peor, porque la cadena toda ya está repleta de problemas. El efecto dominó.
Los planes de Xi Jinping nos están anunciando la visión china para el futuro. Ya sabemos que tendremos Xi Jinping por 5 años más. Y, durante este último congreso, nos pudimos dar cuenta que el asunto va en serio. Como inversores, nos vemos en la obligación de hacer pronósticos. Y todo pronóstico debe tomar en cuenta el factor chino. China no es un país pequeño con delirios de grandeza. China es la segunda economía más grande del mundo. Es un poder económico, militar y político que no se puede subestimar.
En el mundo de hoy, ya no hay centro político. Los moderados son una pequeña minoría bastante ignorada. Lo que tenemos ahora son extremismos: Populismo de derecha por un lado y populismo de izquierda por el otro. Ahora estamos más divididos que nunca. Los lados no se reconocen. No se escuchan. No se respetan. Esos conflictos internos no son muy buenos para el progreso. Porque las partes están ocupadas destruyendo al adversario. Y casi nadie está trabajando por el bien común.
Obvio que también tenemos conflictos externos. Rusia, por supuesto. También debemos incluir a Irán, Corea del Norte, entre otros. Esos países son peligrosos debido a su poderío militar. Sin embargo, China no es únicamente un poder militar. China tiene la fuerza militar. Y, a diferencia de estos otros peligros, China cuenta con el dinero para financiar esa fuerza. Rusia vende petróleo. Irán vende petróleo. Y Corea del Norte no vende gran cosa. O sea, cortar relaciones con estos países podría causar algunos daños. Pero son daños tolerables. El caso chino es otra cosa.
China es clave para comprender lo que viene. Se está formando un patrón. Se está formando una tendencia. Y no es de ahora. De hecho, la cosa ya lleva cierto tiempo así. En efecto, no es un secreto. La China de Xi Jinping se está moviendo en un sentido muy marcado.
Bitcoin se prohíbe, porque las finanzas están en el tope de la lista de los sectores a controlar cada vez más. El yuan digital entra por este aro, porque, con el yuan digital, por ser un sistema centralizado, las transacciones son más controlables. Entonces, la prohibición de Bitcoin en China debe entenderse en el contexto de la nueva China de Xi Jinping. Esta historia continuará…
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