Gerson Hernández piensa que no solo se debe predicar la fe en los templos, sino en la política. Yohana Mantrana no tiene preferencia por ningún partido, y vota por quien ella considera los mejores candidatos. Susana Pérez cree que las mejores políticas son las que ayudan a las personas y no les quitan derechos.
Complejo, diverso, plural. Así es el voto hispano en Estados Unidos, una expresión que se usa para referirse de forma genérica a los más de 34 millones de latinos que son ciudadanos elegibles para votar este año.
A pesar de ser considerado como un bloque único que puede moverse hacia uno u otro lado del espectro político, el voto latino es fragmentado y plural: está conformado por personas de diferente nacionalidad, cultura, religión y experiencias de vida que van moldeando su manera de pensar y de votar.
“Los latinos no son un monolito”, dijo Valerie Martínez-Ebers, directora del programa de Estudios Latinoamericanos y Mexicoamericanos de la Universidad del Norte de Texas (UNT) en Denton. “Hay una gran diversidad, y depende mucho de su grupo de origen nacional, la religión, la vida”.
Para Jens Manuel Krogstad, analista del Pew Reseach Center, “los latinos tienen posturas que son complejas. Son muchos los temas que les preocupan a la hora de votar”.
El voto latino ha ganado un mayor respeto con el paso de los años, explicó Martínez-Ebers, y una prueba del desdén de los partidos era siempre aplicar a los hispanos una “Política de Mariachis” (Mariachi Politics) en la que buscaban su simpatía por reconocer su cultura.
Hasta hace unos años, comentó Martínez-Ebers, los partidos procuraban acercarse a los hispanos con fiestas, tacos y música de mariachi sin hablar de los problemas que enfrentaba la comunidad y sus posibles soluciones.
“Pero los latinos están cambiando, los niveles educativos están creciendo, ya hay más hispanos nacidos en Estados Unidos y así va creciendo la pluralidad”, dijo Martínez-Ebers. “Ellos quieren escuchar acerca de los temas; no quieren comer tacos ni escuchar mariachis”.
Los latinos representan el 18.7% de la población de Estados Unidos. De acuerdo al Censo de 2020, son el grupo demográfico de mayor crecimiento en el país.
En Texas, los latinos ya conforman el 40.2% de la población del estado en 2021, mientras que los texanos no hispanos son el 39.4%. Sin embargo, los latinos solo representan el 32% de los ciudadanos elegibles para votar en el estado.
Fuerza estabilizadora
Diversas encuestas muestran que la economía, el control de armas, el impacto de la pandemia, el acceso a la salud y el aborto son algunos de los temas que influyen en cómo votarán las personas este año.
Cada votante analiza su postura desde un punto de vista único y que, por lo regular, no acepta los extremos, explicó Clarissa Martínez de Castro, vicepresidenta de la Iniciativa del Voto Latino de UnidosUS, la organización de defensa de derechos civiles de los hispanos en el país, antes conocida como Concilio Nacional de La Raza.
“Por eso tendemos a decir que el crecimiento del electorado hispano va a ser, puede ser, una fuerza estabilizadora en la política del estado (Texas) y ciertamente de la nación”, dijo Martínez de Castro.
El mito del voto hispano, explicó Arturo Vargas, presidente del Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Designados (NALEO), es suponer que se trata de un electorado “de un solo tema” y que no están interesados en las elecciones.
“Los hispanos están siguiendo las elecciones. Hay una intención de voto. Y lo que los partidos políticos y los candidatos tienen que hacer es prestar atención a cuáles son los temas que están en la mente de los votantes latinos”, dijo Vargas.
Aunque tradicionalmente la mayoría de los hispanos han apoyado a demócratas, según análisis del Pew Research Center y de NALEO, lo complejo de los electores hispanos impide saber por quién votarán en cada elección, como ocurrió en el 2016 o 2020, cuando miles de votantes hispanos apoyaron a Donald Trump a pesar de su postura contra los inmigrantes indocumentados.
“Lo que estamos viendo es que los latinos son cada vez más influyentes en el resultado de las elecciones en ambos partidos”, sostuvo Arturo Vargas, “y ambos partidos políticos, creo, cometerán un error si creen que tienen el voto latino en el bolsillo o que está fuera de su alcance”.
Al Día habló con seis electores latinos locales sobre lo que piensan y cómo toman las decisiones a la hora de votar en las elecciones. Estas son las voces que dan forma al electorado hispano en el Norte de Texas.
‘Ni demócratas ni republicanos’
Yohana Susana Mantrana tiene 42 años y es una abogada que vive en Fort Worth. Originaria de Cuba, llegó a Estados Unidos hace 20 años y aunque no se siente representada por ninguna religión en particular, se considera cristiana.
Su postura política es independiente. No tiene un partido político y si en alguna elección no le gustan los candidatos, prefiere no votar, como en 2020 cuando ni Trump ni Joe Biden llenaron sus expectativas.
“No estoy ni con los demócratas ni con los republicanos. Yo voy por el candidato, por lo que diga y cuál es su plan de trabajo”, dijo.
Mantrana considera que la migración es el tema más importante de esta elección. “Yo soy inmigrante, no estoy en contra de dejar entrar personas, pero tiene que ser de una forma organizada”, dijo. “Yo voy mucho a la frontera (…) no se les está checando a fondo quiénes son, se tiene que verificar que no sean personas del crimen organizado ni terroristas ni nada”.
Otro tema que va a definir su voto en esta elección es la economía. Mantrana piensa que si antes más cubanos apoyaban a los republicanos por estar contra el socialismo, esa tendencia podría aumentar ahora por la situación económica.
En septiembre, la inflación se ubicó en 9.2% en el área de Dallas-Fort Worth, más alta que en Estados Unidos (8.2%).
“Hay muchos cubanos que yo creo que votan republicano porque yo creo que piensan que son los que tienen una política más en contra del comunismo en Cuba y los que hemos emigrado pues no queremos el comunismo”, comentó.
Mantrana dijo estar contra el aborto de manera personal, pero como abogada defiende el derecho de las mujeres a tener acceso a tomar esa decisión.
“Yo personalmente no lo haría, pero sí defiendo el derecho de las mujeres a practicárselo; no tienen por qué irse a otro estado”.
‘El evangelismo de la política’
Gerson Hernández tiene 31 años, vive en Irving y trabaja como activista y pastor de alcance comunitario del Templo Cristiano Ágape.
Se define como un hombre cristiano y conservador en sus valores y sus posturas políticas.
“El trabajo ahorita no es tanto el evangelismo de la fe, sino el evangelismo de la política, aplicar la fe cuando se trata de asuntos políticos, votar con tus valores, votar por tus principios”, dijo.
Hernández nació en Fort Worth de padres salvadoreños, ambos pastores de su iglesia. Él mismo fue precandidato a la legislatura estatal por el distrito 105, pero perdió en la elección primaria republicana en marzo de 2022.
Sus preocupaciones más importantes son la economía y la seguridad. Dos veces a la semana, su iglesia en Irving entrega comida a personas necesitadas y en las últimas semanas ha visto que las filas han ido aumentando gradualmente, como ocurrió en la pandemia de covid-19.
“Esta es una pandemia de inflación”, dijo.
Está contra el aborto y de que se quiten recursos a la policía.
“Yo lo que tengo que ver ahora es la seguridad mía y de mi esposa y mis hijos, y por eso, si entro a un área donde yo sé que le han quitado fondos a la policía, tengo que protegerme y tengo que tomar medidas de seguridad”, dijo. “Yo estoy armado y y estoy armado porque no conozco las intenciones de otras personas”.
Aun cuando está afiliado al Partido Republicano, Hernández dice no estar cerrado a la posibilidad de votar por algún candidato demócrata que sea una persona “de buen corazón que trabaje por su comunidad”.
‘Es ridículo que haya más derechos en México’
Susana Pérez tiene 42 años y es originaria de la Ciudad de México. Es católica y trabaja como administradora en el Dallas College.
Llegó a Estados Unidos en 1986. Se inclina más a la izquierda.
Obtuvo la nacionalidad estadounidense en 2003. Desde entonces, siempre ha votado por el Partido Demócrata, pero no sin antes consultar también las plataformas de los otros candidatos.
“Yo pienso que las políticas demócratas mayormente benefician a la comunidad hispana”, dijo. “Tienen más apoyos sociales, más programas sociales, apoyan a los inmigrantes, la educación pública”.
Para esta elección, Pérez consideró que la seguridad en las escuelas, el acceso al aborto y el trato a la migración serán temas fundamentales.
“La respuesta del gobernador (Greg Abbott) después de lo de Uvalde, esperaba que fuera un control muy fuerte sobre las armas y bajarle al acceso, que hubiera más seguridad, pero obviamente eso no pasó”, dijo.
El 24 de mayo, Salvador Ramos, un joven de 18 años asesinó a 19 niños y dos maestras en la escuela primaria Robb, en Uvalde. En el caso del aborto, Pérez piensa que se trata de un derecho que deben tener las mujeres para acceder a una interrupción del embarazo de manera segura.
En Texas, el aborto por cualquier causa está prohibido. Quien practique un aborto podría enfrentar una pena de hasta cinco años de prisión.
“Que (las mujeres) tengan más acceso en México que aquí se me hace ridículo”, dijo. “Cuando me pongo a pensar que mi hija tiene menos acceso y menos derechos de los que tuvo mi mamá o tuve yo, no lo entiendo”.
Pérez reconoce que la situación económica del país es complicada, pero considera que debe verse más allá de la administración de Biden.
“Ahorita con lo que está pasando y está un presidente demócrata es muy fácil decir que es porque él está en la oficina, pero hay que analizar cómo estaban las cosas cuando llegó y qué errores hubo en el pasado para llegar a esto ahorita”, dijo. “Es muy fácil quedarse con lo que se oye en el radio o la tele, pero hay que ir un poco más allá, analizar por nosotros mismos lo que está pasando”.
‘Me gusta Trump, pero no Abbott’
Rogelio Sosa tiene 46 años y es empresario además de dedicarse a la mercadotecnia. Nació en Dallas, de padres mexicanos, ciudad en la que ha vivido toda su vida. Es católico y padre de tres hijos.
Sosa se define como independiente, pues en cada elección él da su voto a quien considera será el mejor en el cargo.
“Yo me baso en cómo me afecta a mi vida, a mí personalmente”, dijo.
En la elección presidencial pasada dijo que votó por Trump porque su negocio fue más próspero durante el primer mandato del republicano.
“Sí, Trump dijo que éramos de los carteles, que éramos esto y lo otro, pero al final del día todas las razas tienen gente mala y no todos somos iguales”, dijo Sosa. “Yo basado en mi vida personal, yo sé que yo no soy la persona que pintó Trump”.
Sin embargo, a Sosa no le gusta el gobernador Abbott, pero tampoco su oponente este 8 de noviembre, el demócrata Beto O’Rourke. Aún no decide por quién votará.
“No me gustó cómo Abbott manejó el tema de las mascarillas, cómo usó su poder y hasta se peleó con el juez (de Dallas, Clay) Jenkins, diciendo que ni el presidente Biden podía venir a decirle lo que tenía que hacer, eso no me gustó”.
No estuvo de acuerdo con esa postura a pesar de que él mismo está contra las vacunas de covid-19 y no se ha vacunado.
Sosa también se opone a que cualquier persona pueda comprar y portar un arma; y aunque está en contra del aborto, solo estaría a favor si las mujeres sufrieron una agresión o el embarazo pone en peligro su vida.
‘Ninguno representa al pueblo’
Julio Acosta tiene 37 años y es originario de Tabasco, en México. Vive en Dallas, donde trabaja como entrevistador en una organización nacional dedicada a atraer votantes. En el pasado, ha trabajado muy de cerca con candidatos del Partido Demócrata y ha sido organizador comunitario. Se define como un hombre cristiano, sin denominación.
Aunque es mucho más cercano al ala demócrata, Acosta piensa que en realidad los dos partidos son conservadores a la hora de hacer política.
“Empecé a votar en el año 2000 y tristemente cada vez he tenido que votar por el menos peor y estoy cansado de votar así”, dijo. “Lo que necesitamos es gente electa que haga lo mejor por el pueblo, que sean campeones para el pueblo”.
Los políticos que más lo representan son Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, quienes están más inclinados a la izquierda dentro del Partido Demócrata. Considera que los republicanos se han inclinado más hacia el fascismo.
Acosta piensa que la falta de acceso a la vivienda, a la salud, a la educación y las fallas en el sistema de energía definirán los votos de miles de personas en esta elección.
“Tristemente, me sorprendió mucho ver a latinos que apoyaban a Trump porque es alguien que ha sido racista en palabra y acción, y es anti-inmigrante y anti-ser humano, y no tiene sentido que los latinos lo apoyen”, dijo. “Los republicanos usan palabras como ‘socialismo’ y ‘comunismo’ para asustar a la gente y así infunden miedo entre algunos grupos”.
En esta elección, dijo, es importante que la gente apoye a todos los candidatos demócratas porque están en juego los derechos de mucha gente.
Acosta reconoció que definir su postura sobre el aborto fue muy complicado, pues al ser cristiano él cree que la vida comienza en la concepción; pero dijo que aprendió que la interrupción del embarazo va más por el cuidado de la salud.
“Si los hombres fueran los que se embarazaran, el aborto no estaría prohibido”, comentó.
‘Es la marea roja’
María García tiene 41 años, vive en Plano y se define como una mujer conservadora y republicana.
Desde hace cuatro años, es organizadora comunitaria a favor del Partido Republicano. Es presidenta del Club Republicano Hispano del Norte de Texas y desde ahí trabaja de cerca con candidatos y para dar a conocer la plataforma de su partido.
“Sentí que Dios me llamó y me dijo que tenía algo mejor para mí. Yo era una mamá que se quedó en su casa para cuidar a sus hijos y servir a Dios. Me quedé en casa como siete años estudiando la biblia”, narró. “Un señor me metió en la política. Yo pensé que tenía que irme a una iglesia o algo así pero no, mi camino era la política”.
García es inmigrante, originaria de México, de donde llegó cuando tenía 9 años. Creció en el estado de Oregon, donde trabajó en el campo junto a sus padres desde esa edad y hasta los 18 años. Después se mudó a Florida y luego a Texas, donde se identificó más con los valores conservadores.
“Yo soy republicana pero, por decir, (Donald) Trump no me caía muy bien como persona pero sus políticas sí, así que por eso voté por él, por sus políticas y porque está protegiendo cosas que para mí son importantes como la religión”, dijo. ‘Él impedía que cerraran las iglesias (durante la pandemia) y yo soy cristiana, así que eso es algo muy importante para mí”.
Ahora, García está entregada a dar a conocer la plataforma de los republicanos a la comunidad hispana en el condado de Collin. Organiza caminatas, imprime folletos y hace todo lo posible por “educar” a los votantes, dijo.
García piensa que los hispanos votarán en esta elección movidos por dos temas: la inflación y la frontera.
“Muchos vienen hacia los republicanos por esas dos cosas. Es la marea roja”, dijo. “El clima está listo para eso, para que ganen más votos los republicanos”.
Elección impredecible
El abanico de opiniones y posturas en los votantes hispanos quedará de manifiesto en esta elección más que en ninguna otra, consideró Martínez-Ebers, de la UNT, quien piensa que la contienda del 8 de noviembre será impredecible.
“En conjunto, una mayoría de latinos dicen apoyar a un candidato demócrata, los mexicoamericanos se inclinan más por los demócratas, pero muchos apoyaron a Donald Trump en 2016 y 2020″, dijo la académica. “Ahora queremos saber si esas personas que votaron por Trump van a seguir votando a los candidatos republicanos. Y la verdad es que es muy complicado, no lo sabemos, no sabemos qué va a pasar”.
Este lunes 24 de octubre arrancó la votación anticipada en Texas, previo al día de la elección el 8 de noviembre. Los votantes podrán acudir a las urnas para emitir su voto de forma adelantada hasta el 4 de noviembre.