Irlanda, una ruta para descubrir la isla de U2, James Joyce y la Guinness

La llaman la isla Esmeralda por el verde que pinta sus paisajes. La gama cromtica de este color en cada rincn de Irlanda resulta infinita, como sus imponentes acantilados y sus playas con vistas al Atlntico. Tierra de contrastes, mantiene el encanto de lo Rural -en maysculas porque sus pueblos conservan intacta la magia de lo cercano y lo pequeo- al tiempo que ciudades como Belfast y Dubln despliegan cultura, gastronoma y modernidad. En la capital de Irlanda del Norte -pas de Reino Unido- arranca este viaje por la isla de Joyce, U2, el fish and chips y, por supuesto, la Guinness, todo un smbolo que an perdura.

Hasta hace no mucho, en Belfast se hablaba poco de la tragedia del Titanic. Era una losa para los habitantes de la ciudad, hasta que en 1997 James Cameron y su pelcula con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet llenaron la ciudad de turistas vidos de conocer ms detalles del lujoso trasatlntico, que se hundi el 14 de abril de 1912 tras chocar con un iceberg y caus 1.500 muertos. Una vez superado el conflicto norirlands, el barco volvi a estar de actualidad y se ha convertido desde entonces en el mejor reclamo turstico.

Los astilleros Harland and Wolff son hoy el barrio del Titanic, con el museo, un imponente edificio de 27 metros (los que meda el buque) inaugurado en 2012 coincidiendo con el centenario, como icono del lugar. La visita (dura unas dos horas y es interactiva) contextualiza de maravilla el principio del siglo XX, aos previos al estallido de la I Guerra Mundial, con un Belfast smbolo del sector naval.

Desde all, se puede caminar hasta la animada zona del Ayuntamiento o coger un tranva para callejear por el centro y comer algo. Sawers es una tienda delicatessen donde picar algo rpido y rico. Preparan todo al momento y con producto fresco, tanto las ensaladas como los sndwiches -obsesin de los irlandeses- y los bagels. Justo enfrente, en Jeffers, el caf y la parte dulce merece otra parada antes de retomar la marcha.

Los murales en los laterales de las casas representan toda una tradicin en esta ciudad. Unos marcan el territorio, otros son reivindicativos y los hay simplemente decorativos. Existen circuitos en taxis negros que recorren West Belfast; los conductores son los que mejor conocen el terreno y la ubicacin de cada uno de ellos. Entre los ms icnicos y visitados, el de Bobby Sands, militante del IRA que falleci en la crcel tras 66 das de huelga de hambre; uno de los murales unionistas ms famoso muestra al rey Guillermo III en su caballo blanco. Los fines de semana, la vida de la urbe se traslada al Mercado de St. George. Ms de 150 puestos de ropa, antigedades, artesana y comida y buena msica en directo han convertido en punto de encuentro este precioso edificio victoriano.

A una hora en coche hacia el norte, la naturaleza comienza a mostrar su potencial. La Calzada del Gigante, en el condado de Antrim, es sin duda la visita estrella de la costa de Irlanda del Norte. Declarado patrimonio mundial de la Unesco, las vistas desde lo alto de las colinas resultan impresionantes. Desde all, las 40.000 piedras en forma de peldaos hexagonales que datan de hace casi 60 millones de aos pintan una estampa entre salvaje y volcnica. En septiembre y octubre el lugar est especialmente bonito, cuando el verde comparte protagonismo con el marrn y el rojo del otoo. Organizan visitas guiadas muy recomendables.

Las carreteras muestran un paisaje buclico, en el que nunca faltan las vacas. Merece la pena ir parando por las playas y miradores que marcan el camino, siempre con un ojo en la previsin del tiempo y el cielo. En coche, a 20 minutos aproximadamente, se llega a Portstewart, un encantador pueblo costero con casas de colores y buen ambiente. Frente a la playa, junto a la noria, se encuentra Native Seafood, un sitio muy agradable para comer pescado y marisco de la zona a un precio razonable. Los mejillones, las ostras, el halloumi burger y el kentucky fried monkfish burger integran una carta breve y apetecible. Lo lleva un equipo de gente joven muy amable y atento.

GRANDES ESCRITORES

Prxima parada, Sligo, una pequea y agradable ciudad famosa en gran medida por las descripciones que de ella hizo el poeta W.B. Yeats, Nobel de Literatura e hijo adoptivo del lugar -no est de ms recordar el nutrido nmero de grandes escritores que ha dado esta isla-. O’Connel y Grattan Street aglutinan los bares, restaurantes y tiendas de la ciudad. Desde all hay un agradable paseo por el ro. Si da la hora de comer, en Coach Lane preparan un delicioso fish and chips.

Las playas de la costa occidental de Irlanda no son muy conocidas y resultan espectaculares. De arena blanca, muy largas, muchas veces escoltadas por verdes montaas y donde siempre aparece un foodtruck en el que tomar un estupendo caf. Un par de ejemplos cerca de Louisburgh: Old Head Beach, familiar y perfecta para practicar deportes -se pueden alquilar all equipos- y Carrownisky, donde se puede dar un largo y tranquilo paseo o simplemente contemplar a los surfistas desde la arena. El bao lo dejamos slo para los intrpidos. En uno de esos foodtrucks nos recomiendan acercarnos al propio pueblo de Louisburgh y perdernos por sus calles. Es una de las muchas localidades con encanto de la zona, una de las ms salvajes y autnticas de la isla. Aqu la parada y fonda la hacemos en Louisburgh 74, un negocio llevado por un joven y resuelto equipo femenino que ofrece una men a base de sopas, wraps, ensaladas y pan casero. No faltan unos ricos postres, un corner donde comprar objetos de artesanos locales e incluso una pequea librera.

Tras unos das de ruta, la frondosidad se hace familiar, pero an hay margen para la sorpresa. Perderse por la Abada de Kylemore -tiene caminos y rutas para ello-, a orillas del lago Connemara, es como viajar a otra poca. Aqu vivieron Mitchell Henry, un rico hombre de negocios, su esposa, Margaret Vaughan y sus nueve hijos. Conviene dedicar un rato tanto el castillo de la familia como a la iglesia neogtica enclavada en la montaa, donde a veces hay conciertos de arpa en directo. A la cafetera hay que ir para catar su deliciosa sopa de tomate.

Ms pueblos para hacer una parada en ruta. Cong, en el condado de Mayo, ha pasado a la historia del cine por ser el escenario donde se grab The Quiet man (El hombre tranquilo), el clsico dirigido por John Ford que gan un Oscar. Localidad tpicamente irlandesa, ha convertido el filme en su tesoro turstico -con museo y pub Pat Cohan’s incluidos-. De lo ms destacado para visitar, los lagos, el castillo de Asfhord, que fue residencia de la familia Guinness y hoy alberga uno de los hoteles ms lujosos de Irlanda, y la abada del siglo XII.

MSICA EN LAS CALLES

De la calma de Cong saltamos a la animada Galway, que est a poco ms de 45 minutos. La msica suena en Shop Street, calle peatonal y arteria comercial de la ciudad; se escucha un tema de The Cranberries unos metros antes de que un chaval versione a Ed Sheeran. Entre los planes recomendables para hacer en esta urbe universitaria, visitar el museo de la ciudad, recorrer el paseo martimo de Salthill, sentarse en alguno de sus pubs (Tigh Neachtain y Murphi’s son dos de los ms conocidos) y acercarse a su mercado. Para comer hay mucha y variada oferta, desde las pizzas de nivel de The Dough Bros hasta estrellas Michelin como Loam y Aniar.

Desde Galway se pueden hacer excursiones de un da muy interesantes, como a los acantilados de Moher -a hora y media de coche-, a Burren y su paisaje lunar y a las islas Aran. A ltima o primera hora de la maana se logran las mejores fotos de los famosos acantilados. Recorrer los ocho kilmetros y recrearse con las vistas que se precipitan desde 214 metros en el Atlntico, se convierten en uno de los mejores momentos del viaje.

Tanto en la parte ms rural como en las ciudades hay un denominador comn: la amabilidad de los irlandeses, siempre atentos a los turistas despistados. En Dubln, capital cosmopolita y acogedora de la Repblica de Irlanda, no hay calle sin pub, que son sin duda las mejores embajadas. El Guinness Storehouse sigue siendo un hit como reclamo turstico.

Las distancias -y la buena msica que suena por las calles- invitan a explorarla a pie. El Trinity College, la universidad ms antigua del pas, atrae a curiosos de medio mundo que acuden a contemplar dos de sus principales atractivos, el libro de Kells y la biblioteca Long Room, una de las ms impresionantes del continente. El paseo por los jardines que acogieron a Oscar Wilde en su da es una delicia.

Desde el Trinity no se tarda mucho en llegar a la calle Drury, donde coquetos restaurantes, tiendas de diseo y pequeos cafs, como Kaph, que habitualmente tiene cola en la puerta, invitan a un rato de relax. El castillo, donde se celebran los grandes eventos de estado, est a una distancia razonable para acercarse dando un paseo. Para adentrarse en la esencia de la isla y sus gentes, no puede faltar la visita al Museo de la Emigracin (EPIC), situado a orillas del Liffey, en la zona de los Dockland, una propuesta interactiva que pone rostro a muchos de los 10 millones de irlandeses que han zarpado desde la isla a lo largo de la historia.

La crcel de Kilmainham es la parada ms original del recorrido. Se trata de la mayor prisin desocupada de Europa y recorrer sus instalaciones pone los pelos de punta. Por sus celdas pasaron importantes polticos implicados en la lucha por la independencia de Irlanda. Si hay tiempo, merece la pena ir al pueblo de pescadores de Howth. El ambiente de la ciudad es increble. En cuanto sale un rayo de sol, los parques y las terrazas se llenan de gente y pintas. En cada esquina hay msica de fondo y eso siempre suma. La sensacin tras 12 das recorriendo la isla es que Irlanda esconde muchas y diversas versiones. Imposible elegir solo una.

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