El ex convencional detalló los aspectos que se debiesen considerar en las negociaciones que actualmente están desarrollando los partidos políticos y recalcó que el problema sobre la constitución chilena “no está resuelto y sigue latente”.
Domingo 16 de octubre 2022 9:36 hrs.
Pese a que la Convención Constitucional se disolvió oficialmente el pasado 4 de julio, los pasillos de la sede del Congreso en Santiago siguen siendo testigos de arduas discusiones políticas que, en esta ocasión, buscan habilitar un proceso que permita avanzar hacia una nueva Carta Fundamental.
Y es que los partidos con representación parlamentaria han desarrollado varias reuniones, ampliadas y multilaterales, para definir las denominadas bases institucionales, que ya deberían finiquitarse el próximo lunes 17 de octubre para dar paso a las siguientes aristas que compondrán el acuerdo constitucional: el “árbitro” fiscalizador de estos principios, los mecanismos y la injerencia de los expertos.
En entrevista con Radio Universidad de Chile, el ex constituyente del Frente Amplio y ex coordinador de la comisión de Sistema de Justicia de la Convención, Christian Viera, profundizó sobre esta nueva etapa del proceso constituyente, recordando que “las conversaciones políticas siempre son complejas y cuando hay diferencias que son de envergadura se tornan difíciles aún”.
Según el académico “los resultados del plebiscito generan una diferencia y una discrepancia muy importante entre los diferentes actores que están participando en el proceso y eso es difícil. Si a eso agregamos que el proceso sigue abierto, dadas las promesas de campaña que se hicieron principalmente por algunas fuerzas que estaban por el Rechazo, es difícil detectar cuáles son las causas que explican el resultado y cuáles han de ser los límites razonables para su continuidad”.
Asimismo, dijo que “a diferencia tal vez del acuerdo político de noviembre creo que en este caso no hay apuro para que, si continúa el proceso constituyente, se haga con reglas con un alto nivel de acuerdo. Por lo tanto, ansiedades por plazos yo no suscribiría, preferiría que se hiciera con la calma necesaria para que se establezca un itinerario procedimental con un alto nivel de consenso”.
En ese sentido, expresó la necesidad de “distinguir el itinerario del proceso constituyente de la discusión constituyente misma. Si usted mira, el acuerdo político al cual se arriba en noviembre de 2019 es un acuerdo al cual llegan las fuerzas políticas con representación en el Congreso Nacional de aquel entonces. Es un acuerdo en que los partidos son los protagonistas, que estableció las bases para la futura reforma a la constitución que habilitó el proceso constituyente”.
“El punto está en que, por las reglas del diseño del acuerdo de noviembre, los independientes tuvieron un protagonismo inédito en nuestra historia reciente. Sin embargo, dado el fracaso de la propuesta de la Convención Constitucional, es necesario conversar si es razonable retomar o no la continuidad del proceso constituyente y para el diseño de las reglas y procedimientos de aquello no pueden hacerlo sino los partidos políticos con representación parlamentaria. Por lo que no me parece extraño tengan un protagonismo en el diseño para su continuidad”, afirmó.
Además, “las reglas que habilitaron la participación de los independientes en el proceso constituyente creo que no son deseables. Creo que las y los independientes deben tener una participación, pero optaría que sea por vía de las listas de los conglomerados políticos, por ejemplo, como fue mi caso, que fui como independiente en una lista de partido”.
En cuanto a la idea de dejar fuera en estas nuevas negociaciones el tema de la plurinacionalidad, el ex constituyente realizó una autocrítica y señaló que esta determinación en la propuesta de la Convención “fue muy intensa y eso llevó no solamente a un equívoco en torno a la conceptualización de la plurinacionalidad, sino que también a una lectura en torno a la generación de privilegios para los pueblos indígenas”.
En concreto, dijo haber advertido que “por lo que he visto en algunas noticias de prensa la plurinacionalidad la oponen a Estado unitario y eso es un error conceptual, porque la plurinacionalidad es una fórmula política que supone el reconocimiento de la diversidad de naciones en la unidad del Estado”.
Viera explicó que “el Estado unitario se relaciona con otra categoría que se llama Forma de Estado y lo que se opone a eso no es Estado plurinacional, sino que Estado regional o Estado federal. Entonces, ahí yo me pierdo, desconozco qué es lo que están pensando cuando piensan en Estado unitario”.
Con todo, se mostró partidario respecto de la discusión en torno a un órgano que fiscalice el cumplimiento de las bases institucionales, puesto que “cuando esas reglas no son respetadas, alguien tiene que resolver sobre un conflicto. La pregunta es ¿Quién es el árbitro? Uno podría pensar que, tratándose de temas constitucionales, debería haber sido el Tribunal Constitucional; sin embargo, dado el desprestigio institucional del TC en el proceso anterior se opta porque sea la Corte Suprema”.
“Dicho eso, en mi opinión el Congreso Nacional no es el órgano idóneo para resolver los conflictos en la determinación de las reglas, sino que tiene que ser alguien que tenga una cierta distancia de la política. El Congreso Nacional por su composición y su naturaleza no tendría una discusión que el mérito de los hechos de un conflicto merece, porque la discusión sería política y no técnica. Por lo tanto, me inclinaría porque ese árbitro sea un órgano que tenga función jurisdiccional”, aseveró.
De todas maneras, aclaró que una de las razones por las que no se terminó por recurrir al pronunciamiento de la Corte Suprema en el debate anterior fue porque no se logró alcanzar el quórum para presentar un requerimiento, es decir, un ¼ de los convencionales. Por lo mismo, también apuntó a la necesidad de no caer en la judicialización del futuro proceso, mostrándose partidario de establecer reglas “que inhiban la vulgarización en la utilización de estas herramientas”.
Finalmente, sobre sus expectativas como ciudadano respecto a la nueva discusión Christian Viera planteó que “sin perjuicio de los resultados abrumadores que significó la derrota de la propuesta constitucional, el problema de la constitución chilena no está resuelto y sigue latente. Por lo tanto, esperaría que esto continuara ¿Cuándo? No lo sé. No espero que sea con el frenesí con el que se generaron las reglas que habilitaron el proceso constituyente anterior, sino que con algo más de calma para poder diseñar un proceso con reglas adecuadas, claras y que permitan una discusión democrática para generar una constitución que responda a los requerimientos del pueblo de Chile”.
Pese a que la Convención Constitucional se disolvió oficialmente el pasado 4 de julio, los pasillos de la sede del Congreso en Santiago siguen siendo testigos de arduas discusiones políticas que, en esta ocasión, buscan habilitar un proceso que permita avanzar hacia una nueva Carta Fundamental.
Y es que los partidos con representación parlamentaria han desarrollado varias reuniones, ampliadas y multilaterales, para definir las denominadas bases institucionales, que ya deberían finiquitarse el próximo lunes 17 de octubre para dar paso a las siguientes aristas que compondrán el acuerdo constitucional: el “árbitro” fiscalizador de estos principios, los mecanismos y la injerencia de los expertos.
En entrevista con Radio Universidad de Chile, el ex constituyente del Frente Amplio y ex coordinador de la comisión de Sistema de Justicia de la Convención, Christian Viera, profundizó sobre esta nueva etapa del proceso constituyente, recordando que “las conversaciones políticas siempre son complejas y cuando hay diferencias que son de envergadura se tornan difíciles aún”.
Según el académico “los resultados del plebiscito generan una diferencia y una discrepancia muy importante entre los diferentes actores que están participando en el proceso y eso es difícil. Si a eso agregamos que el proceso sigue abierto, dadas las promesas de campaña que se hicieron principalmente por algunas fuerzas que estaban por el Rechazo, es difícil detectar cuáles son las causas que explican el resultado y cuáles han de ser los límites razonables para su continuidad”.
Asimismo, dijo que “a diferencia tal vez del acuerdo político de noviembre creo que en este caso no hay apuro para que, si continúa el proceso constituyente, se haga con reglas con un alto nivel de acuerdo. Por lo tanto, ansiedades por plazos yo no suscribiría, preferiría que se hiciera con la calma necesaria para que se establezca un itinerario procedimental con un alto nivel de consenso”.
En ese sentido, expresó la necesidad de “distinguir el itinerario del proceso constituyente de la discusión constituyente misma. Si usted mira, el acuerdo político al cual se arriba en noviembre de 2019 es un acuerdo al cual llegan las fuerzas políticas con representación en el Congreso Nacional de aquel entonces. Es un acuerdo en que los partidos son los protagonistas, que estableció las bases para la futura reforma a la constitución que habilitó el proceso constituyente”.
“El punto está en que, por las reglas del diseño del acuerdo de noviembre, los independientes tuvieron un protagonismo inédito en nuestra historia reciente. Sin embargo, dado el fracaso de la propuesta de la Convención Constitucional, es necesario conversar si es razonable retomar o no la continuidad del proceso constituyente y para el diseño de las reglas y procedimientos de aquello no pueden hacerlo sino los partidos políticos con representación parlamentaria. Por lo que no me parece extraño tengan un protagonismo en el diseño para su continuidad”, afirmó.
Además, “las reglas que habilitaron la participación de los independientes en el proceso constituyente creo que no son deseables. Creo que las y los independientes deben tener una participación, pero optaría que sea por vía de las listas de los conglomerados políticos, por ejemplo, como fue mi caso, que fui como independiente en una lista de partido”.
En cuanto a la idea de dejar fuera en estas nuevas negociaciones el tema de la plurinacionalidad, el ex constituyente realizó una autocrítica y señaló que esta determinación en la propuesta de la Convención “fue muy intensa y eso llevó no solamente a un equívoco en torno a la conceptualización de la plurinacionalidad, sino que también a una lectura en torno a la generación de privilegios para los pueblos indígenas”.
En concreto, dijo haber advertido que “por lo que he visto en algunas noticias de prensa la plurinacionalidad la oponen a Estado unitario y eso es un error conceptual, porque la plurinacionalidad es una fórmula política que supone el reconocimiento de la diversidad de naciones en la unidad del Estado”.
Viera explicó que “el Estado unitario se relaciona con otra categoría que se llama Forma de Estado y lo que se opone a eso no es Estado plurinacional, sino que Estado regional o Estado federal. Entonces, ahí yo me pierdo, desconozco qué es lo que están pensando cuando piensan en Estado unitario”.
Con todo, se mostró partidario respecto de la discusión en torno a un órgano que fiscalice el cumplimiento de las bases institucionales, puesto que “cuando esas reglas no son respetadas, alguien tiene que resolver sobre un conflicto. La pregunta es ¿Quién es el árbitro? Uno podría pensar que, tratándose de temas constitucionales, debería haber sido el Tribunal Constitucional; sin embargo, dado el desprestigio institucional del TC en el proceso anterior se opta porque sea la Corte Suprema”.
“Dicho eso, en mi opinión el Congreso Nacional no es el órgano idóneo para resolver los conflictos en la determinación de las reglas, sino que tiene que ser alguien que tenga una cierta distancia de la política. El Congreso Nacional por su composición y su naturaleza no tendría una discusión que el mérito de los hechos de un conflicto merece, porque la discusión sería política y no técnica. Por lo tanto, me inclinaría porque ese árbitro sea un órgano que tenga función jurisdiccional”, aseveró.
De todas maneras, aclaró que una de las razones por las que no se terminó por recurrir al pronunciamiento de la Corte Suprema en el debate anterior fue porque no se logró alcanzar el quórum para presentar un requerimiento, es decir, un ¼ de los convencionales. Por lo mismo, también apuntó a la necesidad de no caer en la judicialización del futuro proceso, mostrándose partidario de establecer reglas “que inhiban la vulgarización en la utilización de estas herramientas”.
Finalmente, sobre sus expectativas como ciudadano respecto a la nueva discusión Christian Viera planteó que “sin perjuicio de los resultados abrumadores que significó la derrota de la propuesta constitucional, el problema de la constitución chilena no está resuelto y sigue latente. Por lo tanto, esperaría que esto continuara ¿Cuándo? No lo sé. No espero que sea con el frenesí con el que se generaron las reglas que habilitaron el proceso constituyente anterior, sino que con algo más de calma para poder diseñar un proceso con reglas adecuadas, claras y que permitan una discusión democrática para generar una constitución que responda a los requerimientos del pueblo de Chile”.
Pese a que la Convención Constitucional se disolvió oficialmente el pasado 4 de julio, los pasillos de la sede del Congreso en Santiago siguen siendo testigos de arduas discusiones políticas que, en esta ocasión, buscan habilitar un proceso que permita avanzar hacia una nueva Carta Fundamental.
Y es que los partidos con representación parlamentaria han desarrollado varias reuniones, ampliadas y multilaterales, para definir las denominadas bases institucionales, que ya deberían finiquitarse el próximo lunes 17 de octubre para dar paso a las siguientes aristas que compondrán el acuerdo constitucional: el “árbitro” fiscalizador de estos principios, los mecanismos y la injerencia de los expertos.
En entrevista con Radio Universidad de Chile, el ex constituyente del Frente Amplio y ex coordinador de la comisión de Sistema de Justicia de la Convención, Christian Viera, profundizó sobre esta nueva etapa del proceso constituyente, recordando que “las conversaciones políticas siempre son complejas y cuando hay diferencias que son de envergadura se tornan difíciles aún”.
Según el académico “los resultados del plebiscito generan una diferencia y una discrepancia muy importante entre los diferentes actores que están participando en el proceso y eso es difícil. Si a eso agregamos que el proceso sigue abierto, dadas las promesas de campaña que se hicieron principalmente por algunas fuerzas que estaban por el Rechazo, es difícil detectar cuáles son las causas que explican el resultado y cuáles han de ser los límites razonables para su continuidad”.
Asimismo, dijo que “a diferencia tal vez del acuerdo político de noviembre creo que en este caso no hay apuro para que, si continúa el proceso constituyente, se haga con reglas con un alto nivel de acuerdo. Por lo tanto, ansiedades por plazos yo no suscribiría, preferiría que se hiciera con la calma necesaria para que se establezca un itinerario procedimental con un alto nivel de consenso”.
En ese sentido, expresó la necesidad de “distinguir el itinerario del proceso constituyente de la discusión constituyente misma. Si usted mira, el acuerdo político al cual se arriba en noviembre de 2019 es un acuerdo al cual llegan las fuerzas políticas con representación en el Congreso Nacional de aquel entonces. Es un acuerdo en que los partidos son los protagonistas, que estableció las bases para la futura reforma a la constitución que habilitó el proceso constituyente”.
“El punto está en que, por las reglas del diseño del acuerdo de noviembre, los independientes tuvieron un protagonismo inédito en nuestra historia reciente. Sin embargo, dado el fracaso de la propuesta de la Convención Constitucional, es necesario conversar si es razonable retomar o no la continuidad del proceso constituyente y para el diseño de las reglas y procedimientos de aquello no pueden hacerlo sino los partidos políticos con representación parlamentaria. Por lo que no me parece extraño tengan un protagonismo en el diseño para su continuidad”, afirmó.
Además, “las reglas que habilitaron la participación de los independientes en el proceso constituyente creo que no son deseables. Creo que las y los independientes deben tener una participación, pero optaría que sea por vía de las listas de los conglomerados políticos, por ejemplo, como fue mi caso, que fui como independiente en una lista de partido”.
En cuanto a la idea de dejar fuera en estas nuevas negociaciones el tema de la plurinacionalidad, el ex constituyente realizó una autocrítica y señaló que esta determinación en la propuesta de la Convención “fue muy intensa y eso llevó no solamente a un equívoco en torno a la conceptualización de la plurinacionalidad, sino que también a una lectura en torno a la generación de privilegios para los pueblos indígenas”.
En concreto, dijo haber advertido que “por lo que he visto en algunas noticias de prensa la plurinacionalidad la oponen a Estado unitario y eso es un error conceptual, porque la plurinacionalidad es una fórmula política que supone el reconocimiento de la diversidad de naciones en la unidad del Estado”.
Viera explicó que “el Estado unitario se relaciona con otra categoría que se llama Forma de Estado y lo que se opone a eso no es Estado plurinacional, sino que Estado regional o Estado federal. Entonces, ahí yo me pierdo, desconozco qué es lo que están pensando cuando piensan en Estado unitario”.
Con todo, se mostró partidario respecto de la discusión en torno a un órgano que fiscalice el cumplimiento de las bases institucionales, puesto que “cuando esas reglas no son respetadas, alguien tiene que resolver sobre un conflicto. La pregunta es ¿Quién es el árbitro? Uno podría pensar que, tratándose de temas constitucionales, debería haber sido el Tribunal Constitucional; sin embargo, dado el desprestigio institucional del TC en el proceso anterior se opta porque sea la Corte Suprema”.
“Dicho eso, en mi opinión el Congreso Nacional no es el órgano idóneo para resolver los conflictos en la determinación de las reglas, sino que tiene que ser alguien que tenga una cierta distancia de la política. El Congreso Nacional por su composición y su naturaleza no tendría una discusión que el mérito de los hechos de un conflicto merece, porque la discusión sería política y no técnica. Por lo tanto, me inclinaría porque ese árbitro sea un órgano que tenga función jurisdiccional”, aseveró.
De todas maneras, aclaró que una de las razones por las que no se terminó por recurrir al pronunciamiento de la Corte Suprema en el debate anterior fue porque no se logró alcanzar el quórum para presentar un requerimiento, es decir, un ¼ de los convencionales. Por lo mismo, también apuntó a la necesidad de no caer en la judicialización del futuro proceso, mostrándose partidario de establecer reglas “que inhiban la vulgarización en la utilización de estas herramientas”.
Finalmente, sobre sus expectativas como ciudadano respecto a la nueva discusión Christian Viera planteó que “sin perjuicio de los resultados abrumadores que significó la derrota de la propuesta constitucional, el problema de la constitución chilena no está resuelto y sigue latente. Por lo tanto, esperaría que esto continuara ¿Cuándo? No lo sé. No espero que sea con el frenesí con el que se generaron las reglas que habilitaron el proceso constituyente anterior, sino que con algo más de calma para poder diseñar un proceso con reglas adecuadas, claras y que permitan una discusión democrática para generar una constitución que responda a los requerimientos del pueblo de Chile”.
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