Guayaquil cada vez se convierte en un referente gastronómico del país y esto se debe a la variedad de platos, tanto típicos como extranjeros y fusiones, que se puede degustar en algunos restaurantes de la ciudad.
A continuación presentamos a emprendedores que con su visión empresarial también ayudan con la recuperación económica que necesita Guayaquil.
Andrea Arce de Saab: Hacer empresa es un reto que requiere mucho entusiasmo, preparación, valentía y honestidad
Esta guayaquileña de 45 años de edad es la dueña, junto a su esposo, del restaurante Central 593, ubicado en la Plaza Orellana, frente al World Trade Center.
Andrea cuenta que desde que se graduó del colegio Nuevo Mundo empezó a trabajar en la empresa de su padre, una hormigonera, donde según ella aprendió mucho de él. “Junto a él aprendí desde cómo manejar un negocio hasta cómo hacer empresa en este país”. Además, en sus tiempos libres trabajaba como free lance en diseño gráfico, carrera que estudió en Jefferson International College.
En el 2018 se les presentó a Andrea y a su esposo, Michel Saab, la oportunidad de abrir un restaurante y lo primero que pensaron fue en la comida ecuatoriana.
“Desde siempre me ha encantado la cocina y he tenido el anhelo de poner un restaurante temático”, dice Andrea. Ella explica que decidieron hacerlo de comida ecuatoriana debido a la gran variedad y deliciosa que es nuestra gastronomía en el país; también porque vieron la necesidad que hay en el país de tener un restaurante divertido, alegre y temático, donde no solo se ofrezca nuestra gastronomía, sino toda una experiencia ecuatoriana.
Como mi hijo, el menor, tenía una obsesión por los trenes, me sugirió la idea de poner un tren en el restaurante. Así nació el concepto, hacer una central de trenes en donde los clientes recorran el país, no solo con su espectacular gastronomía, sino también con sus leyendas y tradiciones
Andrea Arce de Saab, propietaria de Central 593.
En enero del 2019 inauguraron Central 593, donde combinan lo mejor de los platos típicos ecuatorianos con la riqueza cultural de nuestro país. Con un horno de leña, y el tren que suena cada cierto tiempo, “transportan” a los comensales a los lugares turísticos de Ecuador.
La familia es su pilar
Andrea es apasionada por su restaurante, pero lo es más por su familia. Tiene cuatro hijos y disfruta de esta faceta. “No hay nada mejor que sentarnos a jugar un juego de mesa con todos mis hijos, ver una película u organizar una parrillada. Para mí, ese es mi mejor momento”. Luego, cuando sus hijos duermen, lee libros, uno de sus pasatiempos favoritos.
Al ser dueña de un restaurante, Andrea indica que difícilmente hay algo que no le guste comer. “Lo que no me gustaba ha terminado gustándome”, dice entre risas. Recuerda que una vez estaban haciendo pruebas con cuy y ella se negó a comerlo, pero le duró poco, tuvo que probarlo y terminó disfrutando de este exótico plato de la serranía nacional. “No sé si me atreva a comerlo en otro lado, pero el que preparamos estuvo excelente”, exclama.
Uno de sus principales proyectos es que su tren tenga algunas paradas más, en diferentes sectores y con diferentes temas. Así que para finales de noviembre piensan abrir otro restaurante con temática ecuatoriana.
Andrea es una mujer que gusta de brindar apoyo a quien lo requiera, por eso la empresaria aconseja a los jóvenes emprendedores constancia y paciencia. “Hacer empresa es un reto que requiere mucho entusiasmo, preparación, valentía y honestidad. Tener los objetivos claros y trazar el camino”, puntualiza.
Omar Andrade: La pasión es la gasolina para emprender
El empresario estudió Hotelería y Turismo en la Espol y Gastronomía en La Escuela de los Chefs.
Se podría decir que Omar nació en un restaurante. Su madre, Elizabeth Jácome, fundó el Restaurante Anderson en 1978 y trabajó durante varios años con ella. Luego de la gran escuela que tuvo con su mamá, decidió seguir su propio camino y desarrolló las marcas Anderson Express, Mami-T y luego Mami-T y el Mar.
Mami-T nació por una inspiración y promesa, cuando la abuela de Omar, la señora Esther, estaba débil de salud, le prometió crear una marca en su honor. Y cuando ella falleció se propuso cumplirlo. “MamiT es como llamábamos cariñosamente a mi abuela Esther (”los nietos no podíamos pronunciar su nombre y es por esto que le decíamos MamiT”). Todo en el restaurante gira en torno a la abuela, los platos típicos son hechos con recetas originales de MamiT”.
El primer restaurante Mami-T fue inaugurado en el año 2010. Omar cuenta que lo más difícil de emprender es correr el riesgo de que la marca que sueñas y esperas que sea exitosa, el público la perciba de la misma manera y luego, cuando decides cumplir ese sueño, proyectar un balance entre excelente comida, un muy buen servicio y un ambiente diferente y acogedor.
Viajar es uno de los hobbies que tiene Omar, le gusta hacer turismo gastronómico en ciudades y que le generen inspiraciones e ideas para nuevos platos y proyectos.
“Soy un fiel creyente de que tenemos una gastronomía explosiva en sabores y siempre me declararé amante de la cocina típica ecuatoriana”, cuenta Omar, quien además confiesa que en Mami-T los moros son su plato favorito.
Para salir un poco de la rutina, Omar trata de ir todos los días al gimnasio, es su momento de desconexión. También le gusta elegir la música que se pone en los restaurantes y así aprovecha y encuentra nuevas canciones.
Este empresario gusta de ayudar y aconsejar a jóvenes emprendedores, por eso los invita a luchar por sus sueños, sea cual sea la rama en la que piensan desenvolverse. “Es importante rodearse de gente en la que puedan confiar y se puedan complementar”. Así dice que se puede llegar lejos en cualquier reto que alguien se proponga.
Un gran sueño que tengo es que a través de Mami-T la comida típica ecuatoriana esté en el radar gastronómico internacional.
Omar Andrade, propietario de los restaurantes Mami-T
Omar tiene cinco locales con la marca Mami-T y un local con la marca Mami-T y el Mar, ubicados en:
– Plaza Batán / Samborondón
– Plaza Guayarte
– Puerto Santa Ana
– Mall del Sol
– Y el recién inaugurado en San Marino
Salvatore Iavarone: Mis amigos siempre me decían que abriera un restaurante, y así comenzó todo
Salvatore Iavarone llegó al Ecuador en 1996, en busca de proveedores de rosas para exportarlas a su país natal, Italia, donde se dedicaba a la comercialización de todo tipo de flores provenientes de distintos países.
Oriundo de Nápoles, en uno de sus tantos viajes conoció a Karina Torres, su gran amor y actual esposa, razón por la cual se radicó en nuestro país en 1999. Fue ahí cuando empleando sus dotes culinarios decidió abrir en el 2005 el Ristorante Positano. “Mi pasión o mayor hobbie es cocinar, mis conocidos y amigos en Ecuador siempre me decían que abriera un restaurante, y así fue como comenzó todo”, cuenta.
Durante 13 años estuvo en Entre Ríos y luego se trasladó al centro comercial Alhambra, donde funciona hasta ahora brindando trabajo a 19 personas. El nombre del lugar hace referencia a un destino del sur de Italia, famoso por sus bellos paisajes y gastronomía.
El menú de Positano comprende la cocina tradicional de Italia, basada en ingredientes frescos y de muy alta calidad (importados en su mayoría). Entre los platos más solicitados están las pastas acompañadas de mariscos y los distintos cortes de carne, servidos con risotto o pastas a elección del cliente.
Para Salvatore, los pilares del éxito de su restaurante son mantener la calidad de sus platillos y brindar excelente servicio personalizado, gusta de interactuar con sus clientes, brindarles recomendaciones y estar pendiente de que su experiencia en su local sea única.
Prefiere estar muy cerca del mar, la pesca es uno de sus deportes predilectos y lo practica con mucha frecuencia. Salvatore siente mucha gratitud con Guayaquil, ciudad donde siente que volvió a nacer como persona, profesional y como padre de familia. Junto a su esposa, Karina, procreó dos niñas que son sus grandes tesoros. “Me siento muy orgulloso de ellas; dejando a un lado la familia, Ecuador es un país hermoso y con el tiempo le fui cogiendo cariño”, expresa.
Ronald Ley: Es importante aprender de todas las áreas de un negocio
Este empresario de 41 años es un apasionado por la cocina y por los autos.
Ronald cuenta que desde muy joven quiso tener un restaurante porque su suegra tenía un local de comida en la feria de Durán y se propuso ponerse uno propio.
Así es como nace el 31 de agosto de 2019 Carbón y Parrilla. “Le pusimos dicho nombre ya que siempre en mi casa hacemos asados y nos gusta pasar en familia, entonces para eso necesitamos carbón y parrilla”, explica.
Cuenta que lo difícil de montar este tipo de negocios es tener el capital necesario para cubrir todos los gastos e imprevistos que se presenten hasta terminar todos los detalles del restaurante, y algo muy importante es encontrar un lugar seguro y con parqueo para que el cliente pueda disfrutar del lugar.
En la actualidad está preparando los últimos detalles para también ofrecer desayunos, además, próximamente espera abrir una sucursal.
En familia
Ronald está casado y tiene dos hijos, con quienes disfruta de compartir su tiempo. “Mi familia, mis padres, mi esposa, mis hijos y mis hermanos son el motor y mi apoyo para seguir adelante cada día”, dice.
Cuenta que su plato favorito es el llapingacho y en Carbón y Parrilla el moro 4 quesos con costilla es su predilecto.
A quienes deseen emprender, Ronald les recomienda que tengan pasión, ganas, perseverancia, paciencia, motivación y que nunca dejen de luchar por su objetivo, que al final del camino todo tiene su recompensa. “Ten fe, cree, lucha y trabaja por tu sueño”, enfatiza. (I)