Las nuevas movidas de Petro acercan a un sector importante en la economía del país, pero ¿qué hay detrás de estos acuerdos?
Foto: EFE – ERNESTO GUZMAN JR
El acuerdo al que llegaron el gobierno Petro y la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán) para comprar tres millones de hectáreas está casi materializado. El primer gobierno de izquierda en Colombia y uno de los sectores más poderosos en el país concertaron para que, con esto, se dé cumplimiento al Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc en 2016. Aún así, lo que parece una victoria más para el nuevo presidente de la República, parece ser en el fondo un choque de realidad en el mandato. El acuerdo con los ganaderos, en el que tendría que pagarse entre 30 y 60 billones de pesos, es un camino para algunos de los planes gubernamentales, pero también la respuesta a un problema con pocas salidas, ¿por qué?
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En Colombia hay 55 millones de hectáreas que pertenecen a privados, es decir, casi la mitad del territorio nacional que consta de 114 millones. Una de las metas de este gobierno, dicho por el mismo Petro desde campaña, es que lo rural tenga más fuerza y la productividad se desarrolle en esas zonas que han sido históricamente olvidadas. Aún así, aunque el presidente esté acercando a sectores opuestos a sus ideas, como el caso del Centro Democrático, en la negociación con este gremio no llevaba ventaja, porque eventualmente para sus iniciativas, ligadas casi todas a lo rural, tendría que entrar a discutir con los ganaderos, terratenientes de gran parte del país.
El acuerdo con Fedegán
En diálogo con este diario, el presidente de Fedegán, José Félix Lafurie, manifestó que “el acuerdo es muy amplio, es un acuerdo que además de permitirle al gobierno cumplir con el Acuerdo de Paz con las Farc, lo hace ver de tal manera que le va a permitir además mandar un mensaje de tranquilidad al sector ganadero”. Asimismo, el ganadero explicó que el gobierno tendría que sí o sí llegar a negociar con ellos, ya fuera ahora o en el futuro, porque “el sector ganadero tiene 37 millones de hectáreas, de las 55, por consiguiente, si el gobierno va a adquirir tierras por cualquier título, pues evidentemente tendrá que pasar por la tierra ganadera”.
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El acuerdo, como lo describe el presidente de Fedegán, es un salvavidas para el gobierno, pues “con esto, en vez de agregar un elemento irritante adicional al que ya estamos viendo de invasiones, a través de expropiaciones, a través de extinción del dominio, el gobierno escogió el diálogo y la concertación en este tema que es clave para ellos”. El acuerdo al que se llegó, dice Lafurie, permite que Petro avance con sus iniciativas, sobre todo con su propuesta bandera: la “paz total”, porque, dice el empresario, “evidentemente, el sector rural es donde se van a resolver buena parte de las dinámicas que el gobierno aspira de ‘paz total’”.
Por otra parte, el ganadero reconoce que llegar a un acuerdo es algo que valora de la nueva administración nacional y que tranquiliza, en parte, a su gremio. “Hoy vemos a un gobierno que encontró un Acuerdo que no nos gustó, pero que de acuerdo a sus causas lo va a cumplir. Ese acuerdo se puede cumplir sin Fedegán y el gobierno puede echar mano de los instrumentos que tiene la ley 160 de 1994 de expropiaciones, de extinciones de dominio, que me parece que es un escenario crítico”, pero prefirió el camino del diálogo.
El fantasma del paramilitarismo
La llegada al poder de Petro puso en alerta a varios ganaderos que consideraban que su presidencia podrían en riesgo la propiedad privada, tan preciada para ellos. Fue por eso, que la idea de una reforma rural integral presentada por el Ministerio de Agricultura, no cayó muy bien en un inicio y puso en la cabeza de muchos la idea de tomar las armas para defender sus tierras, amenazadas también por las invasiones. En Córdoba, principalmente, varios ganaderos salieron a protestar para pedir al gobierno que les ayudara a que se respetaran sus predios, pero otros, con ideas más drásticas, amenazaron con armarse, formando grupos paramilitares.
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El acuerdo que se logró entre el gobierno y Fedegán calma, de alguna manera, los ánimos de quienes vieron el camino de las armas como una solución. La movida gubernamental evita así que crezca otro actor armado, lo cual iría en contravía de la “paz total” que tanto promulga Petro y que, por ahora, avanza en firme con varios grupos, incluido el Ejército de Liberación Nacional (Eln), algunas disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, entre otros.
El cumplimiento al Acuerdo de Paz con las Farc
Otra de las promesas de Petro desde su campaña fue dar cabal cumplimiento al Acuerdo de Paz que se firmó con las Farc en 2016 y que durante el gobierno Duque se descuidó. Este acuerdo logrado con los ganaderos fue celebrado por algunos de los firmantes del documento y que hoy tiene presencia en el Legislativo, como el senador Julián Gallo, conocido en otrora como Carlos Antonio Lozada. “Nos parece muy positivo, porque la aspiración histórica que nosotros representamos es la de que haya tierra para el campesino y que en el gobierno de Petro al parecer se va a concretar y cumplir ese Acuerdo de Paz que se firmó”, dijo a este diario.
Para Gallo, este paso “es una de las noticias más importantes desde lo económico y lo político, porque el acuerdo parte de una realidad y es que por otros caminos seguramente estaríamos alejándonos de que haya una paz total en el territorio, es un acierto esa decisión y la respaldamos”. Para el senador del partido Comunes, esto les genera la esperanza de que “por fin se logre la histórica aspiración de que haya tierras para los pobres”. A pesar de este avance, reconoce el congresista, aún queda camino para que lo que se firmó se cumpla por parte del gobierno, pues, aunado a la compra de los tres millones de hectáreas, “en el Acuerdo de Paz se habla de titular siete millones de hectáreas adicionales que están en manos de los campesinos, pero que no tiene títulos”.
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