La inmigración irregular y sus efectos sobre la población de Ceuta y Melilla fue uno de los ejes temáticos que se trataron en el tercer día de las Jornadas sobre el Plan Estratégico de Ceuta y Melilla organizadas por la UNED y que se desarrollan durante toda la está semana en el campus ceutí, y volverán a tener lugar en Melilla.
El vicepresidente segundo y consejero de Educación y Cultura de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Carlos Rontomé, y el profesor tutor de Ciencias Políticas y Sociología de UNED Ceuta, Enrique Ávila, fueron los encargados de conferenciar sobre el mencionado tema. Rontomé hizo un repaso histórico por los distintos momentos migratorios y por los distintos perfiles que se dan en la ciudad teniendo en cuenta su efecto y repercusión sobre la misma, sobre todo en la imagen exterior de Ceuta.
“Hay un tipo de inmigración que se queda en la ciudad, que ha venido para quedarse, pero que con el tiempo ha ido reduciéndose. Y otra parte, que utiliza Ceuta como elemento de tránsito para el resto de España y de Europa”, explicaba sobre la presión migratoria que comenzó sobre los años 90, “antes era muy reducida”. También habló de las “importantes” consecuencias “económicas, sociales y políticas también” de los menores no acompañados.
En cuanto a la crisis de mayo de 2021, y el antes y después que supuso para Ceuta, el consejero destacó que “no es realmente una cuestión migratoria, sino que tiene que ver con aquel clima de tensión entre dos países. La inmigración es una herramienta que algunos estados utilizan para presionar a otros y evidentemente fue lo que paso en mayo del año pasado”.
Un episodio que ayudó a lastras aún más la imagen de Ceuta y Melilla. “Darnos a conocer, más todavía, en este tipo de foros y en otros. Seguir teniendo presencia de las dos ciudades autónomas en actividades y en todos los eventos posibles”, era la propuesta que hacía Rontomé para tratar de revertir esta situación “o al menos para enseñar que la inmigración es una realidad, pero que la ciudad es algo más”. Apostaba por primero hacerlo en “el territorio nacional y después en el resto de Europa. “La primera tarea es la nuestra, la nacional”, hacía hincapié, consiente de los “complejo de reducir ese estereotipo de muchas décadas”.
Terminó hablando de la “oportunidad” que se presentó con la reapertura de la frontera de “poder abrir una aduana comercial y tener un tránsito reglado de mercancías, aunque sea en una escala pequeña”. “Supone un cambio importante, y desde el punto d vista económico, una salida para la ciudad. Hay que tener en cuenta que ahora mismo la ciudad sigue volcada hacía la península y lo que se busca es poder tener una salida hacía el sur”.