Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
Son días confusos para los rusos que viven en tierra uruguaya. Los que aceptan participar de este informe piden anonimato y hablan escuetamente; los atraviesa una mezcla de sensaciones encontradas. Por un lado, se sienten señalados a raíz de la maniobra delictiva por la que fue formalizado Alejandro Astesiano, el exjefe de la custodia del presidente Luis Lacalle Pou, junto a un escribano y a dos ciudadanos rusos que falsificaban documentación para que personas de su país accedieran al estatus de ciudadanos naturales y de esta manera obtuvieran el pasaporte uruguayo.
A su vez, viven con nerviosismo las novedades que reciben desde su patria. Algunos están orientando a familiares y allegados que buscan la forma de establecerse en Uruguay tras haber emigrado de Rusia cuando comenzó la guerra contra Ucrania —en febrero pasado—, y a otros que lo hicieron recientemente, apenas Vladimir Putin anunció la movilización de 300.000 reservistas.
“Desde ese día es una avalancha de consultas”, cuenta una inmigrante rusa. “Unas 30 familias me contactaron para venirse a Uruguay. Hay muchos que se fueron con lo puesto y no tienen los documentos en orden para venir. Andan por diferentes países buscando dónde radicarse. Otros estaban contra la guerra, se movilizaron y ahora tienen antecedentes penales”. Ella es una de las personas que los ayuda averiguando cómo es el trámite que deben hacer para solicitar refugio aquí, “porque si regresan los mandan a la guerra”, dice.
El principal atractivo de Uruguay es la lejanía. “Quieren estar lo más lejos posible de Rusia por miedo a que empiecen más guerras y llamen a más reservistas”, plantea otra integrante de la comunidad rusa. “Además aquí no hay una rusofobia como en otros lugares. Ni hay un peligro bélico. Uruguay les ofrece la posibilidad de vivir tranquilos”, agrega.
Otra informante cuenta que la mayoría llega sin saber siquiera alguna palabra de español. “Han estado llegando varios rusos en estos meses, para pasar la guerra aquí. Son grandes cantidades y de gente buena, gente de trabajo, gente que no es jodedora como las que salieron en las noticias”, señala.
Los rusos en Uruguay están conectados en diferentes grupos de Facebook, Instagram y Twitter. En los sitios se comunican en idioma ruso y en inglés. En las últimas semanas, los posteos pidiendo consejos y consultando por trámites migratorios se multiplicaron.
“Hola amigos. Me voy a Uruguay, no creo que necesite explicar las razones. ¿Por qué Uruguay? ¿Pero por qué no lo haríamos? San Javier, diáspora rusa, romance de América del Sur, lejos del lugar de una posible guerra nuclear”, escribió un hombre que compartió una foto con su familia. Otra persona publicó: “¿Es cierto o qué? ¿Hay mucha gente de la Federación Rusa con nacionalidad de Uruguana?”. Y otra más posteó: “¡¡¡Hola chicos!!! Por favor díganme, ¿es cierto que los ciudadanos rusos necesitan visa para viajar a Europa después de recibir el pasaporte uruguayo de naturalización? Quien ya tiene pasaporte que me diga cómo van las cosas”.
Esta pregunta es clave.
El pasaporte uruguayo se cotiza más que nunca entre los rusos. Los incentivos que explican la alta demanda de la organización delictiva son diversos. Ahora, la Policía e Interpol investigan si ciudadanos rusos que pagaron por esta documentación están involucrados en actividades del crimen organizado, según informó Búsqueda. Pero entre los clientes de la organización también había “inmigrantes desesperados”. “Para mí las víctimas de esta situación son los clientes que están huyendo de la guerra, ya les habían pagado a estos gestores corruptos y no obtuvieron los documentos porque están detenidos”, señala una fuente en contacto con algunas de estas personas.
Las puertas cerradas.
El interés de los ciudadanos rusos por venir a Uruguay tiene que ver con un fenómeno que ocurre en toda América Latina. Hoy un ruso que quiere emigrar de su país enfrenta una situación compleja. Prácticamente todo el mundo occidental demostró su apoyo a Ucrania desde el inicio de la guerra que impulsó Putin. La Unión Europea y Estados Unidos complejizaron sus procesos migratorios para los ciudadanos rusos y, sin pedir visa ni mirar con lupa los pasaportes, Latinoamérica se convirtió en la salida ideal casi por accidente.
Marc Marginedas es periodista de El Periódico de España y vivió más de 11 años en Moscú. En las últimas semanas decidió volver a Barcelona porque la situación “se volvió demasiado peligrosa”, pero muchos de sus amigos cercanos de nacionalidad rusa terminaron en Argentina y Uruguay por no poder emigrar a países europeos. “Europa se convirtió en un lugar hostil para los rusos más allá de que estén o no vinculados al régimen, por eso Latinoamérica es visto como un lugar con mucho valor, además de que tiene un cierto grado de desarrollo y de democracia”, indica Marginedas.
Ese “peligro” de estar en Rusia viene escalando desde el inicio de la guerra, se disparó la semana pasada cuando Putin anunció que enviaría más civiles a luchar a Ucrania “para defender la soberanía del territorio” y se dejó de expedir pasaportes a quienes estén obligados a ir. Además, este viernes el jerarca ruso inició trámites para declarar cuatro localidades de Ucrania como parte de Rusia, después que su ejército comenzó a retroceder debido a la ofensiva de los ucranianos. “Perder la guerra no es una opción para Putin ni para el régimen. Sería una implosión interna y desataría una crisis muy grande dentro del Estado”, indica el periodista.
En este lado del océano los ciudadanos rusos son bienvenidos como una persona de cualquier otra nacionalidad. Eso no ocurre en el resto de Europa, en donde existe “una problemática de seguridad nacional constante”, según Marginedas. “El Estado ruso ha tenido un papel de injerencia en la política interior de muchos países europeos y no lo hace a través de espías como solía ser la KGB sino que con ciudadanos normales que están bien colocados económicamente y buscan establecer vínculos entre los diferentes países y Rusia. Es un país en donde uno se hace rico a partir de sus vínculos con el Estado y todos saben cómo perseguir los objetivos del régimen. Esa es una de las razones por las que Europa ahora cierra sus puertas a los ciudadanos rusos; porque es imposible diferenciar entre quienes huyen del país y quienes quieren instalarse para ejercer algún tipo de influencia”, explica.
Con ese contexto en el viejo continente, el experto en comercio exterior Gonzalo Oleggini cree que hoy existe un “fenómeno migratorio mundial” que “llegó para quedarse” y va más allá de la guerra en Ucrania. “Hay un montón de gente que sale de su país por una migración forzosa y no necesariamente son refugiados. Es gente con dinero que busca documentación a toda costa y genera una demanda internacional de papeles”, explica.
Los inmigrantes rusos entrevistados reconocen que hay una “tercer ola migratoria”, quizás comparada a la de la Segunda y la Primera Guerra Mundial, pero también advierten que desde hacía años se sabía que había personas ofreciéndose en los grupos de redes sociales como gestores y luego cobrando por falsificar algunos documentos, tal como hacía la organización que integraba Astesiano.
De hecho, otra fuente agrega que en la embajada rusa en Uruguay se tenía conocimiento de que había un ruso que falsificaba documentación y que estaba siendo investigado por Interpol. “La organización cobraba entre 50.000 y 100.000 dólares por un pasaporte uruguayo para un ciudadano natural”, dice un informante.
Hecha le ley, hecha la trampa.
Según se pudo reconstruir para este informe, la red primero “aprovechó” la novedad de la ley de Nietos (19.362), que desde 2015 habilita a que los nietos de uruguayos que hayan nacido en el extranjero puedan obtener la ciudadanía natural. Gracias a un decreto posterior estos beneficiarios también consiguen la nacionalidad uruguaya en el pasaporte, pudiendo utilizarlo para circular libremente en el mundo.
Esta ley llegó para resolver una “injusticia histórica” de Uruguay porque “esos nietos son uruguayos, pero se los consideraba extranjeros”, según aclara Ruben Correa Freitas, abogado constitucionalista, quien colaboró en el diseño de la ley. Para acogerse a esta norma los solicitantes deben presentar la partida de nacimiento de algún abuelo nacido en Uruguay al igual que la de alguno de sus padres nacidos en el exterior y la propia también del extranjero.
La organización a la que se vincula a Astesiano utilizaba información de ciudadanos uruguayos fallecidos para vincularlos a las partidas de nacimiento de los rusos. De esa manera, se lograba establecer un vínculo falso para obtener la ciudadanía natural que abría la puerta al pasaporte. ¿Hay alguna fragilidad en el diseño de la norma que hubiera habilitado un negocio ilícito de la documentación? Correa Freitas sostiene: “El tema de la acreditación se hace con las partidas de nacimiento. Si no se aplica bien es un problema de la reglamentación, no de la ley. Documentos falsos se pueden hacer con cualquier cosa”.
La imputación de la fiscal Gabriela Fossati plantea que el 13 de marzo el director del departamento de cédulas de identidad de la Dirección Nacional de Identificación Civil le envió una advertencia al director de ese organismo informándole acerca de probables irregularidades en varias de las solicitudes de nacionalización de hijos y nietos naturales. Solicitó que la Comisión Técnica fortaleciera la norma referida a la expedición de pasaportes uruguayos a extranjeros.
reclamo
El chip en el pasaporte que introdujo el problema
“En la columna de nacionalidad escribieron el país de nacimiento, pero no soy ciudadana de ese país. A nivel local eso no importaba tanto hasta que aparecieron los pasaportes con chip y se reveló un problema enorme en la legislación que creó un precedente y un grupo de miles de ciudadanos legales de segunda clase”, cuenta una inmigrante rusa radicada en Uruguay.
A partir de 2015 la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que depende de la Organización de las Naciones Unidas, determinó que los pasaportes debían contar con chip para ser válidos. Por ese motivo y a partir de esa fecha es que los ciudadanos legales con pasaporte uruguayo que viajan al exterior tienen problemas para ingresar a otros países porque las máquinas que leen la información del documento muestran una discrepancia entre la nacionalidad y la ciudadanía de la persona, siendo Uruguay uno de los pocos países en el mundo que no comparte esa categorización.
Mientras la investigación se propone dilucidar la operativa del grupo delictivo, el grupo de ciudadanos legales Somos todos uruguayos teme por un efecto colateral que perjudique su aguerrido reclamo.
Informantes indican que la organización buscaba clientes también en las redes sociales de ese grupo —que tiene integrantes rusos— que lleva años solicitando a nivel legislativo una resolución para terminar con las diferencias en los pasaportes emitidos para ciudadanos naturales y legales. Los pasaportes de los ciudadanos legales “no sirven internacionalmente” debido a los criterios que usa Uruguay al indicar en el campo de nacionalidad el país en que nació la persona, y no su ciudadanía. Este es el eje de un intrincado reclamo que, según dicen sus propulsores, habría dejado la puerta abierta para que se comercialice, aquí también, documentación apócrifa.
“El pasaporte que ustedes entregan a los ciudadanos legales que nacieron en el extranjeros mantiene la nacionalidad extranjera y no la uruguaya y eso genera problemas porque en muchos países el concepto de nacionalidad y de ciudadanía son iguales. Uruguay es uno de los pocos países que no nacionaliza a los extranjeros”, explica al respecto un ciudadano legal ruso afectado. Esto no sucede a los ciudadanos naturales, quienes sí cuentan con la nacionalidad uruguaya en el pasaporte.
Desde el grupo plantean que quieren “fomentar la inmigración bien hecha” y lamentan que a nivel legislativo no ha progresado ninguno de los proyectos de ley que fueron presentados en el último año. Además, uno de los voceros del grupo dice: “Si sos un criminal mafioso y querés esconderte en otro país usando otra identidad vas a pagar por un pasaporte uruguayo trucho. Pero también hay gente con motivos más benignos, que quieren una buena vida. Conozco gente desesperada por ser uruguaya. Si tenés un hijo de 17 años al que pueden llamar para hacer el servicio militar en Rusia no veo como algo imposible que puedas pagar para acceder a algún documento o a algún pasaporte que te solucione el problema de la nacionalidad”.
Según el último informe de la consultora Henley, Uruguay se encuentra en el puesto número 28 del ranking que cataloga a los “mejores” pasaportes del mundo a partir de los requerimientos para ingresar a los países. Rusia está en el puesto 50. Quien es portador de un pasaporte uruguayo tiene que presentar una visa para entrar a 64 países, mientras con el ruso son 98 los países que piden visa. Por esto el pasaporte uruguayo es considerado “fuerte” o “atractivo”.
Según Oleggini esto tiene que ver con que presentarlo ante un funcionario de migraciones “no genera alarma en ningún lugar del mundo ni tampoco pasa desapercibido porque somos un país chico”. Una persona de nacionalidad rusa consultada por El País dice lo siguiente: “A pesar de que hay personas interesadas en venir a vivir a Uruguay, lo cierto es que la mayoría no busca eso con la obtención del pasaporte uruguayo. Lo quieren para volver a la Unión Europea. Allá presentar un documento de Uruguay es cien veces mejor que uno ruso”.
ciudadanos legales y pasaporte
Los dos proyectos de ley que tienen el mismo fin
Tanto el oficialismo como la oposición presentaron en el último año proyectos de ley para garantizar que los ciudadanos legales puedan contar con la nacionalidad uruguaya en sus pasaportes.
Francisco Capandeguy, diputado suplente del Partido Nacional, presentó en setiembre de 2021 un proyecto de tres artículos que busca hacer cumplir “el principio de no discriminación y la interpretación más favorable a la igualdad de derechos entre nacionales y extranjeros” .
Consultado al respecto, Capandeguy dice que espera que la formalización de Astesiano “eche un poco de luz sobre la problemática” de los pasaportes y se acelere la votación del proyecto.
El proyecto de ley del Frente Amplio sobre el mismo tema fue presentado en julio de este año y busca crear una ley interpretativa de la Constitución para que los ciudadanos legales y los naturales gocen de los mismos beneficios.