Hay gente que se pasa media vida recortando gastos minúsculos con el objetivo de ahorrar un poco de dinero extra todos los meses.
Son personas con un perfil de ahorrador lonchafinista llevado al extremo:
- Evitan tomarse un par de cafés a la semana en el bar y tienen sentimiento de culpa si se gastan 15 euros en unas cervezas con los amigos.
- A pesar de que trabajan duro, se van de vacaciones muy pocos días al año y siempre escogen el hotel más barato que encuentran en Booking.
- Algunos se obsesionan con no superar los 110 kms/h cuando conducen el coche en autovía y tienen una app que les dice en qué gasolinera repostar para ahorrar 0,01 céntimos por litro de combustible.
- Otros van al supermercado y se pasan la mitad del tiempo buscando ofertas, promociones 3×2 y champús con un 20% de tamaño extra.
No tengo absolutamente nada en contra de estas personas. Cada uno hace con su vida lo que quiere, faltaría más. Yo mismo era así de radical hace unos pocos años.
Sin embargo, en mi muy sesgada opinión de hoy, debo decir que se equivocan; y no precisamente poco.
Si su plan para amasar una gran suma de dinero y alcanzar el fck you money* es este, les deseo suerte.
Lo más seguro es que no lo consigan jamás.
Las promesas de un hombre enamorado
Déjame que te cuente una breve historia muy personal.
Mi hija mayor, que aún es muy pero que muy pequeña, nació por cesárea.
Después de un par de noches de terribles contracciones, los médicos decidieron abrir a la Sra Nudista con un cúter esterilizado y sacar de su interior a nuestra pequeña.
Por aquella época yo tenía la misma experiencia con los bebés que con los fondos indexados: ninguna.
Sin embargo, con mi mujer aún sedada, la enfermera del turno de mañana decidió que yo era la persona idónea con la que mi hija debía pasar las primeras horas de su vida.
Así que allí estaba yo, sin ducharme, sin comer, sin dormir, despeinado, completamente aterrorizado y con una preciosa princesita entre mis brazos.
En ese momento de sobreexcitación y con las emociones a flor de piel miré a mi hija a los ojos y tomé dos decisiones que a la larga terminaron siendo determinantes en mi vida.
La primera fue dejar de fumar.
La segunda fue intentar ser rico.
El plan fake hacia la riqueza
No te voy a engañar, en aquellos años mi economía familiar no estaba como para tirar cohetes.
Trabajaba por cuenta ajena cobrando poco y mis ingresos online eran muy reducidos. Mis ahorros en el banco tampoco eran excesivos.
En resumidas cuentas, mi situación financiera y personal era muy parecida a la de la mayoría de la gente:
- No controlaba mis gastos.
- Sabía más bien poco sobre inversiones.
- No me fiaba de los bancos.
- No me gustaba trabajar para otros.
- No pasaba suficiente tiempo con mi familia.
- No tenía tiempo para aprender.
Como no soy imbécil, desde el primer momento entendí que hacerme rico con esta base no iba a ser fácil.
Se habían repartido las cartas y las mías no eran las mejores para ganar la partida.
Pero como quejarme no era una opción, me puse las pilas y empecé a ahorrar a lo loco:
- Empecé a controlar exhaustivamente mis gastos diarios (sigo haciéndolo ahora).
- También a hacer presupuestos.
- Eliminé todos mis gastos hormiga.
- Me di de baja del gimnasio.
- Cancelé todas mis suscripciones.
- Reduje la potencia contratada con mi compañía eléctrica.
- Compraba ropa de baja calidad en rebajas.
- No me gastaba un duro en restaurantes.
- Cambiaba la tarifa del móvil si me podía ahorrar 1€ al mes.
- etc, etc, etc.
A corto plazo, esta frugalidad tan radical tuvo un fuerte impacto en mis finanzas personales, ya que dupliqué mi tasa de ahorro en poco tiempo.
Sin embargo, como plan para hacerme rico, pues no te voy a engañar, era una m*erda de plan.
Llegó un momento en el que para pasar de ahorrar 350 euros al mes a ahorrar 400€, tenía que hacer un esfuerzo tan grande que la calidad de vida de mi familia se veía resentida.
Y yo no quería hacerme rico así.
Además, cada día que pasaba tenía más claro que no lo iba a conseguir. Era sencillamente imposible.
Sin embargo, leía artículos en internet y veía que mucha gente defendía la idea de que se podía alcanzar la independencia financiera con un sueldo “normal”.
Sólo había que hacer un gran esfuerzo para ahorrar y seguir lo que algunos años después bauticé como las expectativas FIRE de los que viven en el mundo de la piruleta.
Vamos a analizarlo.
Las expectativas FIRE de los que viven en el mundo de la piruleta
Si llevas poco tiempo en este mundillo friqui de la inversión seguro que habrás leído cosas de este estilo:
“Si inviertes en bolsa el euro que te cuesta el café en el bar, dentro de 20 años tendrás el dinero necesario para comprarte un coche”.
-Oh.
“Si ahorras 300€ al mes y los inviertes en un fondo indexado al S&P 500, con una rentabilidad del 8% anual, dentro de 30 años tendrás casi medio millón de euros y habrás alcanzado la independencia financiera”.
-Oh.
“Podrás despedir a tu jefe y viajar por el mundo”.
-Oooh.
Hay que reconocer que estos mensajes calan muy hondo. La idea de hacerte rico “poco a poco” con un sueldo discreto es bastante atractiva. Es difícil resistirse a intentarlo.
El problema es que esperar un 8% de rentabilidad anual durante 30 años seguidos me parece ser demasiado optimista.
Por otra parte, 30 años son muchos años.
Además, el medio millón de euros (que en realidad es menos, pero “casi medio millón” suena mejor) es bruto.
Y no nos olvidemos de la inflación. Si los precios suben entre un 1 y un 2% anual durante 30 años seguidos, el medio millón se te va a quedar muy corto.
Pero bueno, quién soy yo para romperle los sueños a nadie.
Volvamos a la historia inicial.
Nuevo plan: f*ck you money
A lo largo de esta travesía de ahorro extremo y máxima frugalidad hubo un momento, no sabría decirte cuál, en el que me di cuenta de que ya no podía ahorrar más.
O, al menos, no podía ahorrar más si quería comer tres veces al día y encender el aire acondicionado cuando hiciera calor.
Esas pijadas del hombre blanco, ya sabes.
Con mi sistema fake para alcanzar la libertad financiera, el ahorro no era escalable. Había llegado al máximo. Y ya no sabía qué hacer para ahorrar más. Pero yo quería ahorrar más. Mucho más. Infinitamente más.
Por tanto, sólo había una solución posible: ganar más dinero.
Te lo voy a explicar de la forma más sencilla posible:
Imagina que ahorras 300 euros al mes.
Si para ahorrar un poco más, por ejemplo, 400€, tienes que hacer un gran esfuerzo, posiblemente el ahorro extra no te merezca la pena porque el sacrificio es excesivo y el beneficio es insignificante.
Sin embargo, si buscas una fórmula que te permita generar un ingreso extra de 300 euros al mes, tu capacidad de ahorro automáticamente se duplicaría. Pasarías de ahorrar 300€ a ahorrar 600€ sin reducir tu calidad de vida.
Es más, podrías darte un capricho y aumentar tus gastos en 100€ al mes. Si lo haces, tu ahorro sería de 500€, que sigue siendo más que los 300€ que ahorrabas antes de conseguir el ingreso extra.
Bien.
Soy consciente de que el ejemplo es tan simple que tú, como lector, podrías llegar a pensar que estoy faltándole el respeto a tu inteligencia.
Pero es que por muchas vueltas que queramos darle al tema del ahorro, es así de sencillo. No intentemos complicar las cosas, que no hace falta.
El secreto está en ganar más dinero.
Ganar.
Más.
Dinero.
Cuando esta idea se asentó en mi cabeza, lo vi clarísimo: el primer paso para hacerme rico era ganar, como mínimo, 1.000 o 2.000 euros más al mes.
Así que me dije:
– “Espabila, Nudista. Una niña preciosa de ojos azules te mira”.
Tenía que diseñar un sistema que me permitiera cumplir mis sueños de padre primerizo:
- Tener más dinero y el control sobre mis finanzas.
- Tener más tiempo libre.
- Trabajar para mí y no para otros.
- Ganarme el reconocimiento de mi entorno.
- Pasar más tiempo y de mejor calidad con mi familia.
- Ser un padre del que mi hija se pudiese sentir orgulloso.
En ese momento, la frugalidad extrema y el ahorro radical pasaron a un segundo plano.
Ojo, esto no significa que de repente me despreocupase de mis gastos y que descuidase mi economía doméstica. No.
Seguí manteniendo un estilo de vida sencillo (sigo haciéndolo ahora) y viviendo muy por debajo de mis posibilidades, pero con una mentalidad completamente diferente.
Decidí dejar de hacer el pardillo reduciendo gastos absurdos y puse el foco en ganar más dinero.
Tenía que ganar más pasta para poder afrontar la vida desde una posición de fck you money*.
¿Y sabes qué?
Con paciencia, estrategia, trabajo duro y un poco de suerte he logrado aumentar mucho mis ingresos en los últimos años.
La semana pasada, sin ir más lejos, superé el medio de millón de facturación con mi negocio online.
¡¡Medio kilo!!
Me pinchan y no sangro.
Y bueno, que me pongo pesado y el único sitio en el que se me permite ponerme pesado es en mi newsletter semanal.
La próxima vez que me pase por aquí te contaré cuáles son los pasos de mi plan para alcanzar el f*ck you money.
Quizás puedas implementarlos en tu vida. O quizás no. Pero será divertido.
En cualquier caso, hablamos pronto.
Un fuerte abrazo,
Nudista Investor.