Sailing’ es una de esas canciones inmortales que muchas décadas después la seguimos escuchando en la radio, en algún anuncio de televisión o porque alguien decide subirla a las redes sociales. Pocos saben, sin embargo, que el himno que popularizó el artista británico Rod Stewart a mediados de los 70 en realidad es una versión del grupo The Suderland Brothers Band. El líder de The Faces decidió incluir el tema en el álbum Atlantic Crossing, lo lanzó como single y desde entonces ha vendido más de un millón de copias. Fue uno de los primeros vídeos emitidos por el canal musical MTV.
Su letra, un alegato de amor y libertad de tintes épicos, ha servido tanto para acompañar el documental ‘Sailor’ emitido por la BBC en la segunda mitad de los 70, como para fines benéficos o a modo de canción protesta. Dice lo siguiente: “I am sailing home again ‘cross the sea / I am sailing stormy waters to be near you to be free / I am flying I am flying like a bird ‘cross the sky / I am flying passing high clouds / to be near you to be free”. La canción encapsula algunos de los beneficios y ventajas que ofrece navegar, ya sea con tu propia embarcación, con una de alquiler o en la de otra persona que ejerce de patrón. Para disfrutar del agua y de todo lo que conlleva un paseo por el mar no es necesario desplazarse hasta Ibiza, Formentera o alguna otra isla paradisíaca.
Un simple trayecto en barca puede servir para que te entre el gusanillo. Y tal vez en unas semanas termines emulando a Rod ‘the Mod’ en las aguas de tu puerto más cercano. La escena puede ser la siguiente. Es sábado por la mañana. Madrugas y abandonas la pereza, después de hacerle caso a un amigo que lleva meses insistiendo en que naveguéis juntos. Él asegura que te va a sentar muy bien, que la experiencia es muy enriquecedora. Que no te arrepentirás de ninguna de las maneras. Venga, va: tras muchas respuestas negativas, le dices que sí. Te dejas llevar.
Gracias a tu primera incursión marítima, conoces lugares maravillosos que solo intuías a lo lejos. Nunca habías estado a media hora de la costa. Es la primera vez. Todo es un gigantesco decorado azul, de arriba abajo. En el ligero y reconfortante balanceo de la barca, la inmensidad del mar te abraza. Eres libre, como en el libro de Hemingway, como el pájaro de Rod Stewart surcando el cielo. Y quizás hayas descubierto una nueva afición que te proporcione unas gotitas de felicidad. Aunque solo sean unas horas. Aunque luego tengas que volver a las obligaciones familiares y profesionales.
Los beneficios de salir a navegar
Al timón de un barco, un nuevo mundo se abre de par en par. A continuación, se resumen algunas de las ventajas y beneficios de salir a navegar. Para la salud, para el alma y para muchas otras cosas más:
Antídoto antiestrés Navegar es, por encima de todo, una actividad 100% relajante. Imagina que zarpas desde la costa, te desplazas unos pocos metros y que, plantado a una distancia prudencial de la playa, te tumbas de espaldas. En esta imagen casi de postal, el único sonido es el de la naturaleza, bien por las olas que rompen en la orilla o por la brisa que roza ligeramente tu piel. Y cuando te apetezca refrescarte, pegas un brinco y te das un chapuzón. Ni más ni menos. Desaparece la ansiedad. Mejora el humor. Descansamos y gozamos al máximo.
Libertad, libertad Durante la pandemia una conocida política madrileña decía que la libertad consistía en tomarse una caña en la plaza de un bar. La definición seguramente se acerca bastante más si tienes la suerte de nadar en el mes de agosto sin nadie a tu alrededor. O si decides ir de una cala a otra por rincones espectaculares y semivacíos con tu propia embarcación. Tú decides lo que haces, cuándo lo haces y cómo lo haces. De nuevo recurrimos al “to be near you” -sea este un trozo de mar o una persona- y “to be free” del ‘Sailing’ de Rod Stewart.
Mens sana in corpore sano El actor Matthew Broderick encarnaba un tipo de actor cercano e inofensivo que despuntó en los años 80 en películas como ‘Ferris Bueller’s Day Off’, donde exprime al máximo la vida en un solo día justo antes de la graduación. Lo que se pretende con esta defensa a ultranza de la navegación es justamente lo contrario: difundir las ventajas de una actividad saludable y tranquila que terminará repercutiendo en nuestra actividad mental. No hay prisa. No corras. En estado de relajación el cerebro no se detiene, más bien al contrario: no cesa de procesar información, de robustecerse y ejercitarse creando así nuevas y necesarias conexiones neuronales. Tenemos más energía y más satisfacción vital.
Píldoras de felicidad Normalmente, cuando vuelves del mar tras un paseo agradable y pisas tierra firme sientes que has recargado pilas. Durante tu travesía has sido feliz. Las endorfinas y exitocina liberadas han reforzado los vínculos con aquellos que te rodeaban. Estas poderosas hormonas que fabrica el cerebro aparecen en situaciones donde se generan lazos positivos y en los momentos en los que no sentimos presión ni obligaciones que impiden relajarnos. Nuestro estado de ánimo sufre un agradable vuelco, vemos la vida con otros ojos. Estamos animados, felices. Y solo hemos dado una vuelta en barco.
De viaje Otra canción aplicable a los hallazgos inesperados y maravillosos a bordo de una embarcación. Navegar se parece más de lo que pensamos al hit indie ‘De viaje’ del grupo granadino Los Planetas. Su letra dice lo siguiente: “Podemos irnos juntos lejos de este mundo tú y yo / En un viaje por galaxias infinitas hacia el sol / No queda nada que prolongue mi parada en este mundo ni un solo minuto / Tú y yo de viaje por el sol en una nueva dimensión / ¿Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo? / ¿Que estar siempre juntos tú y yo?”. Calas, parques naturales, cuevas submarinas, espacios por descubrir para hacer ‘snorkel’ o bucear… Un viaje que muchas veces no es posible en coche o andando y que en barco se convierte en la mejor opción. La única.
Acierto seguro Asegúrate de chequear el tiempo y que el sol brille los próximos días. Es verano y no quieres hacer el plan de siempre y juntarte con una muchedumbre en una playa abarrotada. Escapar de la multitud tiene su premio: encontrarás lugares más tranquilos donde descansar, bañarte o simplemente estar a tu aire. Los que tienen un espíritu más aventurero pueden pasar una noche sin necesidad de atracar en un puerto y buscar alojamiento. Si el mar está en calma, podrás dormir dentro del propio barco y amanecerás cada día en un nuevo punto del mapa. Muy mal se tienen que poner las cosas para que un plan así salga mal. Ganas fijo.
Viva el mar El agua, muy especialmente el del mar, contiene una gran cantidad de beneficios para nuestro organismo que reunimos en este último punto. Médicos y especialistas sanitarios coinciden en sus propiedades curativas. Mejoramos, al menos, en los siguientes aspectos: capacidad respiratoria, movilidad, fuerza muscular, articulaciones, circulación, se cicatrizan las heridas del cuerpo y, por qué no, también del alma…
Cómo evitar un accidente en el mar
El mundo de la navegación y de los barcos está regulado por una normativa que, entre otras cosas, busca minimizar los accidentes de embarcaciones de recreo que suelen producirse los meses de verano. Si viajamos en el tiempo hasta 1998, los datos nos dicen que más de la mitad de los fallos mecánicos se pudieron haber evitado con una adecuada formación y con conocimientos básicos sobre seguridad acuática. En 2015 los accidentes que se computaron a la flota de recreo fueron un total de 20.000 en toda la península. El número es muy elevado. Este tipo de embarcaciones es bastante más frágil que el resto y se ve expuesta a sufrir imprevistos debido a sus limitadas dimensiones. Otra de las causas es que los tripulantes son muchas veces no profesionales o carecen de la cualificación exigida.
La información facilitada por la Agencia de Suscripción de Seguros Náuticos Pantaenius y por Salvamento Marítimo arrojaban otros datos de interés: un 55% de los accidentes se producen entre junio y septiembre. Son emergencias estacionales que se deben, en primer lugar, a errores humanos y fallos mecánicos. Algunos de las situaciones que se describen en el informe son colisiones con otros barcos y objetos fijos o flotantes; obstrucciones de hélice; los relacionados con temporales y golpes de mar; y otro grupo que directamente se achaca a la pericia de los tripulantes, como en el caso de las negligencias.
Además de cumplir con una serie de requisitos legales para poder salir al mar, los patrones deben adquirir la experiencia necesaria para navegar con seguridad. Dependiendo de la eslora de la embarcación y de cuánto nos queremos alejar de la costa, existen distintos tipos de titulaciones oficiales. El más básico y rudimentario es el de la licencia de navegación, apta para navegación diurna en pequeñas barcas o motos de agua alrededor de la costa; el Patrón de Navegación Básico (PNB) va un paso más allá y permite navegar de día y de noche alejándote de la tierra hasta cinco millas; por último, el Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER) es el más completo de los tres, pudiendo manejar embarcaciones de hasta 15 metros de eslora y hasta 12 millas de la costa, incluida la navegación entre las islas del archipiélago balear y canario.
Para los dos primeros títulos hay que ser mayor de 16 años y basta con realizar sencillos exámenes teórico-prácticos. Para el del PER el asunto se complica un poco más: solo es apto para adultos a partir de los 18 años y se debe aprobar un examen tipo test, además de tener que superar con éxito otras pruebas complementarias.