Lo prometido es deuda, o eso dicen. Hace poco estrenaron el skate park en Azpeitia y los zumaiarras aficionados a ese deporte ya tienen otro sitio donde poder practicarlo porque en Zumaia no pueden. El skate park de su pueblo ya se les ha quedado “pequeño” y “está en malas condiciones”, de eso se quejan varios skaters de la localidad costera.
Hablamos en el skate park de Zumaia, junto al campo de fútbol, con Mikel Muguerza y Julen Carrasco, dos zumaiarras aficionados al deporte y que quieren que se construya el skate park que se les prometió en su día. Muguerza tiene 27 años y recuerda cómo le picó el gusanillo de practicar este deporte ya olímpico: “Yo me enteré en clase que habían hecho un skate park en Zumaia. Me acerqué con el patinete por probar ya que lo tenía visto en varias ocasiones y cuando lo hice me llamó mucho la atención”.
Por otra parte, Carrasco tiene 21 años y Muguerza es uno de sus referentes ya que le ha visto patinar desde que era pequeño: “Yo empecé a patinar por la exhibición que se hizo en Zumaia. Sino llegan a organizar Mikel y el resto de los que formaban el club el evento, quizás yo hoy no estaría aquí. Me acuerdo que ese día hicieron una recaudación de fondos para el club para el nuevo skate park que iban a hacer y por el que hemos venido a hablar”.
En efecto, el evento comentado por Carrasco se celebró el 31 de octubre del 2015 y lo bautizaron como Skate Eguna. El skater de 27 años recuerda bien ese día ya que en esas fechas había más aficionados a ese deporte en la localidad y que aún iban al skate park de Zumaia con la intención de fomentar el deporte entre los niños.
“Por aquel entonces el Ayuntamiento nos dijo que teníamos que crear un club (In-vert Skate Kluba) y fomentar el deporte. Si conseguíamos eso nos dijeron que igual hacían otro nuevo con mejores instalaciones. Al ver el resultado, el Consistorio nos ayudó como se nos dijo. Se hizo un proyecto, lo aprobaron y creo recordar que se aprobó el presupuesto y que lo iban a hacer al lado del frontón. ¡Teníamos un diseño y todo! Resulta, que, casualidad, cambió el gobierno municipal y aparcaron el proyecto hasta el día de hoy”, recuerda Mugerza.
Eso ocurrió en el 2016. Ese año el Ayuntamiento previó construir el nuevo skate park al lado del frontón Aitzuri y en frente del centro Otezuri. Para aquel entonces, desde el Consistorio afirmaban tener las escrituras del proyecto casi acabadas, preveían abrir la licitación de las obras para otoño del mismo año y acabar la obra de las instalaciones que tendría al rededor de 650 metros cuadrados. Nada de eso pasó.
Por eso los skaters del pueblo se sienten decepcionados ya que, a día de hoy el skate park de Zumaia ya no les sirve para hacer los trucos que ya han aprendido con el nivel que han logrado con el tiempo. Ahora tienen que ir a las instalaciones de otros pueblos como el de Zarautz, Azpeitia, Donostia… y muchos municipios más.
“Llegó un día en el que yo ya quise desistir y olvidarme del tema, pero fue Julen el que insistió y me convenció para volver al Ayuntamiento y volver con el tema del skate park”.
Un deporte minoritario como el skate antes se podía descubrir por ver a habitantes con la tabla o por jugar a juegos míticos como el de Tony Hawk. En un pueblo como Zumaia es imprescindible que la gente siga practicándolo, para que así los que vienen por detrás puedan imitar y en el caso de que le guste a alguien se pueda convertir en skater.
Aunque Muguerza y Carrasco hayan manifestado su decepción con el Consistorio de la localidad siguen estando enamorados y aún mantienen el gusanillo que tuvieron al principio al practicar el skate.
Con el paso del tiempo, han notado que es parte de su vida y ya no la entienden sin ese deporte: “El skate me lo ha dado todo en el buen sentido de la palabra”, comenta Muguerza mientras expresa orgulloso que el deporte le ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente y mucho mundo. Para él patinar se ha convertido en su “modo de vida”.
Son conscientes de que es difícil conseguir el propósito, pero no van a dejar de pelear. De esa manera también quieren trasmitir la filosofía del skater a futuras generaciones ya que es un deporte que se descubre viéndolo, pero que se mejora y se supera de manera autodidacta una vez cogida una base. Para ellos la solución es construir el skate que estaba previsto hace unos años.
“Los padres si quieren que sus hijos patinen tienen que llevarlos a otros pueblos y pagar un profesor. Nosotros queremos que construyan uno en condiciones en nuestro pueblo para quedarnos aquí y que los que vengan aprendan de nosotros y en un futuro poder aprender de ellos también”, confiesa Carrasco esperanzado.