El Ministerio del Interior está realizando algunos movimientos dentro de la estructura de la Policía Nacional. Una situación que viene sobrevenida después de la brecha de seguridad detectada tras confirmarse el espionaje telefónico tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como a varios ministros de su Gobierno. Y una de las piezas clave a cambiar es el agregado de Interior en la embajada de Marruecos, tal y como informó este periódico a finales de mayo.
El candidato del presidente del Gobierno y del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para ocupar ese puesto en Rabat es el actual Comisario General de Extranjería y Fronteras, el comisario principal Juan Enrique Taborda Álvarez. Y esto, lógicamente, abre un hueco dentro de la cúpula policial que hay que cubrir poniendo en ese cargo de responsabilidad a otro comisario de la Policía Nacional.
El candidato del Gobierno en estos momentos para suplir ese hueco es el Jefe Superior de la Policía en Canarias, el comisario Rafael Martínez López, que no sólo ha tenido responsabilidad en temas de inmigración y extranjería dirigiendo a todos los policías destinados en el archipiélago sino que durante su carrera, antes de llegar a Canarias, también ha desempeñado diversos cargos en el ámbito de Extranjería y Fronteras.
Este mando policial saltó a los medios de comunicación hace un par de meses por su intervención durante unas jornadas sobre inmigración organizadas por el Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) en Santa Cruz de Tenerife. Casi rompió a llorar hablando de lo duro que era para él tener que cumplir con la ley y expulsar a los inmigrantes que habían entrado ilegalmente en nuestro país y que tenía una orden de expulsión.
“Es triste cuando procedemos a la expulsión, a la devolución. Es triste cuando se ve al extranjero…”, dijo en su intervención, momento en el que tuvo que parar de hablar porque casi rompe a llorar delante de los asistentes. “Joder, qué flojo soy, coño“, añadió para salir de la situación que se había creado, provocando una carcajada entre muchos de los asistentes, según recoge la crónica de aquel día de la Cadena Ser.
“Me emociono mucho. Y me resulta triste porque cuando se va el extranjero no se va esa persona, se van muchos sueños, familia, la esperanza de muchas personas, no sólo de una, de familias, aldeas completas… porque el dinero que él ha tenido que pagar para venir aquí no se condona, las mafias no condonan, expulsemos o no expulsemos va a tener que pagar y va a sufrir mucho más todavía”, continuó con su intervención.