Del 11 al 14 de agosto, tuve el honor de acudir a la Conferencia Mundial de la Internacional Liberal, programada en Tbilisi, la capital de Georgia. Liberales y libertarios de un total de diecinueve países se dieron cita en un cónclave en el que intervinieron invitados llegados desde Estados Unidos, Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Islandia, Japón, Corea del Sur, India, Nepal, Venezuela, Colombia, Chile, Polonia, Serbia, Rumania, Tayikistán, Rusia y el propio país anfitrión, Georgia.
¿En qué lugar del espectro político encajan mejor los liberales? Si hablan de economía, parecería que están escorados a la derecha, pero en otros asuntos nos topamos con visiones más propias de la izquierda. Es el caso de Ken Schoolland, un profesor de economía afincado en Hawái, conocido por la exitosa publicación del libro Las aventuras de Jonathan Gullible: una odisea del mercado libre, disponible en más de sesenta idiomas. Durante su intervención, Schoolland avaló la disposición de muchos europeos a acoger a refugiados ucranianos, pero criticó que no se hiciese lo mismo en la crisis migratoria de 2015. En su opinión, no se deberían establecer diferencias entre el trato otorgado a la población nativa y las condiciones ofrecidas a los inmigrantes.
Obviamente, esto genera debate. Yo mismo solo comparto algunas de sus opiniones. Schoolland no está equivocado cuando dice que los inmigrantes no son culpables de haber creado el Estado de Bienestar que, como sabemos, genera un incentivo adicional para cruzar las fronteras. Pero, si bien esto es cierto, tampoco se puede ignorar que es económicamente imposible combinar un Estado de Bienestar al uso con un modelo de fronteras abiertas. De igual modo, los liberales no deberían olvidar que, si la mayoría de las personas creen que es preciso establecer límites máximos que acoten la admisión de inmigrantes, esa condición defendida socialmente debería ser aceptada.
El horror de la China comunista
Una de las ponentes más esperadas fue, precisamente, la esposa de Schoolland. Li impartió una charla desgarradora sobre su vida en la China comunista, donde permaneció de 1958 a 1984. Buena parte de sus vivencias estuvieron marcadas por el llamado Gran Salto Delante de Mao. Aquel fue el más grande experimento socialista conocido por la humanidad y se tradujo en la muerte de unos 45 millones de personas.
En 1966, cuando Li Schoolland tenía ocho años, el régimen lanzó su siguiente campaña de Mao: la “Gran Revolución Cultural Proletaria”. Aquella fase de brutal represión sumió al país en el caos más absoluto a lo largo de la siguiente década. El padre de Li, un cirujano, fue encarcelado por hacer un chiste políticamente incorrecto. Su madre, profesora, fue vejada y humillada públicamente. Una de las prácticas que sufrió fue la imposición de un corte de pelo “yin-yong”, que identificaba a quienes formaban parte del malvado bando “negro” del capitalismo, enemigo de los bondadosos “rojos” que apoyaban a Mao.
Cuando apenas tenía nueve años, Li vio cómo la Guardia Roja entraba en su casa y se apoderaba de todas las posesiones familiares. También fue testigo de palizas propinadas por los propios seguidores de Mao. Fue en ese contexto en el que Li forjó su pensamiento y su sentir político. Podían llevarse todo lo que tenía, pero no su corazón y tampoco sus convicciones.
La Guardia Roja también pidió a Li y a su hermano de ocho años que informaran al régimen de cualquier declaración o acción de su madre dirigida contra el régimen comunista. Ambos niños se negaron a denunciar a su madre, lo que hizo que las autoridades “rojas” endureciesen sus acciones represivas, al entender que los vástagos habían recibido instrucciones de no obedecer a las autoridades. Otros niños vivieron experiencias aún más traumáticas. Un niño de la zona, por ejemplo, vio cómo su padre era atado por cables de dinamita que luego fueron estallados públicamente, dinamitando a aquel hombre.
Tecnología y libertad
Otro asunto del que se habló durante la reunión fue el del encaje de las grandes corporaciones tecnológicas en el campo del debate liberal. A un lado, se escucharon las posiciones de los libertarios que abogan por introducir políticas anti-monopolio que restrinjan el poder de empresas como Google, Facebook, Amazon y Apple. Al otro lado, no faltan los economistas liberales que señalan que esos “monopolios” que hoy resultan ser aparentemente omnipotentes no serán tan poderosos a largo plazo y, de hecho, perderán su posición de predominio conforme paso el tiempo, como ocurrió en el pasado con Xerox, IBM, Kodak, Nokia y tantas otras.
Yo mismo he escrito sobre esta cuestión en mi próximo libro, En defensa del capitalismo, y he llegado a la conclusión de que, para empezar, los monopolios no solo tienen aspectos negativos, sino que, como demostró el economista austriaco Joseph Schumpeter, también cumplen una función económicamente útil. Además, creo que la evidencia da la razón a quienes consideran que los monopolios acaban siendo superados por nuevas innovaciones y procesos empresariales – de modo que el mayor enemigo de los monopolios es el propio capitalismo, en vez de la legislación estatal antimonopolio o intervenciones similares.
Cómo vender mejor el mensaje liberal-libertario
Los liberales y libertarios son un grupo pequeño. Su influencia en la política, la sociedad y los medios es limitada, a pesar de los muchos think tanks que existen en todo el mundo y que intentan propagar estas ideas. El sueco Per Bylund lo expresó de forma sucinta en su conferencia, en la que señaló que “los libertarios entendemos el mercado mejor que los socialistas, pero los socialistas son mucho mejores en el mercado de la opinión pública”.
Así, “el mensaje libertario de libertad es, a menudo, demasiado abstracto y no llega a calar entre la gente”. De modo que, aunque los libertarios “hablan mucho sobre el espíritu empresarial, lo cierto es que se están quedando cortos a la hora de emprender con sus propias ideas y definir con más éxito quién es el cliente al que quieren llegar y cuál es el producto que quieren vender. Estas preguntas que todo emprendedor debe responder en algún punto para tener éxito; sin embargo, los libertarios suelen olvidarse de encontrar buenas respuestas a estas preguntas. ¿Cuál es el beneficio de estas ideas para el público en general? ¿Cómo puede mejorar las vidas de las personas el hecho de que exista una mayor “libertad”? Tenemos que empezar a pensar en el movimiento libertario como un negocio que puede ofrecer un producto valioso y no tanto como una organización sin fines de lucro o de caridad”, recalcó.
Ciudades libres, islas libertarias
Jan Bertram, que forma parte de la Free Cities Foundation, describió el concepto detrás de su idea de ciudades libres y aportó una serie de ejemplos sacados del mundo real. Según propone Bertram, las ciudades libres son localidades que cuentan con sus propias fuerzas policiales o prisiones, sus leyes y sistemas fiscales diferenciados, etc. En cierto modo, hablamos de una especie de “islas libertarias” que, si bien están dentro de países gobernados por normas, leyes y regulaciones distintas, tienen sus propios tratados de funcionamiento. Para Bertram, las relaciones entre las ciudades y sus ciudadanos deben regirse exclusivamente sobre la base de tratados y contratos. En caso de conflicto, un tercero actuaría siguiendo el modelo de los tribunales internacionales de arbitraje.
El ponente admitió, por supuesto, que lograr algo que responda plenamente a este modelo sería difícil de imaginar en Estados Unidos o Europa. Sin embargo, existen algunos modelos que se aproximan a este ideal, caso del Centro Financiero Internacional de Dubai o de dos proyectos de ciudad chárter que se están tramitando desde hace tiempo en Honduras. En una conversación privada, Bertram me avanzó otras iniciativas similares que, sin embargo, aún estarían en una etapa iniciática y no habrían recibido la autorización preceptiva del Estado en el que se enmarcarían estos enclaves.
Georgia: tensión con Rusia… y provocación libertaria
En Georgia también opera un movimiento libertario pujante que cuenta con su propio movimiento político, Girchi – More Freedom. Dicha organización estuvo representado en la conferencia por el profesor de ciencias políticas Zurab Japardize. Se trata de alguien muy popular entre los jóvenes georgianos, pero no tan aceptado entre los votantes de mayor edad, que ven con malos ojos su defensa de la legalización de las drogas, de los derechos de las minorías sexuales o de la eliminación del servicio militar obligatorio.
En un momento en que el 20% de la superficie de Georgia está ocupada por tropas y agentes que dependen de Rusia, no son pocos quienes temen que, a raíz de la guerra en Ucrania, Putin acabe desatando una campaña similar. Esto ha abierto una brecha en lo referido a la eliminación del servicio militar obligatorio, una propuesta de Japardize que ahora genera menos entusiasmo. El líder de Girchi – More Freedom considera que, en cualquier caso, su oposición a dicho sistema de reclutamiento debe seguir en pie y, sin embargo, defiende que Georgia pase a formar parte de la OTAN.
Como estratagema para eludir el servicio militar obligatorio, el siempre provocador Japardize llegó a fundar su propia “religión” y ordenó a 70.000 “sacerdotes” que, merced a viejas leyes del país, quedan exentos de prestar el servicio militar obligatorio. Yo mismo he conocido a un joven llamado Nika que se acogió a esta figura para no alistarse al Ejército y seguir trabajando para sacar adelante a su familia. Al parecer, el modelo ha terminado inspirando a la misma Iglesia Ortodoxa, que ofrece a los jóvenes un estatus similar para evitar el servicio militar. Pero, en cualquier caso, el debate sigue ahí y durante la conferencia puede escuchar también duros ataques contra Japardize, entre ellos el de una activista liberal que considera que el único beneficiario de este mensaje es Putin…
El caso es que Zurab Japardize ha sabido llamar repetidamente la atención desplegando métodos de marketing de lo más provocadores. Durante las elecciones presidenciales de 2018, Japaridze publicitó sus carteles electorales en la web de pornografía Pornhub. Su mensaje: “más sexo, más libertad”. En la misma línea, cuando el gobierno prohibió a los propietarios de viviendas que alquilen sus inmuebles a personas que ejercen la prostitución, Japardize alquiló un edificio que hizo pasar por un burdel de lujo, colgando juguetes sexuales y carteles muy llamativos en las ventanas. En otra ocasión, se dedicó a repartir cigarrillos de marihuana gratis por la calle a todo aquel que se interesaba por fumarlos. Por este tipo de acciones, Japaridze ha sido encarcelado en varias ocasiones, pero esto solo ha contribuido a aumentar su popularidad entre los jóvenes georgianos.
Me parece difícil que estos pequeños movimientos libertarios puedan generar un cambio político de calado. De hecho, el pequeño movimiento Girchi – More Freedom ya ha sufrido una escisión. Esto explica su “apellido” de “More Freedom”: es un intento por separarse de dos formaciones libertarias de menor tamaño que usan el mismo nombre.
Sobre la guerra en Ucrania
La guerra en Ucrania fue otro tema caliente durante la cumbre. Por supuesto, todos los presentes condenaron la invasión rusa. Sin embargo, desde grupos libertarios de Estados Unidos se defendieron posiciones aislacionistas que, por ejemplo, cuestionan el envío de armas al ejército ucraniano, desde la postura de que esto solo conducirá a seguir apuntalando la fuerza y el poderío del Estado.
También estaba presente en la jornada un dirigente del Partido Libertario de Rusia, que reconoció que uno de cada tres miembros de la formación han emigrado, mientras que otros muchos han acabado en prisión. Entre todos los simpatizantes de su movimiento, el rechazo a la guerra es abrumadoramente crítico.
De todos modos, en este debate no hay tantos matices. La gran mayoría de los liberales y libertarios se posicionan claramente del lado de Ucrania y argumentan, como defendió un intervinient polaco en el Europe Liberty Forum celebrado hace algunos meses en Varsovia, que “el objetivo primero es la paz, mientras que el objetivo último es la libertad”.
Más libertad individual
He de reconocer que mi intervención favorita fue la que pronunció la hija de Ken y Li Schoolland, KenLi Schoolland. El título de su sesión fue “Libera al mundo liberándote a ti mismo”. Su mensaje central consistió en insistir en que “no tenemos que sentirnos víctimas de la sociedad ni esperar a que la sociedad cambie, debemos comenzar por nosotros mismos”.
KenLi explicó los problemas propios de la generación “nativa digital” a la que pertenece, pero expuso cómo se sobrepuso y encontró una mayor felicidad en la vida a base de apoyarse en la meditación y en otras técnicas. “Si queremos reducir el poder del Estado, tenemos que fortalecer al individuo. No es buena idea apostar toda tu libertad a la conquista de la libertad política”.
Su ponencia resumió bastante bien lo que representan los libertarios y los liberales, cuya próxima conferencia internacional está prevista para el mes de agosto de 2023, en Madrid.
Rainer Zitelmann es empresario, además de doctor en Historia y en Sociología. Considerado uno de los liberales más influyentes de Alemania, ha publicado más de una veintena de libros, entre los que destacan “El capitalismo no es el problema, es la solución” (2021) y “Los ricos ante la opinión pública” (2022), en Unión Editorial.