Las cadenas globales de valor permiten que un producto o servicio llegue al consumidor o usuario final. Distintas empresas y personas en mercados nacionales, regionales o globales son parte de este proceso; los fuertes acomodos producto de la pandemia, la crisis de los contenedores, el cambio climático y la guerra entre Rusia y Ucrania definen un nuevo sentido al tipo de relación que se debe establecer entre todas estas partes, tan íntimamente dependientes la una de la otra.
Desde la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) conocemos sobre empresas costarricenses que no cuentan con un registro formal de sus empresas proveedoras o empresas que reciben más quejas por el desempeño de actores en su cadena de valor que por el de sus personas trabajadoras. Esto no solo es una mala práctica empresarial, es como dispararse en el pie en momentos en que en el mundo debemos estar pensando en un desarrollo sostenible. La sostenibilidad en las empresas implica la incorporación de consideraciones ambientales sociales y de gobernanza en la estrategia de negocios de las empresas, buscando generar no sólo valor económico, sino también valor social y ambiental, mediante una conducta responsable de negocios.
Las crisis mencionadas y otras afectan la ruta de muchas empresas y este es un momento clave para avanzar con más fuerza hacia la sostenibilidad. Estos momentos deben enfrentarse no solo con acciones para reducir costos: deben analizarse los riesgos, el cumplimiento de normativa, los objetivos de sostenibilidad y la resiliencia en las cadenas de suministro.
Las empresas deben gestionar cada parte de dicha cadena de valor para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. Mapear una cadena de valor pasa por conocer la estructura de insumo-producto la cual remite al origen y el destino de las transacciones, la cobertura geográfica que refleja qué tanta extensión tiene la cadena en términos territoriales, la gobernanza de la cadena así como las políticas y las reglas según las cuales operan los actores de la cadena.
¿Hacia qué se debe apuntar?
A gestionar riesgos para minimizar impactos negativos, potenciar los positivos y proteger la reputación de la empresa.
Aprovechar eficiencias, que permitan reducir costos y aumentar la productividad.
Desarrollar productos y servicios sostenibles, para atender las demandas de las personas consumidoras más conscientes.
¿Cómo se gestiona?
Una buena segmentación permite enfocarse en los aspectos críticos de la Cadena, se trata de hacer un balance entre el reconocimiento de que siempre existirán riesgos y la necesidad de priorizar aquellos que representan un mayor peligro para el negocio y la sociedad.
El paso a paso de una gestión sostenible de las cadenas de valor implica:
• Definición de las categorías de abastecimiento en su cadena
• No limitarse únicamente a proveedores directos, se debe contemplar materias primas utilizadas por esos proveedores
• Identificación de los principales proveedores en cada eslabón de su cadena de valor
• Búsqueda de información de prácticas laborales, derechos humanos, impactos ambientales y corrupción
• Determinación de vulnerabilidades en función a esos temas
• Puede ser muy útil conversar con otras empresas de la misma industria, los proveedores, sociedad civil y otros actores.
“Los códigos de proveedores permiten establecer criterios básicos para los procesos de compra y alineamiento básico de la sostenibilidad en las organizaciones”.
Además, es muy recomendable incluir criterios de sostenibilidad en los procesos de compra y contratación, según el nivel de impacto. Las acciones por tomar pueden ir desde crear un código, hasta dar acompañamiento, desarrollar auditorías e implementar incentivos.
Los códigos de proveedores permiten establecer criterios básicos para los procesos de compra y alineamiento básico de la sostenibilidad en las organizaciones que forman parte de nuestra cadena de valor.
Otra buena práctica son los incentivos que permiten reducir el número de auditorías y por tanto bajar costos, establecer programas de proveedores y distribuidores preferenciales, incrementar el volumen de compras, entregar reconocimientos, posibilitar la participación de proveedores y distribuidores en sesiones de planificación de sostenibilidad, compartir costos para mejoras en sostenibilidad y proveer asistencia técnica constante.
Actualmente en AED trabajamos con nuestras empresas asociadas en estos temas. No es tarea fácil pero las crisis a las que nos enfrentamos actualmente y la incertidumbre de lo que está por venir deben ser abordadas con valentía y con respuestas enfocadas en estrategias de negocios sostenibles que permitan una mayor reactivación, resiliencia y regeneración.
La autora es directora ejecutiva de la Alianza Empresarial para el Desarrollo.