—Depende mucho de cómo lo trabajes. Si eres una persona que realmente es perseverante, hace muy bien su trabajo y tiene personalidad, podrá conseguirlo. También depende de la suerte que tengas. En mi caso lo veo de momento como un oficio complementario.
—Hay muchas personas que sueñan con ser modelos pero que están acomplejados con su cuerpo y piensan que no valen para este trabajo. ¿Qué consejo les daría?
—Es una pregunta difícil. Si se trata de personas jóvenes, no recomiendo que empiecen tan pronto y que vivan su infancia o adolescencia. A mí me quisieron introducir en el mundo con trece años y sabía que no lo iba a pasar bien porque era muy insegura. No hay que guiarse solo por el dinero o la fama, también hay que mirar por la salud mental de uno mismo. Es un trabajo que está muy idealizado, desde fuera no se ve la parte mala. También depende mucho de con quien trabajes y muchas veces incluso de los padres que tengas. Hay que tener una cosa clara, y es que todo el mundo vale para ser modelo, si no es para una cosa es para la otra. Hay que tener en cuenta que ahora hay más visibilidad de cuerpos en un montón de marcas y agencias. Todos tenemos algo que nos hace destacar, por intentarlo no se pierde nada, pero tienes que ser muy consciente de quién eres, lo que quieres y saber establecer límites. Uno tiene que ser diligente y tratar de cuidarse tanto física como mentalmente para poder rendir lo mejor posible. Esto es algo aplicable para todo tipo de trabajos.
—Mirando hacia el futuro, ¿tiene pensado dedicarse más de lleno al mundo del modelaje o prefiere trabajar de lo que estudie?
—Depende mucho de cómo me vaya en ambos casos. En principio soy partidaria de terminar la carrera y trabajar de lo que estudio. Se podría decir que estaré experimentando de aquí y de allá hasta encontrar lo que de verdad esté hecho para mí.