Todos tenemos temas de preocupación en común y ciertos grupos de edad también comparten preocupaciones afines. Una de las preocupaciones afines en los grupos de personas en edad de retiro o que ya se encuentran en él, lo es sin lugar a duda la posibilidad de contar con suficiencia económica para cumplir sus sueños en la tercera edad.
La falta de ahorro en la edad laboral es la causa principal de que el 85% de los mexicanos nunca pueda realizar lo que hubiera querido hacer en su jubilación. La mayoría de los jubilados reconoce que no se prepararon bien para su retiro porque no sabían cuánto necesitarían.
En México, las personas entre 58 y 75 años forman hoy una masa de 13 millones de personas. Ellas y ellos fueron testigos de eventos mundiales como el movimiento por la liberación de la mujer y la revolución sexual, entre otros.
Han vivido cinco décadas de grandes avances y están en el umbral o ya se enfrentan a su jubilación. Aunque quieran continuar trabajando para seguir activos y mantener un buen ingreso, no están preparados para financiar los años posteriores a una carrera construida de manera tradicional.
Los mexicanos en términos generales, no se preocupan mucho por su jubilación, no piensan sobre cómo van a sobrevivir con lo que van a recibir y cómo pretenden pasar el tiempo cuando no estén trabajando de forma regular.
Es raro que se pongan a calcular cuánto necesitarán para vivir sin problemas económicos en su jubilación o que tengan planes para sus actividades futuras. MetLife presentó un estudio en el año 2008 según el cual, en México, el 81% de las personas entrevistadas dijeron que no tenían plan para su jubilación aparte del concedido por las instituciones del gobierno.
¿Cuánto necesita un jubilado para vivir por lo menos con lo necesario en México?
Suponiendo que en nuestro país la edad media de la jubilación sea de 65 años, la expectativa de vida es de 75 años, las personas deberían prepararse para vivir jubilados 10 años. Se requiere mejorar la educación financiera y quizá sea conveniente incluir en las materias de estudio de todas las carreras, una que enseñe a detalle las distintas formas de planear la jubilación para evitar futuras complicaciones.
Datos recientes revelan que el año pasado un porcentaje muy alto de personas corren el riesgo de quedarse sin dinero después de jubilarse. Las personas necesitan pensar en los gastos básicos que tendrán después de jubilarse y de qué manera van a cubrirlos, la buena noticia es que ya hay muchas personas especializadas que asesoran a quienes quieren preparar un plan para jubilación.
La vida de jubilado es simplemente demasiado larga para que las personas la planeen por cuenta propia. El aumento en la esperanza de vida pone más presión para que pensemos en un plan para la jubilación, si hoy son diez años para vivir jubilado, en el futuro cercano el período de tiempo a cubrir será mayor y debemos evitar que haya más vida que dinero para vivirla.
La hora de comenzar a pensar en la jubilación es ahora mismo, es un primer paso importante. Quien intenta calcular cuánto va a necesitar ahorrar para jubilarse suele contribuir más a su cuenta de jubilación y a gestionar mejor sus deudas. Planear ayuda mucho, las personas que dicen haber pensado “mucho”, “más o menos” o “un poco” sobre la jubilación tienen menores dificultades financieras que las que dijeron no haber pensado “casi nunca” o “nunca” sobre el asunto.
Mucha gente comete el error de creer que la casa propia puede ser una fuente de ingresos durante la jubilación, en realidad una casa es una vivienda. Tan solo hay que recordar que después de jubilarse la persona tendrá que continuar pagando los costos de vivienda, por lo tanto, es equivocado pensar en la casa como dinero disponible, ya que las personas van a continuar necesitando un lugar donde vivir. A menos que la casa sea muy grande y la vendan para mudarse a una pequeña, destinando la diferencia de costo para la jubilación.
Los académicos Enrique Valencia, David Foust y Darcy Tetreault, realizaron el informe “Sistema de Protección Social en México a inicios del siglo XXI”. En el documento, las abundantes cifras presentadas son sorprendentes: ocho de cada diez mexicanos son vulnerados en sus derechos sociales, en distintos grados, sobre todo, los mayores de 60 años, los que ya forman parte de la tercera edad. En el año 2010, la pensión promedio de un jubilado con seguro social que había cumplido los 65 de edad y que había trabajado por lo menos mil 250 semanas era de 1,800 pesos mensuales, y en el ISSSTE 3,600 pesos según el informe de referencia.
En México, siete de cada diez personas de la tercera edad no tienen empleo ni pensión, de acuerdo con lo reportado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares. Otra investigación, “Evaluación y tendencias de los sistemas de pensiones en México”, realizada por un equipo de investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, señala que la desprotección social afecta a ocho de diez y que 40 por ciento de los septuagenarios vive en condiciones de pobreza franca.Hace cien años no existía el concepto de jubilación, las personas tenían que seguir contribuyendo al sostén de la familia hasta cuando pudieran.
El futuro muestra que la definición de jubilación debería y debe cambiar. Debe cambiar a causa de las dificultades financieras, y debería cambiar porque es mejor para las personas, que no se jubilen completamente. Sin trabajo, las personas pierden la capacidad mental, se quedan sin contactos y amistades y caen en una depresión. No deberíamos dejar de trabajar totalmente después de la jubilación, de hecho, no conviene hacerlo.
Muchos jubilados o por jubilarse quieren seguir trabajando, dicen que todavía pueden contribuir a la sociedad, que tienen valor y que no se sienten inútiles, ¿Cómo podemos prepararnos para una jubilación en la que no falte un trabajo que sea significativo? A mucha gente le gustaría volver a la escuela para adquirir nuevas habilidades o incluso estudiar una carrera, hay quien le gustaría abrir un negocio o mudarse a nuevos lugares. Quien planea la transición tendrá menos sobresaltos que aquellos que no la planean. En las generaciones recientes, la planificación de una carrera para la madurez y jubilación se volverá algo muy común.