La corrupción ha sido, por muchos años, señalada como la causa de todos los males en México, cuando en realidad es una consecuencia y efecto de la economía, así lo afirmó Claudio Lomnitz a La Silla Rota, al señalar que el tema tiene rentabilidad política y por eso se ha convertido en el discurso principal del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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“Decir que antes eran corruptos y que en su gobierno no habrá corrupción y al mismo tiempo tener en gabinete a viejos políticos que vienen de colaborar en sexenios que el señala como corruptos es una contradicción. El tomar el combate a la corrupción como la solución a los problemas del país es un discurso que funciona bien políticamente, aunque eso significa no reconocer las causas reales de los problemas de México”, precisó Lomnitz-Adler.
Inseguridad, corrupción, violencia, desapariciones forzadas y el comercio informal son algunos de los temas debatidos por Claudio Lomnitz-Adler y el exministro José Ramón Cossío en su libro “El jurista y el antropólogo”.
“El antropólogo y el jurista”, está lleno del debate de distintos temas vistos por un antropólogo y un abogado que al desconocer como aborda o entiende la otra disciplina se cuestionan y comparten sus puntos de vista.
Se trata de un libro que nació sin la intensión de plasmar las ideas en papel sino de una charla que nació de las inquietudes de Claudio Lomnitz-Adler y José Ramón Cossío durante la pandemia y que se dieron a distancia a través de preguntas y respuestas que se enviaron entre ellos.
Temas como la familia y la migración, fueron acogidas por el editor Juan Carlos Ortega en Penguin Random House, y dieron paso al libro que ahora presentan el exministro José Ramón Cosío y el antropólogo Claudio Lomnitz.
En entrevista, Lomnitz argumentó que los fenómenos que observamos en la vida cotidiana hallan soluciones en el derecho, sin embargo, sino están plasmados ni previstos en ningún código, resulta una tragedia. De ahí que, fenómenos como la migración, la llegada de personas en condiciones terribles, niños viajando solos, el uso de las plataformas digitales, que han sido transformadores de la familia y las formas de convivencia, deban estar plasmados en el derecho y que se entienden desde la antropología.
En el debate, no hubo desacuerdos, sino respeto y admiración por la otra disciplina, ya que “El Jurista y el antropólogo” reconoce a la antropología como consecuencia de la abogacía, por la necesidad de buscar interpretaciones, una explicación a los aconteceres para dar sentido a los fenómenos nuevos como la escasez de agua, tema al que deben dar solución los legisladores, pero al haber desconocimiento del tema, solo se darán “respuestas triviales y soluciones simplonas”.
En “El jurista y el antropólogo”, ambos construyen un espacio de asombro sobre sus disciplinas. Debaten sobre la arrogancia de ciertos planteamientos jurídicos, el enclaustramiento de la antropología, la imposibilidad de empatar el ordenamiento legal con la realidad, los cuellos de botella para entender o resolver el conflicto social que atraviesa México, y analizan qué tan útil -o inútil- es la idea misma de Estado de derecho en nuestra actualidad.
De acuerdo con Lomnitz, se trata de un libro didáctico ya que va desde cosas muy simples que puede servir para estudiantes o para quien desee conocer sobre estas disciplinas “en honor a la verdad, la ignorancia que teníamos ambos sobre la otra disciplina era bastante entonces hay muchas preguntas muy básicas”.
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