Dejemos de ser ciegos inconscientes a situaciones que atañen nuestra sociedad. Dejemos de cumplir con la check list del tema por el que debemos preocuparnos en el mes o en la semana y empecemos a interesarnos genuinamente por lo que pasa en nuestra sociedad
Hace poco escuché la expresión “organizaciones de agenda”, que hace referencia a instituciones que se interesan por determinada problemática social solo cuando se acerca una fecha en la que se conmemora. Un ejemplo sería que una empresa empiece a interesarse por la violencia de género que puede sufrir sus miembros porque se está en el mes de marzo. La situación en sí no es mala, pues nunca está de más hablar este tipo de temas; el problema es que se haga solamente durante ese mes y que el resto del año el asunto pase inadvertido.
Otro ejemplo más patente, es que se hable sobre los problemas que afectan a la comunidad LGBTIQA+ en junio porque, nuevamente, se trata de fechas conmemorativas. Si nos ponemos a reflexionar, esta situación se da con más frecuencia de lo que nos damos cuenta. Hablar sobre cierto tema se ha vuelto cosa del día a día, la relevancia que le da la población no dura más de un mes.
Cuando un tema social toma relevancia durante un determinado tiempo contribuye a que nuevas personas lo conozcan y se interesen, pero también es crucial que se quede con ellos. Bajo esta premisa, es bueno que un tema se vuelva “de moda”, ya que el objeto de la existencia de fechas conmemorativas es hacer notar que algo está pasando, que existe una problemática alrededor que necesita soluciones. Lastimosamente, lo anterior no suele ocurrir, de modo que las “organizaciones de agenda”, han mutado a una sociedad de agenda. Como integrantes de una sociedad, damos importancia a cierta problemática únicamente mientras dura el auge o el apogeo del momento en el que la situación se vuelve visible por alguna razón.
Conversar activamente con quienes viven las consecuencias de la problemática permite conocer información valiosa y, más importante aún, da una idea de cómo usarla para ayudar y mejorar nuestro entorno. No hay peor forma de retroceder que por la ignorancia. Los conflictos sociales, económicos o políticos no se solucionarán de la noche a la mañana, pero entre más información obtengamos, nos volvemos más conscientes, y entre más consciente es una población, el progreso deja de ser añorado y empieza a convertirse en una realidad.
Ahora bien, el cambio es trabajo de todos, y eso incluye a nuestros gobernantes, que en cumplimiento de su deber tienen que proteger y velar por los derechos de cada persona. Las políticas públicas deben velar por dichas transformaciones sociales; sin embargo, ese no es el primer paso. En su posición de poder no deben dejar de preocuparse por la educación social de su población, para que en un futuro esta responda positivamente a las políticas implantadas y estas tengan efecto en la prosperidad de la sociedad. Los grandes aportes son la suma de los pequeños.
Dejemos de ser ciegos inconscientes a situaciones que atañen nuestra sociedad. Dejemos de cumplir con la check list del tema por el que debemos preocuparnos en el mes o en la semana y empecemos a interesarnos genuinamente por lo que pasa en nuestra sociedad y cómo desde nuestro pequeño círculo de influencia podemos aportar. Seamos curiosos, investiguemos, preguntemos, relacionemos con las personas que se enfrenten de primera mano a cierta para entender por qué es importante poner los temas sobre la mesa todo el año.
Estudiante de Ciencias Jurídicas
Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)