El silencio estratégico que mantuvo Cristina Kirchner durante la semana dejó a los mercados en la incertidumbre. ¿Por qué la accionista principal de la coalición de gobierno no gastó siquiera un tuit en explicitar si está a favor o en contra del plan que puso en marcha Silvina Batakis para enderezar una economía que, con Martín Guzmán, tenía destino de colapso? La duda es por qué pasaron de fatigar micrófonos con críticas al depuesto ministro al mutismo calculado. Mientras aturde el silencio, un gobernador clave del interior trazó ante Infobae un panorama desalentador.
La alarma crece porque el sigilo no evitó que los principales indicadores económicos terminaran empeorando: dólar y riesgo país por las nubes, bonos y acciones por el piso y una inflación récord que ubica a la Argentina entre los siete peores del mundo. Una crisis de crecimiento que coincidió con otra semana en la que Alberto Fernández acumuló decepciones. Desde las organizaciones sociales, la CGT y los gobernadores, que supieron ser sus aliados centrales, llegaron señales preocupantes.
La marcha piquetera no hizo más que escenificar el acto final del cese de hostilidades que había logrado el ministro de Desarrollo Sociales, Juan Zabaleta, con las organizaciones más combativas. Y, sobre todo, confirmó la ruptura de Juan Grabois, de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), con el presidente de la Nación, a quien presiona de manera personal para que firme un decreto que otorgue, a pura fuerza de lapicera, algo más que 1 punto del Producto en el pretendido -e incierto- “salario básico universal”.
En medio de la jornada de protestas, un video que se volvió viral expuso de manera descarnada y en todas sus dimensiones el drama de la pobreza y los límites de los planes sociales como herramienta de la asistencia que brinda el Estado a los más empobrecidos. Las imágenes empiezan con una niña durmiendo sobre el asfalto y un cartón, mientras su madre participa de la marcha que llegó hasta Plaza de Mayo para pedir más subsidios. “La plata no alcanza para nada, los planes sociales los están cerrando. ¿Qué quieren, que trabajemos de 8 de la mañana a 5 de la tarde por la misma plata que nos pagan? Nos quieren mandar a trabajar a la calle y no es justo, porque toda la vida vivimos trabajando de esto”, respondió la joven entrevistada.
El video cristalizó uno de los conflictos centrales que hay en el Frente de Todos -que de manera progresiva se convierte en el Frente de pocos- que es la discusión por la política social. Cristina Kirchner impuso el tema en agenda y, si bien el foco quedó en la pelea con el Movimiento Evita, el planteo de la vicepresidenta abrió la discusión sobre los extravíos en los que cayó la asistencia a los sectores postergados.
Desde la crítica a que los niños estén en las marchas y no en las escuelas, a la dinámica cuasi extorsiva de marcha por planes que terminan en más marchas y más planes, como así también la extensión de generación a generación que subsisten por subsidios regenteados por organizaciones no estatales que distribuyen fondos públicos.
La discusión que planteó la vicepresidenta sobre la necesidad de salir de ese esquema desvirtuado quedó subsumida a la lógica del internismo. Y la discusión sobre el salario o el ingreso básico universal también terminó, en simultáneo, atenazada por los tironeos entre los que apoyan o los que rechazan a los socios políticos de Alberto Fernández.
“Esperamos un decreto del presidente para resolver las cosas rápido. Siempre hay excusas burocráticas, pero los problemas de los sectores de poder se resuelven de un día para el otro”, planteó como un ultimátum Juan Grabois al finalizar el jueves de marchas.
Con pocas horas de diferencias ocurrió el anuncio de la protesta de la CGT -en boca de Héctor Daer, que supo ser el aliado más fiel de Alberto Fernández en el movimiento obrero- que se hará el 17 de agosto y se convertirá en la primera manifestación de la central obrera, tras casi tres años de gobierno peronista.
“Queremos una salida que priorice a los argentinos y que esta salida sea lo antes posible”, dijo un críptico Daer que, en su condición de uno de los tres secretarios generales de la central obrera fue el primero que se entrevistó en el Senado con la jefa del Frente de Todos. Y con más ánimo de desorientar que de aclarar dijo “no se trata de estar a favor o en contra” de la política económica oficial. Como estar a favor de todo lo bueno y en contra de todo lo malo.
Gobernadores en silencio
“Nosotros no vamos a ser parte del problema, queremos ser parte de la solución”, resume uno de los gobernadores del interior de mayor predicamento entre sus colegas, que habla pero con reserva de identidad, en medio de una fuerte incertidumbre que generó la atropellada renuncia de Martín Guzmán.
No se ahorra descalificaciones por el portazo del discípulo de Joseph Stiglitz. pero asienta en Alberto Fernández la responsabilidad por sostener a un profesor de la Universidad de Columbia sin experiencia de gestión ni compromiso político. “Hizo un daño enorme, no al Presidente o al Frente de Todos, sino a la economía y a todos los argentinos”, afirma.
“Pero es culpa de Alberto y sus amigos porteños, que sólo piensan para gobernar en el AMBA, esa palabra nueva que inventaron para cagar a las provincias”, asegura, no sin fastidio. Y aclara que los gobernadores dieron un voto de confianza al plan de Silvina Batakis, pero sin exagerar.
Sabe que dependen de su firma para la estabilidad presupuestaria, aunque advierte que, si hay un colapso, “los que peor la van a pasar son los que viven en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, porque la mayoría de las provincias están equilibradas o pueden aguantar”.
“Es Kicillof el que peor la va a pasar si Batakis no da en la tecla, pero si fuera Rodríguez Larreta, estaría un poco más preocupado. ¿O a dónde creen que se van a hacer las marchas? No sé si después la gente va a poder diferenciar”, exagera, con una malicia en clave electoral.
Se trata de un panorama sombrío coincidió con el que planteó anteanoche Elisa Carrió en el cierre del curso “Qué es la libertad, la república y la democracia” que el Instituto Hannah Arendt brindó en los meses de junio y julio. Al lado del diputado ultra macrista Hernán Lombardi y del ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana.
“Se está cayendo, como lo dije hace dos semanas, un gobierno entero y el propio peronismo. Y esto significa una situación anárquica”, afirmó Carrió en un largo discurso en el que mechó como es su costumbre análisis político, el cosmos, sus maridos y la religión. Sintonizó, sin querer, con lo que piensan muchos en el Frente de Todos, mientras Cristina Kirchner persiste en el silencio estratégico y los gestos sordos.
Termina una semana que para Alberto Fernández, y parafraseando a su tocayo Macedonio, a su lado había tan pocos que, si faltaba uno más, no cabía.
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