Uno de los hitos clave en el grupo fue la adquisición de la compañía de servicios de ingeniería digital GlobalLogic en 2021, que significó una operación de u$s9.500 millones. Con esto, se sumó un capital humano altamente especializado de más de 21.000 trabajadores en más de 14 países, entre ellos Argentina y Chile, en América Latina. En la actualidad el negocio TI del Grupo Hitachi representa más del 22% de los ingresos globales.
Hoy la compañía se enfoca en I+D (Investigación y Desarrollo) de tecnologías como Software de Inteligencia Artificial Empresarial, Almacenamiento y Procesamiento de Datos Digitales, Infraestructura Digital y Automatización Industrial. En el país administran y protegen toda la información impositiva a nivel nacional y el 95% de los datos del Gobierno porteño, además de tener de clientes a los tres principales bancos comerciales privados, entre otros.
En diálogo con Ámbito, el CEO de Hitachi Vantara para América Latina, Daniel Scarafia, repasó los vaivenes de la pandemia, analizó el futuro del sector y describió cómo es el clima de negocios en el país. “Los que hacemos negocios en la Argentina estamos acostumbrados a trabajar en un entorno volátil”, afirmó, y destacó que a pesar de las restricciones al acceso de dólares, no hubo mayores inconvenientes.
“Hoy se compra tecnología al tipo de cambio oficial y se invierte para el futuro, que se valora a nivel internacional en dólares, con lo cual es muy buena inversión si tenés excedente de caja”, señaló.
Periodista: ¿Cuál es hoy el foco de la compañía?
Daniel Scarafia: El mundo va a pertenecer a los data drivers, que son las empresas con capacidad para administrar y sacar provecho de toda la información hacia adelante. Creemos que la economía va a para ese lado, y que todas las empresas están en esa carrera, focalizado en el manejo de la información. Nosotros fuimos uno de los creadores de los sistemas masivos centralizados hace 35 años y a partir de eso desarrollamos tecnología para el mundo actual. Es todo lo que está detrás de las empresas para almacenar, proteger, cuidar y explotar toda la información que pasa por su negocio.
P.: ¿Hacia dónde va la economía del conocimiento?
D. S.: La economía del conocimiento hoy vende mucho. La gente se olvida que todo eso está montado sobre una infraestructura y que existe un montón de compañías a nivel global que invierten en ese desarrollo para que ellos puedan hacer lo que hacen. No es magia. No se puede hacer una aplicación y que todo el mundo la vea sin los cimientos abajo. Hitachi siempre fue una empresa que invirtió en tecnología y crear desarrollo. Es la que crea esos cimientos y eso no se sabe.
P.: ¿A que lo atribuís?
D. S.: El negocio corporativo está restringido al grupo de gente que trabaja y entiende a la corporación, que no es la masividad, la gente son usuarios. Pero no solo en esta industria.
P.: ¿Cómo atravesaron la pandemia?
D.S.: Hay una tendencia grande del mercado, en cuanto a la transformación. No es nuevo lo de la nube, los cambios en las arquitecturas, donde nos pasamos a sistemas centralizados a distribuidos, luego a sistemas virtuales y ahora con contenedores y microservicios, cada vez más pequeñas, que eso apunta a dar la flexibilidad que cada empresa necesita. Todo eso tiene una consecuencia en infraestructura que va por detrás, y trabajamos muy fuerte en evolucionar nuestra oferta de tecnología para aggiornarnos a los que se necesita: nubes, cubernet, virtualización, protección de datos moderna, con sistema que protejan de ataques.
P.: ¿Cómo atravesaron la pandemia?
D.S.: La pandemia fue el principal acelerador de transformación digital de los últimos 20 años. Todo el mundo venía hablando de bajar costos, llegar a más gente, ser más competitivos y llegó la pandemia y dijeron: si no vamos para allá, desapareces, y eso fue terrible.
P.: ¿Por qué?
D.S.: Porque no todo el mundo estaba preparados, aunque muchos tenía proyectos en gateras. Había proyectos de cuatro o cinco años de ejecución y se hicieron en tres meses. La pandemia aceleró muchísimo la adopción de tecnología, y nosotros también cambiamos mucho. Tuvimos que adaptaron a esa velocidad.
P.: ¿En qué los favoreció?
D. S.: Creció mucho la adopción de nubes. La primera reacción contra la pandemia fue el crecimiento de la nube pública, porque es lo más rápido y real. Desarrollar una solución en un datacenter te lleva más tiempo. La nube estaba preparada, aunque tiene un límite. Hoy vemos un pico y vamos a entrar en un régimen, que va a ser la arquitectura que se va a implementar por excelente en todo el mercado, que llamamos nube híbrida.
P.: ¿En qué consístela nube híbrida?
D.S.: La tecnología de nube, que son las aplicaciones disponibles a través de un browser, que se accede desde cualquier lado, ya no va a ser solo posible de los proveedores de nubes públicas. Ese tipo de tecnología va a estar implementado también en los datacenter de los clientes, y van a tener toda una arquitectura de nube pública y privada, donde van a poder consumir de forma simultánea.
P.: ¿Eso puede cambiar al negocio tecnológico tal como lo conocemos?
D.S.: Los líderes van a ser aquellos que puedan logar los business data drivers, o sea, aquellos que manejen sus datos, y por eso, los datos pasan a ser el capital más importante. Vos tenés que ser el dueño de los datos, pero tenés que tener un lugar para guardarlos, la posibilidad de llevarlos y traerlos, mantenerlos en on, tener la custodia y protección. El mundo evoluciona a soluciones donde muchas veces hay cosas que son mejores correarlas en un lugar y otras vez, en otro. Hay que tener flexibilidad para buscar la mejor posición para tu proyecto de acuerdo a la eficacidad e importancia que tienen.
P.: ¿Y qué se recomienda?
D.S.: Ningún extremo es malo, lo mejor es el equilibrio. Llevar todo a la nube es una tendencia en algún momento en algunas compañías y da mucha flexibilidad, pero claramente tiene algunas consecuencias, como dejar de controlar mucho de tu capital. Y quedar sin ello también implicar perderte de algo. Esa intersección es el equilibrio que hoy vemos, al que llamamos nube híbrida, es lo que viene.
P.: ¿Cómo son las estrategias de seguridad de datos para evitar ataques, robos de datos o infiltraciones?
D.S.: Hoy en las empresas de América Latina hay dos puntos que no dejan dormir a los gerentes generales: los costos y seguridad. Es más, las brechas en seguridad son los que más costos generan. Hay bancos que estuvieron fuera de operación semanas, otros que tuvieron que pagar rescates. La pregunta es clarísima, pero en seguridad no hay una sola respuesta. Nosotros no somos proveedores de nube, sino que brindamos tecnología para las empresas habiliten sus nubes privadas y que trabajen o tenga relación con nubes públicas. Yo no puedo decir cómo trabajan esos proveedores en seguridad, pero sí lo que ofrecemos nosotros, que son protección de datos moderna, de muchas capas, que imposibilitan al que se infiltra que tenga tus datos de rehén.
P.: ¿Cómo funciona la seguridad por capas?
D.S.: Lo primero que tenés que impedir es la infiltración. Pero qué pasa si eso falla, ahí tenemos un momento de arquitectura de tecnología, con información encriptada, copiada en diferentes lugares, accesos que no son públicos, a los que no se llega. Se puede sincronizar de forma permanentemente la información de la nube pública y la privada. Hoy la seguridad de datos no es un antivirus o un backup, es una arquitectura completa pensada para todas las brechas de seguridad posibles. Incluso, si alguien internamente quiere hacer algo adrede o por error involuntario.
P.: ¿Cuáles son las perspectivas de la empresa a nivel regional?
D.S.: El año pasado tuvimos un rebote, que no fue el famoso rebote de gato muerto, porque fue muy fuerte. Recuperamos casi todo lo del 2020, sobretodo el impacto que sentimos en las compañías que tiene un híbrido entre mundo tradicional y digital. Por la incertidumbre que generó la pandemia se dilataron inversiones. Pero el año pasado lo recuperamos y crecimos respecto del 2018 y 2019. América Latina creció 50% en 2021, pero tenemos países como Brasil creció 100%. Argentina creció 22%, y es un número muy bueno. Para este año esperamos consolidar ese crecimiento, tenemos una buena inercia. Es un año complejo a nivel político en América Latina, con elecciones, y eso hace que la inversión pública es más lenta. No significa que no se haga, pero hay que esperara los nuevos gobiernos, sus planes.
P.: ¿Cuáles son los sectores que más invierten en tecnología?
D.S.: La banca, retail, telecomunicaciones.
P.: Y en cuanto a la Argentina, ¿qué se espera en materia de inversiones?
D.S.: Tengo 48 años y nací acá, viví acá toda mi vida. Es como ir en un camión con curvas y de a ratos aparece una recta larga. Los que hacemos negocios en la Argentina estamos acostumbrados a trabajar en un entorno que sabemos que es volátil, que va de un lado para otro, que podemos tener temas económicos, como la inflación ahora. Tuvimos una devaluación abrupta en la época anterior, y cada gobierno tiene algo. Pero en el empresariado argentino ya tenemos la dinámica y gimnasia para movernos en estos entornos. De hecho, el año pasado crecimos a pesar la relativa crisis.
P.: Argentina siempre es tierra de oportunidades…
D.S.: Apuesto mucho por mi país. El capital humano, la educación, el talento, hace que el sector de la tecnología sea muy pujante, y se invierta mucho. Los argentinos son los que impulsan muchas veces los cambios en el continente, y lo vemos con nuestros unicornios. Tengo una muy buena perspectiva para 2022.
P.: ¿Cómo evalúan el acceso al mercado de dólares?
D.S.: No hemos tenido problemas en general. Con las restricciones hemos podido importar bienes de capital, que la compañía necesita. El acceso no es una limitante. Hay un proceso y hay que seguirlo, en algún caso puede haber una demora en girar o pagar en una factura, pero nosotros además tenemos mucho valor local. Más de la mitad de nuestra facturación es de servicios locales. Si bien importamos tecnología, esa tecnología empuja mucha creación de valor local.
P.: ¿Y sus clientes se vieron afectados con el acceso a los dólares?
D.S.: Es igual, porque cuando compra tecnología sobre eso hay una capa de trabajo de desarrollo. No hemos tenido problemas. Todos los que trabajan en este sector lo entiende, y saben que es fundamental la tecnología para el desarrollo del sector. Hemos venido trabajando muy bien.
P.: ¿Cómo observa el clima de negocios en el país?
D.S.: Es positivo. La política actual hace que las empresas busquen la manera de reinvertir sus ingresos que tienen en moneda local, aunque es complejo sostener eso en algo que se valore en el tiempo. Hoy las empresas no pueden salir a comprar dólares para ponerlos en una caja de ahorro, entonces necesitan que ese dinero funcione y vuelva al negocio. Y hoy se compra tecnología al tipo de cambio oficial e invierten para el futuro de la compañía, que se valora a nivel internacional en dólares, con lo cual es muy buena inversión si tenés excedente de caja. Es un muy buen negocio y una gran posibilidad.
P.: ¿Dónde se imagina a Hitachi Vantara dentro de los próximos 20 o 40 años?
D.S.: En el mundo hubo muchas olas en estos 100 años, y lo primero que veo es que vamos a seguir estando acá, seguro. Esta compañía mezcla la cultura japonesa con la americana. Por un lado se enfoca en lo conservador y la calidad a largo plazo, y el americano le agrega procesos, mucho nivel, buen marketing. Tenemos una mezcla que muy pocas empresas tienen en el mundo. El gran desafío es cómo vamos a estar en los próximos años. La apuesta en tecnología es transformarnos en un proveedor de soluciones para el manejo de información en todos los ambientes y territorios. Miramos el futuro, pero no hay que perder la visión del presente.