22 de junio de 1986. La aguja del reloj había pasado ya el límite del mediodía. El calor era extremo en el Estadio Azteca. La selección argentina de fútbol se jugaba mucho más que un partido de cuartos de final del mundial. Corrían 51 minutos del duelo cuando sucedió: después de una carambola, la pelota subió al cielo y él corrió, como lo hacía siempre, para buscarla. Con su 1.65 metros, se agigantó para ganarle en lo alto Peter Shilton, que lo superaba en más de 20 centímetros. Todo fue muy rápido. Salió corriendo hacia un costado, mirando cada tanto al árbitro de reojo. El grito fue el de todo un país. Diego Maradona acababa de firmar la primera obra de arte de ese día: La Mano de Dios.
La fecha no fue elegida al azar. Se cumplen 36 años de aquella tarde épica en la que nuestro número 10 empezaba a confirmar que era el mejor jugador de la historia del fútbol. Por eso, la plataforma argentina de criptoarte Kephi Gallery subasta online una obra histórica inspirada en Maradona: el manuscrito de “La Mano de Dios”, canción creada por Alejandro Romero para ser interpretada por Rodrigo.
El precio de base será de un millón de BUSD (una moneda digitalizada cuyo valor está atado al dólar). El comprador se llevará el manuscrito original asociado a un NFT que garantiza su autenticidad. Ese escrito estuvo en manos del cuartetero, que le sumó la sigla INRI, que habría sido escrita en la cruz de Jesucristo. Así, el cantante, casi como un presagio, anticipaba que ese sería su último gran éxito.
“La mano de Dios”: La historia del tema
El tema tuvo ventas récord en Argentina con la interpretación de “El Potro’’, además de ser replicada en muchos países de América Latina y Europa, en distintos idiomas y cantada muchas veces por el mismísimo Diego Maradona. Recientemente, fue elegido para acompañar el trailer de Sueño Bendito, la biopic producida por Amazon sobre la vida del ídolo.
“Maestro, ¿le puedo pedir una? ¿Me cantás la mía?”. Así Diego Maradona le dijo a Alejandro Romero en el primer cumpleaños de su hija Dalma después de la muerte de Rodrigo, en abril de 2001. Invitado por Claudia, Alejandro Romero conoció a quien fue su inspiración. “Agarré la viola y tuve que cerrar los ojos para cantar ¡Me estaba mirando el Diego! Era una situación de altura y yo tengo mucho vértigo. Cuando abro los ojos a mitad de la canción, veo que Diego está ahí tirado en el piso disfrutando con una sonrisa en la boca. Fue un momento muy emocionante. Increíble.”, recordó el compositor.
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