Carlos Blanco se posiciona como un emprendedor de startups tecnológicas y reúne más de veinticinco años de experiencia en el terreno. A lo largo de su trayectoria ha fundado más de veinte startups y también ha actuado como inversor en alrededor de 140 empresas y cinco Business Angels.
Según Blanco, a pesar de no haber tenido experiencia directa con startups surgidas del ambiente universitario, al observarlas tiene claro que es difícil convertir un proyecto como este en algo rentable. “Muy pocas veces ocurre, tenemos pocos casos de éxito” asegura, algo que achaca a la falta de experiencia y conocimiento del mercado, la parte comercial y de marketing entre otras. Conocer el entorno empresarial es clave para el éxito. Por ello, aconseja “primero aprender y después emprender” y considera que la mejor manera de lograrlo es participar en otras startups ya creadas, principalmente que se dediquen al sector que motive a la persona. Una vez esa startup ya se haya consolidado y el emprendedor haya adquirido la experiencia suficiente será capaz de llevar a cabo su propio proyecto.
Siguiendo estas premisas, no ve como algo positivo emprender por necesidad. Explica que es más difícil hacer que una startup tenga éxito a conseguir trabajo a pesar de no ser, actualmente, algo fácil en España. Reincide en sus anteriores palabras indicando que primero hay que aprender, luego trabajar y por último emprender.
Carlos Blanco también cuenta con una serie de observaciones que aplica a la hora de invertir en una empresa o startup. Una de ellas es analizar al equipo fundador, concretamente al líder. El equipo ha de ser multidisciplinar y con diferentes perfiles que se ajusten a cada proyecto. Cada tipo de startup requiere de unos socios cofundadores distintos, ante lo cual Blanco explica “la mayoría de los emprendedores, en especial los jóvenes, se olvidan de escoger en el equipo inicial a las personas adecuadas”.
En este aspecto de equipos variados, también ve como algo positivo la colaboración entre personas de procedencia latinoamericana y española. Sin embargo, opina que ambos equipos deberían trabajar en departamentos distintos y siempre que haya miembros del equipo fundador en las dos sedes. Además, describe al mercado latinoamericano como un sector en el que, al conocerlo menos, hay que tener más cuidado con los elementos geopolíticos, las cuestiones políticas y la moneda. Con sus propias palabras: “genera unas complejidades mucho mayores dado el nivel más alto de incertidumbre política y las altas fluctuaciones que hay en algunos países”.
Volviendo a España, concretamente a Canarias, Blanco ha conocido algunas startups del archipiélago, aunque asegura que son pocas las que tienen éxito. “Es un tema estadístico” asegura, “hay algunos inversores como Aceleradora y el fondo de Archipiélago, pero startups de éxito canarias no están saliendo”. En casos como el de la isla de La Palma, no ve ningún potencial a la hora de crear una startup y en Canarias esa expectativa no es mayor. Explica que ahora mismo este tipo de negocio se concentra más en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.
Esta concentración en las grandes urbes se ve acompañada, actualmente, de una mayor disponibilidad de dinero a la hora de invertir en fases cada vez más iniciales. Además, la oferta de buenas ideas o proyectos no es escasa para la opinión de Carlos Blanco. No cree que haya una “mayor” tendencia a invertir en estas etapas tempranas, “llevamos muchos años con la misma tendencia”. Por otro lado, estas startups necesitan reunir un cierto atractivo para los emprendedores. Un equipo que tenga un buen track record es importante y algo muy valorado por los inversores. En su defecto, si no cuenta con esta experiencia, recomienda que al menos tenga unas técnicas iniciales que resulten interesantes.
Respecto a la tokenización de las startups comenta que se encuentra como socio en varias compañías blockchain. Asegura que “es algo que está aquí y va a venir de forma inmediata”, lo cual generará un aumento de negocios dedicados al blockchain
Como inversor es consciente de las dificultades que existen en su profesión. Por ello recomienda que quien quiera dedicarse a invertir, sobre todo en startups en fase temprana, tiene que hacerlo con un “dinero que necesite en 8 años”, incluso recomienda que lo haga si tiene un patrimonio “interesante”. Destaca la importancia de no hacerlo con intención de vivir de la inversión como modelo de trabajo.