La inquietante y acogedora araña de Louise Bourgeois que Hauser and Wirth puso a la venta en su estand de Art Basel (del 16 al 19 de junio) se despachó el pasado martes aparentemente sin necesidad regateos, por exactamente el precio de salida que había fijado la megagalería: 40 millones de dólares (38,2 millones de euros). En poco más de 48 horas desde la apertura de la feria a los coleccionistas, la galería Pace colocó un óleo de la expresionista abstracta Joan Mitchell, Bergerie, por 16,5 millones de dólares; un coleccionista adquirió en la galería Gray un cuadro de la émula de Andy Warhol Elaine Sturtevant (John’s Flag) a un precio de 3 millones, y la belga Xavier Hufkens cerró la transacción de un lienzo del colorista Milton Avery, Bikini Bather, por 2,5. Son solo algunos ejemplos —de los más llamativos— de cómo Art Basel fluye por el camino previsto. Grandes nombres del arte del siglo XX, pintura y en menor medida escultura, se están llevando el grueso del pastel de las ventas. También están obteniendo buenos resultados las creaciones estrictamente contemporáneas, obras realizadas en torno a 2021 y 2022.
Tras las dos jornadas dedicadas en exclusiva a los coleccionistas, la mayor feria de arte contemporáneo del mundo abre sus puertas este jueves al público general, que puede visitar lo más deslumbrante del fondo de 289 de las galerías más potentes del planeta, procedentes de 40 países diferentes. No es ni mucho menos la única oportunidad de disfrutar del mejor arte a lo largo de esta semana (y en algunos casos, más allá) en Basilea, una ciudad accesible y repleta de propuestas culturales en el corazón de la Europa más plácida y pudiente.
En paralelo a la feria, la propia Art Basel ofrece citas alternativas como Unlimited, una exposición comisariada por Giovanni Carmine que aspira a proporcionar una visión pormenorizada de la sucesión de estratos que componen la realidad del tiempo actual. Con obras de formato extragrande, la muestra aborda temas como la reciente puesta en cuestión de la representatividad de los monumentos públicos (a través de una escultura de Thomas J Price, Moments Contained, que reproduce a una joven vestida con un chándal representada con el lenguaje expresivo del arte clásico) o la desaparición de los pequeños comercios y la necesidad de generar un inventario de las profesiones en decadencia (de eso trata la pieza de Theaster Gates Hardware Store Painting, que exhibe toda la mercancía que se quedó sin vender tras el cierre de una ferretería familiar de Chicago en 2014). Son solo dos de las múltiples teclas que pulsa esta selección de trabajos que, señaló Carmine, cual reflejo de este mundo “contradictorio”, revelan el deseo inherente al arte de “crear cosas nuevas, así como entender la realidad y poner un cierto control al caos de la historia”.
De paseo por las coquetas y prohibitivas calles del casco antiguo de Basilea, también es posible encontrarse con algunas de las propuestas más novedosas y estimulantes del arte actual. Plazuelas, rotondas y edificios privados acogen las 22 obras de sitio específico que componen la muestra Parcours, igualmente parte del programa de Art Basel y comisariada por Samuel Leuenberger. Aquí se exhiben desde una estatua desnuda de la artista transexual Puppies Puppies al montón de esculturas aparentemente abandonadas a orillas del Rin que componen la instalación The Year of Living Dangerously, de Maria Loboda. También hay un programa de películas y vídeos que, como apuntó su comisaria, Filipa Ramos, está planteado como un artefacto “global, transgeneracional y centrado en el presente a la vez que en el futuro”.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
De vuelta al edificio circular de Herzog & De Meuron en el centro del recinto de Art Basel, el espacio patrocinado de Vive Arts, una empresa que proporciona soluciones tecnológicas a los artistas, acoge dos obras de realidad virtual creadas específicamente para la feria. Una es de la cineasta Wu Tsang y recrea un viaje poético por el fondo marino basado en la historia de Moby Dick. La segunda abre una mirilla al estudio del habitualmente hermético pintor alemán Albert Oehlen: en la realidad paralela de las gafas, podemos contemplar cómo un avatar del artista pinta uno de sus cuadros, revelando así su proceso, al ritmo de una música electrizante.
Otro colaborador de la feria, la red blockchain Tezos, se ha volcado en educar a espectadores y coleccionistas en la controvertida tecnología de los NFT. Esta plataforma sostenible presenta varias charlas y ha montado una caseta con obras de arte generativo donde los visitantes pueden crear sus propios tokens. “Queríamos encontrar la manera más sencilla de que la gente se abra su primera cartera de criptomonedas y coleccione su primera pieza”, explicó el relaciones públicas Mark Soares. En pleno crash de las criptomonedas y entre titulares de fraude y robos en importantes plataformas de venta, desde Tezos insisten en que el debate sobre los NFT puede y debe separarse del ámbito financiero de las divisas digitales (de hecho, ya es posible pagar NFT con medios tradicionales) así como de los llamados “coleccionables”, los cryptopunks, cryptokittens y demás monigotes de precios astronómicos que en realidad poco o nada tienen que ver con el arte. “Queremos hablar de cómo están usando esto los artistas, las galeristas, los museos. No es ni más ni menos que una nueva herramienta que se puede usar para comprar y vender obras”, abundó Reid Yager, el director de comunicación de la empresa, que subrayó que una de las principales innovaciones que traen consigo es que permiten a los artistas comerciar con sus obras sin necesidad de intermediarios: “Todo lo que necesitas es una conexión a internet y un perfil en redes sociales para poder compartir tu trabajo y que alguien pueda coleccionarlo”.
Aprovechando el tirón de la feria, los museos de la ciudad han sacado su artillería pesada. En el Kunstmuseum Basel se puede ver un cara a cara entre dos grandes maestros de todos los tiempos: el Greco y Picasso, de los que se exponen 80 obras que certifican la influencia que el pintor renacentista ejerció sobre el malagueño, en especial durante sus etapas azul y cubista, así como en sus retratos. La fabulosa Fondation Beyeler acaba de inaugurar la primera retrospectiva en 50 años de Mondrian en Suiza, un recorrido por la trayectoria del artista neoplasticista que también plantea otro cara a cara, en este caso del pintor consigo mismo: al colocar los paisajes de sus inicios junto a sus posteriores obras abstractas, se evidencia de manera innegable cómo Mondrian fue un referente fundamental para Mondrian. Hay más exposiciones con las que exprimir esta semana del arte en Basilea, que este año lidia con una dura competencia al coincidir en fechas con el inicio de la edición quinquenal de la Documenta de Kassel. ¿Ejemplos concretos? Emmanuel Van der Auwera en la HEK; Anne-Lise Coste en Kunsthaus Baselland, Anouk Kruithof en el Museum Tinguely, y Michael Armitage en Kunsthalle Basel.