El tema de los autónomos está dando mucho que hablar. La subida de cuotas que propone el ministro Escrivá y el plan de empresa previo a poder emprender solo suponen nuevas trabas para los autónomos españoles, quienes ya son la máxima expresión de la opresión y el desprestigio en España.
Vivimos en un país donde ser empresario no está bien considerado. La gente olvida que un empresario es un autónomo, que el 98 por ciento de nuestro tejido empresarial son PYMES y que, de estas, más del 90% son micropymes. La gente olvida que un total de 1.612.736 autónomos sacan adelante solos su negocio en España y que el autónomo es el frutero, el peluquero, el carnicero…
Cuando escuchas en UGT insultos al empresario (recuerdo, el autónomo), no queda otra que indignarse. Sobre todo, cuando el propio sindicato tiene un apartado para autónomos porque los considera trabajadores. Si existen los sindicatos es gracias a los autónomos que abren empresas y negocios y, si existe sector público, también es gracias a eso. ¿O es que la gente piensa que su trabajo sale de un árbol?
¿Qué el trabajador genera riqueza?, por supuesto. ¿Qué el trabajador merece las mejores condiciones?, sin duda. Pero creo que puedo decir, por experiencia, que ese autónomo que abre un negocio quiere pagar el máximo salario posible. Pero la realidad es que esto no es tan sencillo por todos los gastos que enfrentan por norma general: el alquiler, la luz por los aires, la gasolina por las nubes, la subida de las cotizaciones a la Seguridad Social al infinito y más allá, la pérdida de capacidad de exenciones en el IRPF, el propio IRPF, los salarios más el 30% de cotización a la SS… Por no hablar de las retenciones que practica el Estado al trabajador.
Es complicado arriesgar cuando tienes todo en contra, pero necesitamos gente que se la “juegue”. Montar un proyecto es invertir dinero, tiempo, sueños… es hipotecar tus bienes presentes y futuros sabiendo que puede salir mal. ¿Podemos empezar a valorar eso también?
Las bajadas de impuestos son fundamentales, la atracción de inversores y fondos, más aún, conseguir que se quede el talento, ni les cuento.
Ayuso ha apostado por la cultura del emprendimiento -se va a poder acceder a crédito durante la carrera para emprender- y esto es, sin duda, una de las apuestas más bonitas que se puede hacer por los jóvenes. Es creer en ellos. La presienta cree en jóvenes sin adoctrinar, jóvenes que rompan moldes y no quieran vivir de las pagas comunistas en las que intenta subsumirnos el PSOE. La mejor apuesta por el joven, por ese chaval que conoces, es una buena educación y un cambio de mentalidad: destetarse de papá Estado.
Liberalismo en su máxima expresión: poder ser libre para elegir tu vida y que, si un día necesitas de la Administración, ahí esté. Pero que no moleste, que no sea gigantástica, sino eficiente. Nos queda camino, pero vamos por el correcto, por el camino de la libertad. ¿Su fin?, que nadie te haga preso de políticas comunistas como pretende Sánchez.
Liberarnos del comunismo es nuestro mayor acto de rebeldía.